Un bombero hispano de origen peruano recuerda su experiencia de dos semanas como voluntario luego del atentado terrorista en el World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001.
El día de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, Paul Barrueto estaba trabajando en la estación técnica de Motores y Vehículos de Rahway. Después de declarar estado de emergencia en Nueva York, todas las actividades pararon y Barrueto fue enviado a su casa, según informó Reporte Hispano.
Al día siguiente, Barrueto escuchó que se necesitaban voluntarios en el departamento de bomberos Perth Amboy, y no dudó en acudir al llamado para atender la Zona Cero. En el lugar, aún había fuego y columnas de humo para controlar.
«Me quedé realmente admirado por los bomberos neoyorquinos que nunca pararon de buscar a sus amigos, a sus colegas; que fueron 345 los que fallecieron allí», relata el hoy teniente Barrueto.
«Eso me daba fuerzas de seguir adelante con la misión, porque ellos nunca pararon de remover los escombros para hallar alguien vivo ya fuera su colega o un residente», agregó.
La conmovedora escena del rescate de un bombero neoyorkino incinerado, y el minuto de silencio que guardaron sus colegas, fue determinante para entender la magnitud del trabajo que Barrueto realizaría durante las siguientes dos semanas.
El comprometido hispano estuvo removiendo escombros durante 4 días seguidos a tiempo completo. Luego, cuando tuvo que regresar a trabajar a Perth Amboy, dedicó las noches para seguir ayudando.
Para resistir el ritmo, el bombero dormía pequeñas siestas en un Burger King abandonado. Pero la mayor parte del tiempo estuvo recuperando cuerpos calcinados y recogiendo escombros.
Las toxinas de los escombros del antiguo World Trade Center afectaron a los socorristas y voluntarios que trabajaron durante aquellos fatídicos días. Aún 20 años después, sigue habiendo casos de enfermos y muertos derivados de la exposición tóxica directa. Para Barrueto la consecuencia fue «un poco de asma», problemas respiratorios y una revisión médica anual.
Aún así, Barrueto dijo a Reporte Hispano que, sin dudarlo, volvería a ofrecerse como voluntario. «Por supuesto, yo lo haría de nuevo, es mi deber como bombero, como ciudadano de los Estados Unidos».
Hoy, dos décadas después del atentado, la Compañía de Bomberos Antonio Alarco Espinoza, de Perú, recordó a los 343 héroes «que con mucha entrega dieron su vida aquel 11 de septiembre del 2001», publicó en su página de Facebook.
«Rendimos homenaje también a aquellos Bomberos que simplemente dieron un alto en sus actividades cotidianas para apoyar en salvar vidas», se lee en la página.
«El 11 de setiembre del 2001 cambió mi vida. Nunca pensé que Estados Unidos podría sufrir un atentado de tal magnitud. Cuando llegue a la Zona Cero y observé tanta destrucción sentí un dolor profundo en mi corazón, que hasta el día de hoy no existe terapia psicológica que me haga olvidar esos dolorosos momentos», confesó el valiente bombero.
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