La variante ómicron de rápida propagación ha llegado a la capital de China, Beijing, en medio de rebrotes de COVID-19 en todo el país, aumentando la presión sobre el régimen para mantener alejado al virus solo tres semanas antes de que la ciudad organice los Juegos Olímpicos.
Beijing informó el 15 de enero su primer caso de ómicron transmitido localmente desde Haidian, el segundo distrito más grande ubicado al noroeste de la ciudad. Los funcionarios respondieron sellando 17 “áreas de riesgo” asociadas con el caso de COVID-19. A todos los residentes del complejo donde vive la persona se les ha prohibido temporalmente salir de sus hogares.
La detección de la ómicron en Beijing se produce cuando las ciudades de China han aumentado la vigilancia contra el virus antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, que están programados para comenzar el 4 de febrero. La variante plantea un nuevo desafío para el régimen, cuyos funcionarios han duplicado sus esfuerzos en su enfoque de tolerancia cero para controlar la variante delta.
Más de 20 millones de residentes chinos en al menos cinco ciudades están bajo confinamiento. En Xi’an, las duras políticas de contención del virus han provocado que los lugareños tengan dificultades para conseguir alimentos y los moribundos no han podido obtener ayuda médica. En ciudades portuarias, como Ningbo, también han surgido medidas de confinamiento similares, que amenazan con interrumpir la cadena de suministro global.
A pesar de las medidas estrictas de control, más de 14 provincias de China han informado casos de la ómicron hasta el sábado, según He Qinghua, un alto funcionario de la Oficina de Control y Prevención de Enfermedades de la Comisión Nacional de Salud de China. El funcionario no reveló las cifras exactas de infección, pero Mi Feng, portavoz de la comisión, describió la situación como «sombría».
China está «enfrentando el doble desafío» de la delta y ómicron, dijo He en una conferencia de prensa el sábado, y señaló que con el próximo feriado del Año Nuevo Lunar chino, que coincide con los Juegos Olímpicos de Beijing, los riesgos de transmisión de COVID-19 son incluso más altos.
La megaciudad de Tianjin, a solo dos horas en automóvil desde Beijing, también ha estado sellando comunidades residenciales, lo cual provocó compras de pánico entre los residentes locales que desean evitar los mismos dolores que los residentes de Xi’an, donde el confinamiento sigue vigente desde el 26 de diciembre de 2021.
Los casos de la ómicron vinculados a Tianjin aumentaron a 400 a partir del sábado, extendiéndose a ciudades tan lejanas como la ciudad de Anyang en el centro de China y la ciudad nororiental de Dalian.
En diciembre, Beijing implementó restricciones de viaje que limitan el ingreso de personas a la ciudad si el área desde la que viajan tiene una o más infecciones locales en las últimas dos semanas.
Zhuhai, una ciudad en la provincia de Guangdong, al sureste de China, que limita con Macao, canceló todos los vuelos a Beijing y las rutas de autobuses públicos luego de anunciar siete casos de ómicron.
Los funcionarios chinos también confirmaron infecciones locales de ómicron en Shanghái el sábado. La noche anterior, los videos compartidos en redes sociales mostraban a estudiantes universitarios que huían de sus campus para evitar estar bajo confinamiento adentro.
“Qué miedo”, dijo un hombre luego de que él y otros salieron de la entrada acordonada de la escuela. “Casi no lo logro”.
Para evitar despertar sospechas en la seguridad, dijo que decidió irse solo con su laptop en una mochila y envió su ropa antes de irse.
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