Durante la adolescencia, los hijos incrementan sus relaciones sociales y pasan más tiempo fuera de casa. Esto puede llegar a ser todo un desafío para los padres, que ven limitada su influencia sobre ellos, enfrentando preocupación y ansiedad. Rosa Deustúa, madre de tres hijas, es un claro ejemplo de esto.
A sus 64 años, Deustúa es una madre que atravesó infortunios y problemas familiares que dañaron su salud y su carácter, pero no desistió y pudo sobreponerse a las adversidades dando un giro a su vida. En entrevista para The Epoch Times, contó cómo logró recuperar su salud y la armonía en su familia.
Deustúa nació en Teziutlán, una importante ciudad comercial en una zona de escabrosas serranías del centro de México. Tiene una numerosa familia, formada de 9 hermanos, además de su esposo y tres hijas.
Desde temprana edad, Deustúa enfrentó pérdidas y adversidades: cuando tenía 8 años su madre falleció, teniendo que quedar al frente del cuidado de sus hermanos menores. Sin contar con el cuidado materno, careció de una infancia despreocupada, como el común de los niños de su edad.
Se casó siendo muy joven y en su matrimonio encontró problemas debido al alcoholismo y enfermedades de su esposo. Aunque Deustúa recuerda que la relación con sus hijas nunca fue mala, dijo que cuando llegaron a la adolescencia comenzaron a cambiar.
«Sabemos que es una etapa difícil», dijo. «Cuando llegan a la adolescencia conocen este mundo en que ya no hay valores, (…) mis hijas no eran la excepción, eso me afectaba muchísimo”.
Sus hijas comenzaron a frecuentar clubes nocturnos y llevaban una vida social que preocupa a su madre y le ocasionaba gran ansiedad, alterando más su fuerte carácter y acentuando una depresión que arrastraba desde años atrás.
“Recuerdo que iba a dejarlas (…) aunque no me gustara, y regresaba muy triste a mi casa”, agregó.
Cada vez que sus hijas salían a divertirse de noche, Deustúa sentía ansiedad y dolor: “Me quedaba con el alma en un hilo cuando las dejaba en ese lugar. Sin embargo, eran jóvenes, querían conocerlo, [pensaba que] si me oponía podía ser peor (…). Las llevaba, pero nunca perdía la oportunidad de hacerles ver que era un lugar impropio, al que yo veía como el mismo infierno”, recordó.
Sin embargo, todo esto fue despareciendo cuando conoció y comenzó a practicar Falun Dafa, una práctica de ejercicios suaves y meditación, enfocada en mejorar el estándar moral de las personas, basándose en principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Quienes practican regularmente obtiene beneficios en su salud física, mental y a nivel espiritual.
En cuanto Deustúa conoció Falun Dafa comenzó a experimentar la mejora de su temperamento y salud, pudo combatir su enojo, frustración y depresión. Por medio del libro Zhuan Falun, pudo «conocer cuál es realmente el origen de nuestras enfermedades», dijo.
A partir de ahí, su vida empezó a transformarse, pudo comprender y aceptar lo positivo de su existencia y, eventualmente, integrar a su familia.
Al ver los beneficios que traía a su vida, Deustúa quiso que sus hijas también practicaran Falun Dafa. “Pero ellas en ese momento estaban en su mundo”, dijo. Sin embargo, un tiempo después de ver cómo ella mejoraba, sus hijas empezaron a interesarse en Falun Dafa y dos de ellas comenzaron a practicar.
Para ese entonces, ella ya había desistido de tratar de convencerlas para que dejaran su vida social habitual. Se concentró en ser cada vez una mejor madre y esposa siguiendo los principios de Falun Dafa, y en ser constante en los ejercicios. Por eso le sorprendió que sus hijas por sí mismas quisieran también mejorar, y eso la hizo muy feliz.
“Las cosas eran tan diferentes porque mis hijas se empezaron a interesar en Falun Dafa. Empezaron a dejar de ser como cualquier adolescente, porque es lo que Falun Dafa hace, cambiar nuestras vidas, recobrar todos esos valores que están perdidos”, dijo.
Antes, cuando trataba de advertir a sus hijas sobre los peligros de ese ambiente, le contestaban con molestia, pero con el tiempo reconocieron que tenía razón.
“Hoy mis hijas me dicen: no te equivocabas mamá. Ahora sabemos que no te equivocabas, porque esa música es espantosa, ese lugar obscuro, alcohol, drogas, todo lo que hay en esos lugares es muy espantoso”, comentó Deustúa.
Mejoras en su vida matrimonial
Durante años, con grandes esfuerzos, Deustúa trataba de sobrellevar la vida al lado de su esposo, quien era aficionado a beber alcohol, lo que la hacía sufrir mucho y afectó su matrimonio de diversas formas. En algún momento, Deustúa llegó a pensar que para él eso era lo más fuerte. Se negaba a escucharla, por lo que empezó a ignorar eso y se enfocó en sus hijas.
«La relación como pareja se fue perdiendo, haciendo a un lado muchas cosas y discutía mucho con mi esposo por eso”, dijo.
“Ha sido lo más difícil que me ha tocado vivir, además de mi orfandad», comentó sobre la relación con su esposo. «Me preguntaba: ¿por qué? Primero me toca la orfandad y luego un marido así”, agregó.
“Era muy triste para mí y nunca imaginé que eso fuera a cambiar. Pero cambio”, comentó Deustúa.
Con el tiempo, su esposo comenzó a perder la vista y cuidar de él se volvió una responsabilidad más para ella. A pesar de los desafíos que eso representó, persistió en tratar de ayudar a su familia. Alentó a su esposo para que él también tratara de practicar Falun Dafa. Aunque al principio no obtuvo la respuesta esperada, finalmente sucedió.
“¿Cómo no te hice caso cuando me hablabas de todo esto?”, le dijo posteriormente su esposo.
A pesar de que sus problemas de salud persistieron, «ahora él hace los ejercicios, no lee porque ya no ve, pero llega a escuchar a veces [las lecciones de Falun Dafa en audio]», dijo. Él ahora recomienda hacer los ejercicios de Falun Dafa y va con Deustúa al sitio de práctica los fines de semana.
“Ahora todo es diferente, afortunadamente. Era difícil en su momento, pero a través de Falun Dafa todo se transformó”, dijo ella.
El regalo más grande
En los últimos años, Deustúa ha compartido esta «hermosa disciplina» con su familia.
«Mi esposo me acompaña, mis hijas me acompañan. Qué satisfacción más grande poder ver a tu familia integrada y además dentro de Falun Dafa», reconoce Deustúa.
Deustúa considera que las mejoras, integración y felicidad que ha recibido son el regalo más grande en su vida y ha impactado a su familia.
“Como mamá uno no está completa si tu familia no está en orden, como debe de ser”, dijo.
Al ver los cambios obtenidos en su salud física, emocional y espiritual, tanto en Deustúa como en su familia, inclusive otros familiares como dos de sus hermanas, un hermano, dos sobrinos y dos de sus cuñados comenzaron a interesarse en la práctica.
“Podría llamarlo el milagro más grande que he recibido, además de mi salud física, porque es como un paquete completo”, dijo.
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