Pfizer dijo que los datos de Israel y Estados Unidos sugieren que la eficacia de su vacuna contra la COVID-19 disminuye con el tiempo y afirmó que las dosis de refuerzo son eficaces para hacer frente a las nuevas variantes del virus.
Las autoridades sanitarias federales anunciaron hace dos semanas la fecha del 20 de septiembre para intentar poner en marcha las vacunas de refuerzo para el público en general, aunque un estudio reciente de varios científicos de alto nivel de la Organización Mundial de la Salud y de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) concluyó que la población en general no necesita una dosis de refuerzo.
«Los datos del mundo real de Israel y Estados Unidos sugieren que las tasas de infecciones posvacunación aumentan más rápidamente en los individuos que fueron vacunados antes en las campañas de vacunación, en comparación con los que han sido vacunados más recientemente», dijo Pfizer en un documento esta semana, que fue publicado en la página web de la FDA.
Y las pruebas de los estudios indican que la «disminución observada de la eficacia de la vacuna contra las infecciones por la COVID-19 se debe principalmente a la disminución de las respuestas inmunitarias a la vacuna a lo largo del tiempo y no a que la variante Delta escape a la protección de la vacuna», dijo Pfizer.
Basándose en sus datos, Pfizer dijo que deben administrarse dosis de refuerzo a todas las personas de 16 años o más seis meses después de haber recibido la segunda dosis de la vacuna de ARNm.
El gigante farmacéutico, que se asoció con BioNTech para su vacuna, citó un estudio del gigante de la atención médica Kaiser Permanente que sugería que la protección contra la infección por COVID-19 descendía del 88 por ciento en el primer mes de recibir la segunda dosis al 47 por ciento después de cinco meses.
La empresa está tratando de aportar datos antes de una reunión crucial de la FDA que tendrá lugar el viernes, en la que está previsto que un grupo de expertos debata y vote sobre la conveniencia de recomendar vacunas de refuerzo, o una tercera dosis.
Pero en un estudio publicado por The Lancet el lunes, dos altos revisores de vacunas de la FDA que se espera que dejen la agencia pronto y más de una docena de investigadores de alto nivel argumentaron que las vacunas de refuerzo no son necesarias para la población general. Argumentaron que los posibles efectos secundarios de las dosis adicionales podrían ser mayores que los beneficios, alegando que tal fenómeno aumentaría en realidad las dudas sobre las vacunas.
«Las pruebas actuales no (…) parecen mostrar la necesidad de reforzar la vacuna en la población general, en la que la eficacia contra la enfermedad grave sigue siendo alta», dice el estudio publicado en la revista Lancet. «Incluso si finalmente se demostrara que el refuerzo disminuye el riesgo de enfermedad grave a medio plazo, los suministros actuales de vacunas podrían salvar más vidas si se utilizaran en poblaciones previamente no vacunadas», escribieron los autores.
Mientras tanto, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, emitió hace unas semanas una declaración muy dura en la que pedía a las naciones más ricas, incluido Estados Unidos, una moratoria de las vacunas de refuerzo hasta finales de este año. Debido a que las empresas están aumentando la producción de las dosis adicionales de vacunas, esto priva a las naciones más pobres de las vacunas iniciales, argumentó en una conferencia de prensa.
«No me quedaré callado cuando las empresas y los países que controlan el suministro mundial de vacunas piensen que los pobres del mundo deben conformarse con las sobras», dijo en una conferencia de prensa el 8 de septiembre. «Debido a que los fabricantes han priorizado o se han visto legalmente obligados a cumplir acuerdos bilaterales con los países ricos dispuestos a pagar mucho dinero, los países de bajos ingresos se han visto privados de las herramientas para proteger a su gente».
La COVID-19 es la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
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