El máximo diplomático del régimen chino le advirtió el 7 de marzo a la administración Biden que deshaga la «práctica peligrosa» del expresidente Donald Trump de apoyar a Taiwán, la isla democrática que Beijing reclama como territorio propio.
Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores del régimen, también le pidió a Estados Unidos que elimine los obstáculos «irrazonables» a la cooperación mutua lo antes posible.
Las declaraciones, dadas en una conferencia de prensa durante la reunión anual de la legislatura del régimen, trajeron a colación las demandas que Beijing emitió desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo. Los principales funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh) le han implorado a la administración que haga retroceder las duras políticas de Trump con China, que se centre en la cooperación en cuestiones como el cambio climático y que no «interfiera» en lo que el régimen denomina problemáticas de «línea roja», incluyendo sus abusos de derechos humanos contra los musulmanes uigures en Xinjiang, la represión en Hong Kong y la agresión militar hacia Taiwán.
Wang calificó el reclamo del PCCh sobre Taiwán como una «línea roja insuperable», un tema en el que el régimen «no tiene margen para el compromiso». El régimen ha prometido retomar, usando la fuerza si es necesario, a Taiwán, un territorio insular que se separó del continente cuando el PCCh tomó el poder en 1949.
El ministro de Relaciones Exteriores instó a la administración Biden a «cambiar por completo las peligrosas prácticas de la administración que ‘cruzaban la línea’ y ‘jugaban con fuego'», en relación con Taiwán.
La administración Trump mejoró el apoyo de Estados Unidos a Taiwán aumentando las ventas de armas para su autodefensa y enviando funcionarios de su gabinete a la isla.
A principios de esta semana, el exasesor de seguridad nacional H.R. McMaster dijo que la amenaza de la invasión china a Taiwán era el «punto de ruptura más importante del mundo» que podría conducir a una «guerra a gran escala», e instó a Estados Unidos a seguir ayudando a Taiwán a fortificar sus defensas contra un posible ataque.
La administración Biden ha dicho previamente que su compromiso con Taiwán es «sólido como una roca».
Wang también dijo que las relaciones entre Estados Unidos y China deben basarse en que ambas partes respeten el «principio de no interferencia en los asuntos internos de la otra parte».
«Es de esperar que Estados Unidos y China se encuentren a mitad de camino y levanten cuanto antes las diversas restricciones irrazonables impuestas a la cooperación sino-estadounidense hasta la fecha, y no creen nuevos obstáculos de forma artificial», dijo.
A principios de esta semana la administración Biden dijo que la «creciente rivalidad con China» es un desafío clave que enfrenta Estados Unidos. El secretario de Estado Antony Blinken también dijo hace poco que China es «la mayor prueba geopolítica» de este siglo.
«Nuestra relación con China será competitiva cuando deba ser, colaborativa cuando pueda ser y contradictoria cuando tenga que serlo», dijo Blinken el 3 de marzo.
Wang defendió un plan propuesto por el PCCh que reforzaría aún más su control sobre Hong Kong al cambiar su sistema electoral. La propuesta daría nuevos poderes a un comité pro-Beijing para que nomine legisladores en Hong Kong. Sin embargo, Estados Unidos condenó el viernes la medida y dijo que era un «ataque directo a la autonomía de Hong Kong… las libertades y los procesos democráticos».
Wang también dijo que los «derechos de los residentes de Hong Kong y los intereses legítimos de los inversores extranjeros» serían protegidos por los recientes cambios.
También, el domingo, el ministro de Relaciones Exteriores rechazó la creciente condena a la violación de los derechos humanos de los uigures en la región de Xinjiang.
Más de 1 millón de miembros de minorías étnicas musulmanas están detenidos en una red de campos de internamiento en la región de Xinjiang, donde son sometidas a trabajos forzados, torturas, violaciones y adoctrinamiento político. La administración Trump, en enero, calificó las acciones del PCCh como un genocidio, poco después los parlamentos canadiense y holandés se unieron a la condena.
“La supuesta existencia de un genocidio en Xinjiang es absurda. Es una mentira completa fabricada con motivos ocultos”, dijo Wang.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el viernes que la administración estaba «impulsando una acción colectiva, para dejar en claro que este tipo de abusos contra los derechos humanos en Xinjiang, y en otros lugares, no serán tolerados».
Reuters contribuyó a este informe.
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