El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, dijo el 29 de agosto que la «actitud de Washington hacia China» decidiría la forma en que ambos países trabajarían juntos en Afganistán, durante una llamada telefónica con el secretario de Estado de EE. UU., Anthony Blinken.
Yi no solo puso la condición para la cooperación bilateral, sino que también acusó a Estados Unidos de «luchar contra el terrorismo de forma selectiva», según un comunicado publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
El comunicado del ministerio chino detallaba las exigencias de Yi a Estados Unidos, y el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, emitió una breve declaración sobre la llamada.
Blinken y Yi hablaron de «la importancia de que la comunidad internacional haga que los talibanes rindan cuentas de los compromisos públicos que han contraído en relación con el paso seguro y la libertad de viajar de afganos y extranjeros».
La declaración de Price no ofreció ningún otro detalle sobre la llamada.
Yi dijo que la actitud de EE. UU. se medirá por sus acciones: Dejar de «desprestigiar y atacar» a Beijing y dejar de «socavar» la soberanía de China. Además, Yi dijo que Estados Unidos «debe tomar en serio» las «dos listas» y las «tres líneas de fondo» de China. Hacer lo que dijo China haría que los lazos bilaterales «volvieran a la senda» para cumplir los deseos de Beijing, añadió Yi.
No está claro a qué calumnias y ataques se refería Yi. En julio, el régimen chino también acusó a varios periodistas occidentales de «desprestigiar a China» después de que publicaran reportajes críticos con las políticas chinas sobre las inundaciones locales. La acusación, promovida a través de la prensa estatal china, dio lugar a que varios ciudadanos chinos acosaran y amenazaran a algunos reporteros occidentales que cubrían la catástrofe sobre el terreno.
Mientras tanto, los medios de comunicación chinos controlados por el Estado han estado publicando sus propios artículos negativos sobre Estados Unidos, por ejemplo, calificando a Estados Unidos de socio poco fiable dada su caótica retirada de Afganistán.
Beijing entregó las listas y las tres demandas a la subsecretaria de Estado de EE. UU., Wendy Sherman, cuando viajó a China a finales de julio para reunirse con Yi y su adjunto Xie Feng. Una de las listas pedía a EE. UU. que corrigiera sus «errores», incluida la revocación de las sanciones impuestas por EE. UU. a funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh).
Uno de los requisitos exige que Estados Unidos no «interfiera» en la gestión que el Partido Comunista Chino hace de los asuntos de las conflictivas regiones de Xinjiang, Tíbet y Hong Kong. Muchos gobiernos occidentales, incluido el de Estados Unidos, han denunciado a China por sus violaciones de los derechos humanos en las tres regiones, especialmente por la detención de más de un millón de uigures en Xinjiang.
El régimen comunista ha convertido la visita de Sherman a China —así como la reunión de marzo en Alaska, en la que Yi y el responsable de política exterior de China, Yang Jiechi, se pusieron al día con Blinken y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan— en una estrategia de propaganda.
Fue la segunda charla entre Blinken y Yi sobre Afganistán este mes. Según el Departamento de Estado, Blinken y Yi hablaron de la «situación de seguridad» en Afganistán durante la anterior llamada, el 16 de agosto, tras la caída de Kabul en manos de los talibanes.
Durante esa llamada, Yi dijo que China estaba dispuesta a «mantener la comunicación y el diálogo» con EE. UU. sobre cuestiones relacionadas con Afganistán, pero criticó la rápida retirada de EE. UU. por tener un «impacto severamente adverso» en la nación desgarrada por la guerra, según el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Queda por ver cuánto se beneficiaría realmente China de un Afganistán controlado por los talibanes.
«No estoy seguro de que China vaya a beneficiarse realmente porque ahora Beijing tiene que hacer algo que nunca ha hecho antes, que es gestionar una situación de seguridad muy difícil fuera de sus fronteras», dijo Gordon Chang, autor de «The Coming Collapse of China», durante un reciente seminario web de EpochTV.
Aparte de Afganistán, Yi también acusó a los funcionarios de inteligencia de EE. UU. de «cocinar» su informe sobre los orígenes del virus del PCCh, durante la última llamada con Blinken, según la declaración china. También exigió que Estados Unidos deje de «politizar» el rastreo del origen del virus.
El informe de los servicios de inteligencia de EE. UU., publicado el 27 de agosto, afirmaba que no podía llegar a una evaluación concluyente sobre los orígenes de la pandemia, dada la negativa de China a cooperar.
El virus del PCCh se originó en la ciudad central china de Wuhan. El informe concluyó que el virus podría haber procedido de un animal infectado o de un «incidente asociado a un laboratorio».
El Instituto de Virología de Wuhan (WIV), sede de uno de los laboratorios de bioseguridad P4 de más alto nivel de China, ha estado bajo escrutinio por ser la hipotética fuente del virus. La financiación de EE. UU., Canadá y Francia al laboratorio para la controvertida investigación de ganancia de función también ha sido objeto de escrutinio.
Una hoja de datos del Departamento de Estado publicada en enero afirmaba que tenía razones para creer que «varios investigadores dentro del WIV enfermaron en otoño de 2019, antes del primer caso identificado del brote, con síntomas consistentes tanto con la COVID-19 como con las enfermedades estacionales comunes».
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.
