¿Qué lleva a un hombre cómodamente retirado, sin antecedentes penales ni afiliación política o religiosa conocida, sin siquiera una multa de tránsito, a perpetrar la peor masacre en la historia de Estados Unidos?
Esa es la pregunta que las autoridades en Las Vegas se hacen sobre Stephen Paddock, de 64 años, y todavía no encuentran respuesta.
Su vida está siendo objeto de un intenso escrutinio para determinar qué lo llevó a presentarse en el Mandalay Bay Hotel and Casino de Las Vegas con al menos 10 maletas llenas de armas y disparar desde su suite de la planta 32 contra los asistentes a un festival de música country, matando al menos a 59 personas e hiriendo a casi 530 más.
“Estamos indagando y siguiendo cada una de las pistas que podamos obtener en su pasado”, dijo el asistente del shérif del condado Clarck, Todd Fasulo, a los periodistas.
Fasulo reiteró que las autoridades creen que Paddock actuó solo y que no había ninguna amenaza contra Las Vegas. Las reivindicaciones del grupo ISIS han sido descartadas.
En una rueda de prensa anterior, el shérif Joseph Lombardo dijo no poder “meterse en la mente de un psicópata en este momento”.
Las autoridades saben que Paddock tenía predilección por las armas, por el video-póker de apuestas elevadas y por los acuerdos inmobiliarios.
Su padre era un notorio ladrón de bancos fugado.
Tenía una novia con la que vivía desde hace poco, dos exesposas y lo que parecía una vida confortable en una comunidad para jubilados en Nevada.
Poseía licencia de piloto y era dueño de dos aviones.
El hermano de Paddock, Eric, quien ha proporcionado gran parte de la información sobre el asesino, dice estar tan confundido como la policía en cuando al motivo. Su familia dijo que está “horrorizada y desconcertada”.
“¿De dónde diablos consiguió las armas? Era un tipo que vivía en Mesquite y conducía hasta Las Vegas para jugar a las apuestas”, señaló Eric.
Pero Paddock no solo tenía armas: tenía miras telescópicas y hasta mecanismos para convertir sus rifles en armas totalmente automáticas. Esos artefactos sustituyen la parte posterior de un arma con un soporte que abarca hasta el lugar donde se encuentra el gatillo. El dispositivo coloca el dedo del usuario en contacto con el gatillo y aprovecha el retroceso de los disparos para que el arma salte de atrás a adelante, manteniendo pulsado el gatillo.
“Esta culata de recambio convierte un fusil semiautomático en un arma que puede disparar entre 400 y 800 cartuchos por minuto”, explica la senadora por California, Dianne Feinstein, quien lleva tiempo haciendo campaña en contra de estos aditamentos.
Un fusil semiautomático dispara un proyectil por cada vez que se acciona el gatillo. En un arma totalmente automática, un solo accionamiento del gatillo hace que todos los cartuchos sean percutidos hasta que se acabe el cargado.
Los investigadores buscaban el lunes más pistas en la casa del sospechoso y en otra de sus propiedades, con la esperanza de encontrar documentos o videos que expliquen lo sucedido.
Pero hallen lo que hallen, para las 59 víctimas mortales y sus familias, para los cientos de heridos, para la ciudad de Las Vegas y para todo Estados Unidos, la matanza seguirá siendo un acto despiadado e irracional inexplicable.
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