Varios grupos internacionales de derechos han expresado su preocupación por la disminución de las libertades en Hong Kong, después de que un importante grupo de la sociedad civil de la ciudad gobernada por China anunciara el 15 de agosto su disolución, en medio de una inminente investigación policial.
El Civil Human Rights Front (CHRF), un grupo prodemocracia establecido en 2002, fue el organizador de algunas de las mayores concentraciones en la ciudad a lo largo de estos años. El 6 de junio de 2019, más de un millón de personas participaron en una marcha del CHRF, que también marcó el inicio del movimiento anti Partido Comunista Chino y prodemocracia de la ciudad. Días después, el 16 de junio, cerca de 2 millones de hongkoneses participaron en otra marcha.
En un comunicado publicado el domingo, el CHRF dijo que la decisión de disolverse fue unánime, tomada durante una reunión del grupo dos días antes.
«En el transcurso de más de un año, el gobierno [de Hong Kong], en nombre de la pandemia, rechazó continuamente las solicitudes de marcha del CHRF y de otras organizaciones», declaró el CHRF.
«Muchos de nuestros grupos miembros están sufriendo opresión, ya que la sociedad civil [de la ciudad] se enfrenta a desafíos sin precedentes».
El grupo dijo que originalmente había esperado «seguir enfrentando el desafío». Sin embargo, la opción de seguir luchando se hizo imposible ya que su secretaría —una oficina que incluye los puestos de un convocante, convocantes adjuntos y finanzas— no pudo mantener sus operaciones, debido al encarcelamiento de su convocante Figo Chan. Además, el grupo dijo que ningún miembro había expresado voluntad de asumir el trabajo de la secretaría para el próximo año.
Chan se encuentra actualmente entre rejas tras ser condenado a 18 meses de prisión en mayo por participar en una protesta no autorizada en 2019.
El grupo dijo que los activos del grupo, valorados en unos 1.6 millones de dólares de Hong Kong (unos 205,570 dólares), serán donados a «grupos apropiados».
El grupo también expresó su gratitud por haber podido acompañar a los hongkoneses en muchas protestas diferentes, como la lucha contra un proyecto de ley antisubversión conocido como Artículo 23 en 2003, el Movimiento de los Paraguas en 2014 y las marchas contra el proyecto de ley contra la extradición, ahora desechado, en 2019.
«Nuestros llamamientos resonaron en toda la ciudad, permitiendo que el mundo viese Hong Kong, dejando que la luz brillara en la oscuridad y que la democracia y la libertad se arraigasen en los corazones de la gente», según la declaración del CHRF.
El CHRF expresó su esperanza de que otros grupos puedan seguir comprometidos con sus valores para «apoyar a la sociedad civil [de Hong Kong]».
Tras el anuncio del CHRF, la policía de Hong Kong emitió un comunicado en el que afirmaba que el grupo no había cumplido con su solicitud de información anunciada en abril. La policía también declaró que los miembros de cualquier organización «siguen siendo penalmente responsables» de cualquier delito aunque la organización se disuelva.
Preocupación
Tanto Amnistía Internacional como la organización sin ánimo de lucro Hong Kong Democracy Council (HKDC), con sede en Washington, expresaron su preocupación por el estado de la sociedad hongkonesa, tras el anuncio del CHRF.
«El CHRF ha organizado, a menudo en estrecha colaboración con la policía, concentraciones pacíficas a gran escala en Hong Kong durante 20 años sin ser acusada de infringir ninguna ley», declaró Joshua Rosenzweig, director del equipo de China de Amnistía Internacional, en un comunicado.
Y añadió: «Su desaparición es una prueba más de que los derechos de los hongkoneses a la libertad de asociación, de expresión y de reunión pacífica ya no pueden darse por sentados bajo la obsesión de las autoridades por la «seguridad nacional».
El anuncio del CHRF se produjo menos de una semana después de que el mayor sindicato de profesores de la ciudad, el Sindicato Profesional de Profesores de Hong Kong (PTU), también se disolviera debido a la «drástica» situación política y social de Hong Kong. Según Rosenzweig, los dos incidentes no fueron casos aislados.
«El patrón de autocensura observado esta semana también señala un preocupante efecto dominó, ya que la draconiana ley de seguridad nacional de Hong Kong ha desencadenado una acelerada desaparición de los grupos independientes de la sociedad civil de la ciudad», declaró Rosenzweig.
Beijing impuso una draconiana ley de seguridad nacional en Hong Kong el verano pasado, castigando delitos vagamente definidos como la subversión con una pena máxima de cadena perpetua. Desde entonces, docenas de líderes de la oposición prodemocracia de la ciudad han escapado al extranjero, se enfrentan a un proceso judicial o están en la cárcel.
Samuel Chu, director gerente del HKDC, dijo que tanto el CHRF como el PTU habían sido «pilares de la sociedad civil de Hong Kong» y criticó al gobierno de Hong Kong por «intensificar su limpieza política», según un comunicado.
«Cerrar el espacio de la sociedad civil garantizaría que ningún grupo o individuo sea lo suficientemente visible y poderoso como para hacer responsable al régimen», declaró Chu.
Instó a Estados Unidos y al mundo libre a «seguir proporcionando apoyo técnico, moral y financiero a la sociedad civil de Hong Kong».
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