Alrededor de 3000 franceses que trabajan en el sector médico y asistencial fueron suspendidos del trabajo por decidir no vacunarse contra el virus del PCCh antes de un plazo impuesto por el gobierno, anunció el jueves el ministro de Sanidad de Francia.
Hace dos meses, el presidente Emanuel Macron ordenó al personal de hospitales, técnicos de ambulancias, trabajadores de residencias de ancianos, médicos, miembros del cuerpo de bomberos y personas que cuidan de ancianos o enfermos en sus casas —unos 2.6 millones de empleados en total— que se vacunaran contra COVID-19 antes del 15 de septiembre.
«Ayer se aplicaron unas 3000 suspensiones al personal de los centros de salud y asistencia social que aún no habían iniciado el proceso de vacunación», declaró Olivier Veran a la radio francesa RTL.
«La mayoría de las suspensiones son solo temporales… muchos de ellos han decidido vacunarse al ver que la orden de vacunación es una realidad», añadió.
Según el diario local Nice Matin, cerca de 450 trabajadores sanitarios han sido suspendidos en un hospital de la ciudad de Niza, en el sur de Francia.
El gobierno francés informó el 7 de septiembre de que alrededor del 86 por ciento del personal de las residencias de ancianos y de los establecimientos sanitarios había recibido dos vacunas, lo que significa que un total de 300,000 empleados del sector asistencial siguen sin vacunarse.
Los empleados que no se vacunen podrían ser despedidos de su trabajo o se les suspenderá el sueldo, dijeron las autoridades al anunciar la nueva orden a principios de este año, aunque un tribunal superior de Francia ha prohibido a los empresarios despedir al personal del sector médico y asistencial.
«A partir del 15 de septiembre, si eres un cuidador y no estás vacunado, ya no podrás trabajar y no te pagarán», dijo Veran durante una entrevista con el LCI de Francia a principios de esta semana, informó AA.
Los trabajadores sanitarios que solo hayan recibido una dosis de la vacuna tendrán que someterse a una prueba del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) cada tres días hasta que hayan completado la segunda dosis—el 15 de octubre es la fecha límite para la administración de ambas vacunas.
Las empresas y los empleadores están sujetos a sanciones si no cumplen con la orden de Macron y reciben multas de 160 dólares (135 euros) que pueden subir hasta 4430 dólares (3750 euros) si se les multa tres veces en un mes, informó Les Dernières Nouvelles d’Alsace. Las sanciones también pueden ir acompañadas de seis meses de prisión.
Algunos hospitales han expresado previamente su preocupación por que los despidos masivos provoquen escasez de personal.
Emmanuel Chignon consiguió mantener su residencia de ancianos en el oeste de Francia en funcionamiento durante lo peor de la pandemia del virus del PCC, pero ahora se enfrenta a una nueva crisis: el personal que prefiere renunciar a cumplir con la orden del gobierno de que se vacunen.
«Tenemos la sensación de estar viviendo una tercera oleada, pero esta vez de recursos humanos», dijo Chignon el martes en la residencia de ancianos que dirige en Burdeos, al suroeste de París.
Vanessa Perotti, trabajadora sanitaria del «Hopital Beaujon» de Clichy, un suburbio parisino de clase trabajadora, también se encuentra entre los trabajadores que decidieron no vacunarse y, en su lugar, dejar su trabajo en el ámbito médico.
Thierry Paysant, funcionario de seguridad contra incendios del sistema hospitalario público de Niza, adoptó otra actitud y montó una tienda de campaña frente a la abadía de Saint-Pons de la ciudad, y colocó una pancarta con la leyenda «Huelga de hambre» en grandes letras rojas.
«Llegaremos hasta donde seamos capaces de llegar», dijo Paysant fuera de la abadía, donde también había instalado una estufa de acampada.
Añadió que no estaba en contra de la vacunación en sí, pero se opone a que se obligue a la gente a vacunarse o a arriesgarse a perder su trabajo.
«Es difícil de digerir», dijo. «Se impuso de forma violenta».
Algunos medios de comunicación han intentado caracterizar las manifestaciones contra los pasaportes de vacunas, que el gobierno francés denomina pase sanitario, como «antivacunas», pero muchos manifestantes han dicho que están en contra de los pasaportes de vacunas y de las órdenes, no de las vacunas en sí.
Los pasaportes de vacunación han sido señalados por una serie de organizaciones, incluyendo grupos de libertades civiles, como la creación de una sociedad de dos niveles de vacunados y no vacunados.
Con información de Reuters.
De NTD News
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