Un misterioso mundo subterráneo de cámaras funerarias y galerías descubierto en Perú por un equipo de arqueólogos, despierta curiosidad y asombro sobre la importancia de la cultura ancestral inca y los secretos que aún no revela.
Pertenecientes a la cultura chavín, los antiguos vestigios en Perú suscitan expectación para profundizar en el conocimiento de la cultura de la región de los Andes peruanos.
Una compleja red de galerías encontradas en las exploraciones arqueológicas al interior del Templo Viejo o Castillo, ha sido revelada con la ayuda de un robot (el ravinrover), poniendo al descubierto en sus entierros otros rasgos intrigantes de los chavines.
El Templo Viejo incluye celdas con “pequeños nichos en las paredes”, el Lanzón, un símbolo divino y un obelisco, detalla el sitio web Historia Peruana.
Este templo contiene «una extensa red de pasajes y cámaras interiores» de piedra, con ductos que permiten la entrada de luz del exterior y una acústica que permite escuchar las voces en su interior con impresionante claridad, inclusive a gran distancia.
El monolito de Lanzón tiene más de 4 metros de altura y se encuentra en un cruce de los pasillos subterráneos del Templo Viejo, cuyos rasgos antropomorfos fueron esculpidos sobre la piedra para representar la cabellera, colmillos, dedos de este ser considerado una deidad de la cultura chavín.
La cultura chavín, que se desarrolló entre los años 1500 y 300 antes de nuestra era, se extendió en el sitio arqueológico del mismo nombre que habría llegado a influenciar a otras culturas de la región.
Los antiguos habitantes de esta región cultural se destacaron en el manejo del fuego, la metalurgia y los objetos decorativos sagrados en oro, sus esculturas monolíticas de cabezas, la piedra labrada ornamental, así como las terrazas y plazas de sus conjuntos ceremoniales.
El cóndor y el halcón son algunas de las aves que los chavín representaron en numerosas esculturas de piedra, como en el Templo Nuevo, donde se observa un pórtico denominado de las Falcónidas.
El «dios felino» o «dios de los báculos», nombrado así por Julio César Tello Rojas, quien descubrió los vestigios de la cultura chavín, sería el temprano antecedente del dios del Sol o Viracocha que tiempo después predominaría en el mundo andino como en Bolivia.
Representada con forma antropomorfa en la estela de Raimondi, esta deidad con rasgos felinos porta una vara o báculo en cada mano.
Los arqueólogos han interpretado que una parte de las esculturas de esta cultura representarían la transformación de la cabeza de un ser humano en jaguar, y como «felinos voladores» de rasgos humanos con fauces de tigre y aves de rapiña.
El obelisco estaría representando a los ciclos de la naturaleza y al jaguar en una compleja escultura de piedra de una sola pieza.
Un elaborado sistema de drenajes en la zona también habría creado un efecto acústico para simular el rugido de un jaguar pasando por el agua.
A través de una red de canales por los que corría el agua 4 metros por abajo de la galería, se remarcan las características especiales de la cultura chavín.
Miriam A. Kolar, en sus investigaciones en el Centro de Investigación Informática en Música y Acústica de la Universidad de Stanford, encontró evidencia de intencionalidad en el diseño del templo de chavín cuando estudió sus espacios laberínticos para determinar cómo filtran y transmiten el sonido.
Estimó que el monolito el Lanzón fue diseñado para propagar el sonido, la boca del oráculo está alineada con un conducto que sale a la plaza del templo: «Se puede hacer que el oráculo hable» dijo Miriam según publicó Nasw.org.
Ella descubrió que la forma física del conducto filtra el sonido de un pututu, una trompeta de concha o caracolas de mar encontradas en una galería subterránea, que los pueblos antiguos habrían usado en ceremonias rituales.
Con el pututu determinó los sonidos que puede producir, incluyendo la emulación de los rugidos de los felinos, e indicó que la acústica de estas antiguas galerías de piedra podrían haber influido en la percepción humana de maneras impredecibles.
Los sacerdotes de chavín llevarían a los nobles a los túneles después de darles mescalina y ayahuasca, ejecutando instrumentos musicales en los pasajes subterráneos diseñados para distorsionar el sonido en medio del juego de luz que entraba desde la superficie.
De esta forma lograban un espectáculo de luz y sonido para impresionar mediante «una máquina psicoactiva finamente sintonizada para convencer a la gente del poder y la validez de chavín», dijo el arqueólogo de la zona, John Rick, según The Guardian.
Los restos humanos encontrados en los últimos descubrimientos de Chavín, presentan características especiales en tamaño y disposición, que fueron depositados a manera de enterramientos, acompañados de cerámica y con fines rituales en las galerías que Rick menciona en un video de YouTube, como «cápsulas del tiempo» para conocer el pasado de los chavines.
Con ayuda de robots con cámaras y sensores diseñados específicamente por estudiantes de ingeniería de la Universidad de Stanford para explorar las más estrechas galerías de Chavín (chavin rovers), que por sus pequeñas dimensiones dificultan o no permiten la entrada de personas, los especialistas han obtenido novedosa información y vestigios de esta misteriosa cultura ancestral.
Esta tecnología ha proporcionado los últimos hallazgos que muestran que «chavín es mucho más complejo, mucho más organizado, mucho más estructurado de lo que habíamos considerado anteriormente», dijo John Rick, el arqueólogo de la Universidad de Stanford que ha estudiado el sitio por varias décadas.
Diversas formas antropomorfas y zoomorfas rituales, así como el uso de efectos de sonidos en plazas y edificios ceremoniales, también fueron características de diversas civilizaciones antiguas, como las de Mesoamérica y de los antiguos mayas.
A 100 años de su descubrimiento, los especialistas de la zona arqueológica de la cultura chavín de Huantar, que solo ha sido explorada en un 15% y donde han descubierto 36 túneles o pasadizos intercomunicados entre sí y con el exterior, continúan las investigaciones para entender los intrigantes hallazgos realizados y preparan los nuevos descubrimientos de esta importante zona arqueológica.
Los restos humanos de los últimos descubrimientos fueron colocados en el subsuelo de forma no usual, no como enterramientos, un adulto con cráneo deformado colocado boca abajo, con un niño, en un lugar sellado con una lápida superior. «Esto representa un tesoro de información», dijo el arqueólogo Rick en un video de Youtube sobre los vestigios humanos y cerámica milenarias.
Las cuatro galerías que permanecieron intactas por unos 3000 años y parecen «cápsulas del tiempo», forman parte de un sistema mayor de estrechos pasadizos que los investigadores estiman aun esta oculto, mientras con los constantes descubrimientos dan a conocer nuevos vestigios ocultos que van revelando la enigmática vida de los antiguos habitantes de los Andes peruanos.
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