Un grupo de defensa del periodista pide la liberación de los 11 ciudadanos chinos que fueron detenidos luego de proporcionar fotografías que ofrecían un atisbo de los primeros días de la pandemia por COVID-19 a la edición en chino de The Epoch Times.
Los 11 son practicantes de Falun Gong, una práctica espiritual que ha sido fuertemente perseguida por el régimen comunista durante décadas. Ellos han estado recluidos en un centro de detención chino en espera de juicio durante más de un año desde que fueron arrestados en julio pasado.
Las autoridades de Beijing los acusaron inicialmente de «utilizar una religión herética para sabotear el cumplimiento de la ley», un cargo que con frecuencia va dirigido tanto a los practicantes como a los creyentes chinos de otras religiones, según los abogados de los practicantes. El delito se castiga con cadena perpetua, según la Fiscalía Suprema del Pueblo, el máximo órgano de fiscalía del régimen.
Los arrestos se llevaron a cabo en Beijing el 19 de julio del año pasado, un día antes del 21º aniversario de la persecución por parte del régimen a Falun Gong.
Además de la fe de los detenidos, lo que provocó la ira de las autoridades parecieron ser los esfuerzos por publicar fotos e información durante los primeros días del brote por COVID-19 y las restricciones de cierres en China.
Xie Yanyi, uno de los abogados defensores involucrados en el caso, dijo en una carta abierta el 23 de agosto a las autoridades que una imputación formal en abril acusó a los detenidos de «tomar fotos y subirlas a sitios web en el extranjero entre febrero y junio de 2020». La acusación también acusó al grupo de celebrar reuniones en sus residencias, según Xie.
El Comité para la Protección de los Periodistas, un grupo con sede en Nueva York que aboga por la libertad de prensa, dijo que las 11 personas fueron acusadas de enviar material a The Epoch Times, citando a un testigo.
«China debe dejar de intentar evitar que sus ciudadanos informen las noticias y publiquen fotografías sobre sus restricciones por COVID-19», dijo Steven Butler, coordinador del programa de Asia del grupo, en un comunicado el 24 de agosto.
«Las 11 personas arrestadas por enviar fotos e información a The Epoch Times deberían ser liberadas de la cárcel de inmediato, con todos los cargos retirados».
Un portavoz de The Epoch Times expresó su preocupación por la seguridad de los practicantes.
“Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que condene esta violación de la libertad de prensa”, dijo el portavoz.
Xu Na, una de las practicantes detenidas, es una poeta y pintora independiente de unos 50 años. Perdió a su esposo por la persecución hace más de una década, luego de que ambos fueran arrestados por su fe meses antes de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008, según Minghui, un sitio web con sede en Estados Unidos dedicado a documentar la campaña del PCCh contra Falun Gong.
El esposo de Xu, un músico folclórico, fue torturado hasta la muerte a menos de dos semanas de su detención a la edad de 42 años; A Xu no se le permitió asistir a su funeral.
Liang Xiaojun, uno de los abogados que representa a Xu, señaló anteriormente que varios otros que enfrentan una sentencia aún están en los 20 años.
“Y todo eso por simplemente capturar los momentos más comunes en las calles de Beijing durante la pandemia. ¡Qué tipo de país es este!», escribió Liang en un posteo de Twitter en abril.
Un juez ha impedido que el otro abogado de Xu, Xie, la defienda, a pesar de sus reiteradas negociaciones con ellos, que él describió como un «aparente abuso de poder».
«Tienen miedo de que la gente diga la verdad», dijo Xie en una entrevista del 24 de agosto con The Epoch Times.
Calificó los cargos de «inventados». Independientemente de las creencias de los detenidos, está «dentro de los límites legales» que los ciudadanos capturen fotos relacionadas con el devastador brote y las coloquen online, dijo.
El régimen chino ha controlado estrictamente la información relacionada con la pandemia en un intento por suprimir cualquier noticia que le sea desfavorable, como cifras precisas del número de muertos, los efectos de sus estrictas políticas de cierre e información acerca del funcionamiento del laboratorio de Wuhan en el centro de la teoría del origen del virus de fuga de laboratorio.
Los ciudadanos chinos que han tratado de transmitir información no filtrada relacionada con la pandemia desde su aparición en el centro de China a fines de 2019 se han enfrentado a castigos.
Li Wenliang, un oftalmólogo de 34 años en Wuhan, advirtió a sus pares médicos sobre casos «similares al SARS» en una app de redes sociales en diciembre de 2019, mientras las autoridades llamaban a la enfermedad una «neumonía desconocida». Fue reprendido por la policía y luego él mismo murió a causa del virus.
El ciudadano periodista Zhang Zhan actualmente cumple una condena de cuatro años tras informar sobre el brote de Wuhan. Su peso corporal ha bajado a menos de 90 libras como resultado de una prolongada huelga de hambre en protesta.
«El gobierno tiene la responsabilidad de proteger a su gente», dijo Xie. «Si usted, como gobierno, no reveló suficiente información para satisfacer las necesidades del pueblo, ¿Cómo puede prohibir que los ciudadanos recopilen dicha información y la compartan para protegerse?».
Con información de Yi Ru.
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