Un residente de California dijo que sus familiares en China estaban involucradas en la sustracción forzada de órganos sancionada por el estado y le habían pedido referencias de pacientes de Estados Unidos, reveló un informe reciente de derechos humanos.
Lu Shuping, un residente permanente de EE. UU. originario de Shanghai que ahora tiene más de 70 años, dio su nombre completo al hacer la revelación a la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong (WOIPFG), organización sin fines de lucro con sede en Nueva York, en octubre de 2016. El grupo de derechos humanos no dio a conocer los detalles de la entrevista durante cuatro años por preocupación respecto a la seguridad de Lu.
La hermana mayor de la cuñada de Lu, Zhou Qing, trabajaba como directora del Hospital Wanping de Shanghai en el distrito de Xuhui, según Lu. Durante un viaje a China en 2002, Lu recordó que Zhou, al enterarse de que conocía a muchos médicos mediante su negocio de renovación de viviendas en Estados Unidos, le preguntó si podía ponerla en contacto con alguien que necesitara un trasplante de órganos, especialmente de córnea, riñón o hígado.
Un día mientras que Lu, Zhou y su esposo se encontraban sentados juntos, “su esposo me dijo en persona que fue a un hospital militar para hacerse [una cirugía de trasplante de órganos]. También dijo que es dinero rápido y que la suma es bastante grande”, dijo Lu a WOIPFG en una entrevista. “Él dijo, ‘deberías traer gente de afuera’, y que ‘esto es de muy buena calidad, todo fresco y vivo’”, dijo Lu.
La palabra «vivo» desconcertó a Lu en ese momento, dijo. Sin embargo, a lo largo de los años, conforme comenzó a escuchar más sobre la “sustracción de órganos vivos” en los medios de comunicación, comenzó a recabar la información.
La información de Lu se suma a una creciente pila de pruebas que apuntan a una industria masiva de órganos «a pedido«, donde los presos de conciencia, como los practicantes del grupo de fe Falun Gong, son asesinados por sus órganos, los cuales se venden con fines de lucro para su uso en cirugías de trasplantes.
Los practicantes de Falun Gong han sido objetivo de una persecución severa desde 1999, cuando el Partido Comunista Chino movilizó todo su aparato de seguridad para erradicar la disciplina. Millones de practicantes fueron arrestados y enviados a campos de trabajo, prisiones, pabellones psiquiátricos y otros centros de detención.
En 2019, un tribunal popular con sede en Londres concluyó en una investigación de un año de que había pruebas claras de que se había producido una sustracción forzada de órganos «en una escala significativa» y que los practicantes de Falun Gong encarcelados probablemente son «la fuente principal».
Zhou, la doctora de Shanghai, había realizado varias cirugías de sustracción de órganos, pero luego se detuvo por miedo, dijo Lu.
«Ella dijo que estaba teniendo pesadillas por hacer esto», dijo Lu. Lu instó a su cuñada, Zhou Yu, a revelar más detalles sobre lo que sabía del trabajo de su hermana. Ella retransmitió que cuando Zhou Qing realizaba las operaciones, las personas que no fueron sedadas «gritaban con todas sus fuerzas en pura agonía».
“Ella dijo que la anestesia no se puede usar en todos los lugares, y el área de donde se necesita [el órgano] no se puede anestesiar”, dijo Zhou. “Cuanto más fresco y menos anestesiado, mejor. La calidad está garantizada, puedes estar seguro”, recordó que le dijo su cuñada. Estas personas “seguían diciendo ‘Falun Dafa es bueno’ cuando entraron por primera vez [para la cirugía]”, le dijo la cuñada.
Un total de tres a cinco personas, incluyendo a policías armados y médicos militares, solían estar presentes en la sala de operaciones.
«Ella dijo que no es tan fácil ganar dinero», dijo Lu, y agregó que Zhou Yu le dijo en repetidas ocasiones que nunca mencionara esta información a otras personas.
El relato de Zhou es inquietantemente similar a la información de denunciantes como Annie y Peter, quienes se pusieron en contacto por primera vez con The Epoch Times en 2006, con información sobre la sustracción de órganos en China, atrayendo la atención internacional sobre el tema.
Annie, cuyo exmarido era neurocirujano en la provincia de Liaoning, en el noreste de China, dijo que su esposo sustrajo córneas de practicantes de Falun Gong que aún estaban vivos al momento de la cirugía. Más tarde, los cuerpos de las víctimas fueron arrojados a incineradores tras la cirugía.
En 2009, un hombre que trabajaba en la oficina de policía en Liaoning en ese momento relató con vívidos detalles cómo fue testigo del momento en que dos cirujanos militares abrieron a una practicante de Falun Gong de mediana edad que todavía estaba viva para sustraer sus órganos.
Si bien China afirma que ha estado obteniendo todos los órganos a través de donaciones voluntarias desde 2015, WOIPFG, en una investigación de 2015 a 2020, consiguió que los médicos, incluso los de Shanghai, admitan oficialmente el uso de órganos de practicantes de Falun Gong en cirugías de trasplante.
Ocho médicos de varios hospitales de Shanghai prometieron tiempos de espera cortos a través de llamadas telefónicas, desde «inmediato» hasta «uno o dos meses». Mientras que, según datos oficiales, Shanghai recibió un total de 400 donaciones de órganos a partir de agosto de 2013 hasta agosto de 2017, tan solo el Hospital Renji de la ciudad se jactó de haber realizado más de 800 cirugías de trasplante de hígado en el año 2017, lo que, según los medios chinos, ha «creado el récord de trasplante de hígado anual más grande del mundo para una institución».
En el área de Pudong de Shanghai, alrededor de una docena de practicantes informaron recientemente que agentes de policía llegaron a sus hogares y entraron a la fuerza para sacar muestras de su sangre, en ocasiones amenazando con arrestarlos si no cooperan. Los expertos dijeron que estas podrían ser usadas posiblemente para la compatibilidad de órganos.
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