Una doctora de 73 años venció al COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), gracias a los cuidados y atención de su propio hijo quien fue uno de los médicos que la trato en el hospital de Villa Mongrut, de Lima, Perú.
La doctora Teresa Cano González quien lleva 45 años ejerciendo su profesión apoyó en la línea de frente atendiendo a los pacientes de COVID-19, según Diario correo. “Por mucho que me cuidé y todas las medidas que tomé, aun así en algún momento el virus me contagió”, explicó la médica peruana.
La doctora estuvo internada tres meses con pocas mejorías en su estado de salud, pero para su fortuna siempre contó con el amor y cuidado de su propio hijo, informó Trome.
“Hubo un momento en que casi me dejo morir. Mi hijo me dice: ‘Haz un esfuerzo, no te vayas mamá, ¿cómo me quedo acá?’… Junté todas mis fuerzas y dije: ‘No puedo irme, vale la pena el esfuerzo’”, dijo la doctora recordando el momento en que ingresó al hospital.
Su hijo, el doctor Miguel Pineda dijo que su madre tenía una saturación del 88% de oxígeno por lo que decidió pasarla a la unidad de cuidados intensivos.
Pineda explicó que aunque su madre tiene 73 años, es muy fuerte y verla postrada boca abajo respirando agitadamente fue una experiencia muy dura para él.
Actualmente, médicos y enfermeros de todo el mundo se encuentran expuestos a la pandemia del virus del PCCh. Sin embargo, han recibido elogios por arriesgar sus vidas con el objetivo de salvar a los demás.
Sobreviviente de COVID-19 dice que recitar estas palabras le ayudó a recuperarse
Ella recibió la visita de algunos miembros de su familia, de Manhattan y se fueron de excursión. Una semana después de la visita, comenzó a sentirse increíblemente enferma.
El primer síntoma extraño que notó fue perder el sentido del gusto y el olfato. Dos días después, ni siquiera podía levantarse de la cama. Gad tuvo la sensación de que había contraído el virus.
Al día siguiente, sintiéndose aún peor, Gad solicitó atención urgente de un hospital. Allí, dio negativo por gripe estacional y le dijeron que se fuera a casa, se pusiera en cuarentena durante dos semanas y tomara Tylenol cada cuatro horas. Aunque los médicos y enfermeras aun no realizaban pruebas para COVID-19 le dijeron que era probable que lo tuviera.
Gad realizó un seguimiento de sus niveles de oxígeno y temperatura, que se mantuvieron en niveles normales. Después de una semana, pensó que había mejorado. Entonces, un día, se levantó para lavar la ropa y comenzó un “segundo ataque”.
“No podía moverme”, dijo Gad. Después de un tiempo, se recuperó y tuvo una videoconferencia con su médico, quien le dijo que había otros pacientes con COVID-19 que también tuvieron un segundo ataque después de una semana de retroceso de los síntomas.
“[El COVID-19] se quedó conmigo más de un mes, tal vez seis semanas. Si no respiraba, tal vez no podría mejorar”, dijo.
Gad se sentía profundamente sola. Aislada en casa sin nadie para acompañarla, se dio cuenta que, si dejaba de respirar por completo, ni siquiera podría pedir ayuda. No había nadie que pudiera llamar por ella.
Llamó a sus amigos para pedirles consejos. Algunos le aconsejaron respirar vapor. Nada funcionó. Entonces, una de sus amigas, Anna, le dijo algo en chino y la cabeza de Gad estaba tan borrosa que no pudo escuchar ni recordar la explicación.
Anna le dijo que simplemente repitiera estas palabras: «Falun Dafa Hao. Zhen Shan Ren Hao».
¿Qué tenía que perder? Ella dijo las palabras y sintió que el oxígeno volvía a entrar en su sistema.
“Estaba muy enferma e indefensa. Confié en que mi amiga Anna tenía el mejor interés en su corazón. Sé que ella se preocupa por mí y quería que sanara. Su pasión y fuerza fue la razón por la que comencé a recitar [esas palabras]”, dijo.
Nunca imagino que recitar simplemente tres palabras salvaría su vida. Gad dijo que era como si estas palabras le enseñaran a su cuerpo a respirar de nuevo y cuanto más las decía, mejor se sentía.
Las palabras están formadas por nueve caracteres en chino que se traducen como “Falun Dafa es bueno. Verdad, Benevolencia y Tolerancia son buenas”.
Ella comenzaba sus mañanas con las palabras y las decía antes de quedarse dormida. El efecto había sido inmediato, pero ella quería seguir diciendo las palabras.
Después de lo que pareció un milagro, Gad tenía que saber qué era exactamente Falun Dafa. Así que llamó a Anna para saber más al respecto.
“Tengo que estar muy agradecida con Falun Dafa”, dijo. “Puedo decir que me salvó. Me enseñó a respirar”.
La cultura tradicional china tiene una larga historia de sistemas de “autocultivación”, o prácticas de mente y cuerpo. Falun Dafa es una práctica espiritual que se introdujo al público en China en la década de 1990, promueve ejercicios suaves, meditación y vivir según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia para superarse a sí mismos.
Gad se dio cuenta y sintió que decir esas palabras como un mantra era una forma de “autoayuda”.
“[Decir esto] cambió completamente mis niveles de energía. No sé si está asociado o no, no soy médico, pero sé que esto me salvó, porque aprendí a respirar diciendo el mantra, ¿entiendes lo que digo? Fue increíble”, dijo.
Gad investigó más sobre Falun Dafa y se interesó por aprender los ejercicios y la meditación.
“Estoy leyendo sobre la fuerza interior que tenemos dentro de nosotros y solo depende de nosotros usarla siendo buenos humanos”, dijo Gad. “Espero poder estudiarlo profundamente”.
Gad continuó diciendo las frases todo los días y, poco después, decidió comenzar a practicar Falun Dafa: «Estoy extremadamente feliz de practicar e incorporar Falun Dafa a mi vida», dijo.»Me ha mostrado una nueva manera de ver la vida».
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