Un hombre sano de Hong Kong, de 26 años, sufrió una parálisis facial tras recibir la primera dosis de la vacuna COVID-19, fabricada en China, el 24 de marzo, en un momento en que la población de Hong Kong está cada vez más preocupada por la seguridad de la vacuna china.
El paciente tenía el ojo derecho hinchado y «parecía que alguien le había dado un puñetazo», dijo al medio de comunicación de Hong Kong, Oriental Daily, unas cuatro horas después de haberse vacunado con la empresa china SinoVac, fabricada por CoronaVac.
En un vídeo compartido con Oriental Daily, el paciente, con el sobrenombre de Lam, dice que no puede cerrar los ojos, que tiene la boca inclinada hacia la izquierda y que su cara está deformada. Dice que también experimentó mareos, oídos rojos y dolores en el pecho.
Lam es un trabajador de la construcción, que en el programa de vacunación de Hong Kong es uno de los grupos prioritarios. Antes de la vacunación, estaba sano.
A las 14:30 horas del miércoles, el joven acudió a un centro de vacunación comunitario en el estadio Tseung Kwan O. Tras la vacunación, se sintió mareado y perdió el conocimiento.
«Podía sentir que la persona [de primeros auxilios] me daba palmaditas y podía oír que me llamaba, pero no podía responder», dijo Lam. Lo enviaron a urgencias y recuperó el conocimiento una hora después.
Ivan Hung Fan Ngai, co-convocante del Comité de Expertos de Hong Kong para la Evaluación de los Acontecimientos Clínicos Tras la Inmunización con COVID-19, dijo el 24 de marzo que al menos nueve hongkoneses —todos hombres— sufrieron parálisis facial tras las primeras dosis de vacuna COVID-19. Ocho de ellos recibieron la vacuna CoronaVac y el otro la vacuna Comirnaty, fabricada por BioNTech.
La seguridad de las vacunas es un problema en aumento
El gobierno de Hong Kong comenzó a vacunar a la gente el 22 de febrero, con dos opciones: CoronaVac y Comirnaty, fabricada por BioNTech. Hasta el 24 de marzo, 412,800 personas habían recibido la primera dosis de la vacuna, según anunció el Departamento de Salud de Hong Kong (pdf).
Desde entonces, once personas han muerto tras vacunarse. La última es un hombre de 59 años que recibió la primera dosis de la vacuna Comirnaty el 18 de marzo. Falleció tras ser encontrado inconsciente en Sai Kung por unos excursionistas el 25 de marzo, según el DH.
El 25 de marzo, el régimen de Hong Kong anunció que el segundo millón de dosis de vacunas CoronaVac había llegado a Hong Kong. El régimen suspendió la vacuna Comirnaty el miércoles alegando que había recibido una notificación por escrito de Fosun Industrial Co, el socio chino de BioNTech, sobre las alteraciones en el sello del frasco encontradas en un lote de la vacuna.
«No podemos descartar la posibilidad de que la suspensión sea un truco con el que el régimen intenta prohibir cualquier vacuna importada y solo permitir que la gente se vacune con las fabricadas en China», declaró el 25 de marzo Tang Jingyuan, comentarista de asuntos chinos con sede en Estados Unidos, a The Epoch Times. «Se ha comprobado que la Comirnaty es muy eficaz y más segura que la CoronaVac. Si la gente puede elegir, la mayoría elegiría Comirnaty, en lugar del CoronaVac».
La seguridad y la eficacia de las vacunas COVID-19 fabricadas en China son ampliamente cuestionadas incluso por los chinos. El 20 de marzo, Gao Fu, director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dijo a la cadena estatal CCTV que dos dosis de la vacuna fabricada en China podrían no ser suficientes para inmunizar a la gente, y que podría ser necesaria una tercera dosis para prevenir infecciones.
Ya en octubre de 2020, Jin Dong-yan, profesor de bioquímica de la facultad de medicina de la Universidad de Hong Kong, expresó su preocupación por la seguridad de las vacunas chinas no verificadas cuando habló con la BBC en idioma chino.
Hasta el 25 de marzo no se había aprobado ninguna vacuna fabricada en China. Solo se aprobaron para uso de emergencia dos vacunas inactivadas de Sinopharm, CoronaVac de SinoVac, y una vacuna de adenovirus tipo 5 vectorizada COVID-19 de CanSinoBIO.
El régimen chino anunció el 21 de marzo que 74.96 millones de chinos habían sido vacunados, pero el régimen no había proporcionado ningún dato sobre los efectos adversos. Los efectos adversos son un tema censurado por el régimen. Los internautas chinos ni siquiera pueden publicar su propia experiencia de vacunación.
Sean Lin, experto en microbiología e inmunología y exdirector del laboratorio de la rama de enfermedades virales del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed, dijo a The Epoch Times el 17 de marzo que el número de personas que murieron después de la vacunación o tuvieron reacciones adversas graves «debe ser estrictamente rastreado y luego los datos divulgados al público, pero el gobierno chino básicamente sigue adoptando una actitud de encubrimiento».
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