Realmente vivimos en un mundo muy loco. Pero es aún más loco para nuestros hijos.
Los adultos se enfrentan a esa locura cada día, protegidos con lecciones de vida (respetar a los demás, es la Regla de Oro), a menudo aprendidas con esfuerzo a través de dolorosos tropiezos, volviendo a levantarse y continuando el viaje de la vida. Así es como muchos de nosotros llegamos hasta aquí, los que lo hicimos. Hoy en día, los niños se enfrentan a esa misma locura, y se puede decir que es mucho peor que la de los adultos.
Los agresores están al acecho en todas partes: en internet, en nuestras escuelas, en las calles; y abundan influencias tóxicas que arruinan la vida. Algunos adultos malintencionados, como lobos vestidos de oveja, han envenenado el agua prodigiosa de nuestra sociedad con tendencias e ideas perjudiciales para los niños: la normalización de la pedofilia y las ideologías activistas que tratan de reclutar a niños en movimientos (políticos) radicales a edades cada vez más tempranas. Y luego están todas las cosas que los niños ven en internet y en las noticias: disturbios, brutalidad policial, odio, división y mucho, mucho más.
Pero el gran desafío reposa en los hombros de los padres.
Los padres son los que deben dar el apoyo, sabiduría y amor para que esos niños estén preparados para forjar, a través de sus propios y dolorosos tropiezos, su PROPIA armadura y luchar por la causa de la bondad en un mundo lleno de maldad. Los buenos padres que aman a sus hijos y desean enseñarles a ser buenas personas siempre han sido la «mayoría silenciosa» a lo largo de la historia, y han permitido que la civilización llegue a donde estamos —aunque no lo crea al ver las noticias en estos días.
Donnell Goss y su hija Luna son un buen ejemplo de esta verdad latente.
Goss, un instructor de fitness que tiene su propia marca de Denver, Colorado, y su hija de 6 años de edad, se hicieron virales en Facebook por una selfie que tomaron con un grupo de policías locales que se encontraron al azar en el camino. Donnell es negro, y su hija, Luna, que es medio negra, se sentía preocupada y confundida por todo el caos que está ocurriendo en el mundo en este momento: los disturbios, la división racial, el odio y lo que le sucedió a George Floyd.
Donnell quiso darle a su hija una importante lección sobre cómo enfrentar eso: no con odio, sino con amor.
«Luna mencionó el asesinato de George Floyd y preguntó por qué los policías hicieron lo que hicieron», dijo Donnell a The Epoch Times. «Le tuve que explicar que así como hay manzanas buenas y manzanas malas (…) Hay policías buenos y policías malos, y eso es algo que no podemos controlar. PODEMOS controlar cómo nos comportamos a lo largo de la vida y lo hacemos a través del amor y el respeto, sin tener nunca miedo de las cosas que no entendemos».
En ese momento estacionaron su auto y vieron a los tres policías en el estacionamiento cercano. «¡En ese momento supe que ese era un momento de aprendizaje perfecto! No podría haber pedido una situación más oportuna!» dijo el padre.
Donnell llevó a Luna a conocer a los policías.
«Como padre, sentí que mi trabajo era deshacer ese miedo llevándola a conocer a los chicos», dijo Donnell. «Fue entonces cuando empezaron a llegar los regalos de los policías (…) calcomanías, ositos de peluche, insignias, le dieron todo tipo de cosas a Luna ese día en el estacionamiento, y luego nos tomamos una selfie».
¡Y fue una selfie muy edificante!
En la foto todos estaban sonriendo, y eso llevó al punto en el que «no todo lo que ve en las noticias es real». Donnell lo publicó en Facebook el 4 de junio, y se hizo viral, acumulando 79,000 «me gusta» con decenas de miles de reacciones hasta la fecha. En el posteo, el padre describió la experiencia como crianza trascendental, y como la compasión ganó el día:
«Empecé a notar lo que decía de Luna en los últimos días y en su confuso cerebro de 6 años, no sabía si le debía agradar la policía o no. Empezó cuestionar todo en cuanto a cómo comportarse con los policías (y con razón)».
«Como su padre, siento que es mi trabajo no alimentar esa confusión sino encontrar una SOLUCIÓN a su dilema. Con todo lo que está pasando por el miedo en este momento, decidí llevar a Luna con estos 3 policías y no pude haber probado mi punto de vista de forma más clara».
La lección de Donnell tuvo tanto sentido común que a veces lo perdemos de vista. Todos sabemos que «2 errores nunca hacen un acierto» y «nunca se enfrenta el odio con el odio», como dijo Donnell.
Luego compartió algo más de su sabiduría paternal que vale la pena recordar: «Cuando se enfrenta el odio con amor y compasión, no hay lugar para que ese odio crezca».
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