Cuando Theresa Byrne vio «The Karate Kid» de niña, vio al Sr. Miyagi como un ícono a imitar. Apreciaba que él tenía la habilidad de luchar, pero se comportaba con una confianza tranquila.
Cuando era niña, se encontró a sí misma como la niña que enfrentaba al intimidador que estaba acosando a un niño más pequeño.
Byrne se convirtió en cinturón negro de cuarto grado, y practicó taekwondo, krav maga, hapkido, jiu jitsu brasileño y Muay Thai. También practicó tres diferentes tipos de artes de armas.
Byrne había estado practicando durante 23 años, hasta que un día se encontró a sí misma a mitad de camino atravesando una pared de ladrillos.
El choque
El 22 de julio de 2014, Byrne estaba haciendo diligencias cuando la chocaron por detrás, lo que rompió uno de los ejes de su coche. Intentó frenar, pero perdió el control.
Lo primero que pensó fue que esperaba no golpear a nadie más. El segundo pensamiento que ella tenía era si había hecho o no todo en la vida para lo que había sido puesta en la tierra. Entonces su coche se estrelló contra la pared de ladrillos.
Algo o alguien le dijo que aún no era su hora, y que tenía más trabajo que hacer. Byrne se despertó en su coche, y se bajó. El conductor que la había golpeado ya se había ido.
«Mi primer pensamiento fue que tenía que ir a buscar al tipo», dijo Byrne a The Epoch Times.
Byrne fue a urgencias en lugar de al hospital porque no sangraba y no tenía ningún hueso roto. Los médicos le dijeron que no tenía una conmoción cerebral y que estaría adolorida por unos días.
Sin embargo, unos días después se dio cuenta de que algo estaba mal. No sabía cómo usar el microondas, no podía recordar las contraseñas y no podía atarse el cinturón de artes marciales. Luego comenzó a sufrir migrañas severas.
«Fue como una estaca ardiente en mi cabeza», recordó Byrne.
Lesión cerebral traumática
Un mes después, volvió al médico. Le dijeron que tenía síndrome post conmoción cerebral y que tenía que tomarse una semana libre. Inmediatamente, sintió que había perdido su sentido de propósito. Tenía un estudio de artes marciales de 6.000 pies cuadrados (1800 m2) y 15 empleados.
«Tuve muchas noches oscuras en mi espíritu, cuestionando mi propio valor. ¿Para qué soy buena? ¿Qué puedo hacer, si no puedo hacer lo que siempre he hecho, qué puedo hacer?», recordó haber pensado Byrne.
Luego escuchó unas palabras que le dijeron: «Tienes valor solo por lo que eres».
Una semana de protocolo de conmoción cerebral de bajo estímulo se convirtió en tres semanas, luego en un mes, tres meses, y así sucesivamente. Ella no sabía si alguna vez terminaría, y los médicos no estaban seguros de su pronóstico.
Posteriormente, Byrne fue diagnosticada con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), trastorno neuroendocrino, TEPT (Trastorno por Estrés Postraumático) e insomnio. Cada vez que regresaba al médico, se le hacía otro diagnóstico.
El acosador interno
Byrne se dedicó al reentrenamiento cognitivo, lo que le ayudó a trabajar con su cerebro para mejorar sus funciones cognitivas. Hizo una grabación de meditación de sí misma diciéndose que se estaba curando y que la escucharía. Con el tiempo, aprendió que tenía más poder del que había conocido anteriormente.
También notó que otros sentidos seintensificaron, y descubrió que tenía amnesia emocional. No podía recordar las emociones de experiencias pasadas.
Byrne también comenzó a participar en la terapia de neurofeedback, y su cerebro comenzó a funcionar a niveles de frecuencia cada vez más altos. Además, se sometió a una terapia de neuroláser que le ayudó a regenerar el tejido cerebral.
Durante este proceso, Byrne experimentó lo que ella llama su «acosador interno». Este acosador interno le dijo que estaba rota y que nunca volvería a ser la misma. Desafortunadamente, perdió su negocio de artes marciales y su acosador siguió apareciendo.
Al principio, Byrne combatió a su acosador interno tratando de pelear con él, lo cual requirió demasiada energía. Ella lo superó compartiendo su historia, y se dijo a sí misma que aunque era diferente, no era peor.
Descubrió lo que ella llama su «guerrero interior», que fue la parte de ella que luchó por su derecho a sobrevivir y prosperar.
«Una vez que se accede a eso, hay un poder», explicó Byrne.
Yo físico y psicológico
Byrne es la fundadora de InPower y es oradora, autora, y lleva a cabo talleres sobre cómo superar el acosador interno dentro de todos nosotros. También enseña boxeo y kickboxing.
El primer paso es sentir la presencia del acosador interno, y reconocer lo que está haciendo que uno sienta. Entonces uno necesita crear un mantra que le dé poder para lidiar con el acosador interno. Por ejemplo, uno puede decirse a sí mismo que ha pasado por situaciones más difíciles para aplastar al acosador. Además, uno tiene que declarar que es capaz de conseguirlo.
También hay maneras físicas de ayudar a combatir al acosador interno. El primer paso es pararse con buena postura para estar físicamente alineado.
Después de tomar una postura firme, el segundo paso es tomar tres segundos de inhalación porque nuestro cerebro necesita oxígeno. Cuando uno está asustado, nervioso o enojado, el sistema límbico se activa en exceso y vierte sustancias químicas en el cuerpo. Cuando uno cuenta, es capaz de controlar su respiración e impedir el desbordamiento de adrenalina.
En este punto el cerebro está cambiando, y decir un mantra positivo en voz alta devuelve algo positivo a la mente. Estos tres ejercicios pueden ser inmensamente poderosos para combatir al acosador interno.
«Cualquiera puede empezar a cambiar su forma de pensar, pero hay que ser consciente de ello, y hay que crear este ritual», agregó Byrne.
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