El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha intensificado sus críticas al presidente Joe Biden por lo que, según él, son políticas que han convertido la «crisis humanitaria» en la frontera sur en un «completo desastre».
Abbott hizo tales declaraciones en un comunicado el viernes y en un tuit.
«La Administración Biden ha convertido una crisis humanitaria en un completo desastre», escribió Abbott en un tuit, señalando un problema de agua potable en un sitio utilizado para albergar inmigrantes ilegales en Midland y un brote «masivo» de COVID-19 en una instalación en Carrizo Springs.
«No estaban preparados para las políticas de fronteras abiertas», añadió.
En su comunicado, Abbott detalló los problemas y apuntó a las condiciones de las instalaciones utilizadas para albergar a los menores no acompañados.
«La Administración Biden ha sido un fracaso abyecto cuando se trata de garantizar la seguridad de los menores no acompañados que cruzan nuestra frontera. Las condiciones a las que se enfrentan los menores no acompañados en estas instalaciones gestionadas por el gobierno federal son inaceptables e inhumanas», dijo Abbott.
«La negativa del presidente Biden a abordar la crisis en la frontera no solo está permitiendo a actores criminales como los traficantes de personas y los contrabandistas, sino que está exponiendo a niños inocentes no acompañados a enfermedades y a condiciones de vida potencialmente inseguras», añadió Abbot. «La administración debe actuar ahora para mantener a estos niños a salvo, asegurar nuestra frontera y poner fin a esta crisis humanitaria».
Abbott dijo que ha desplegado recursos y personal del Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas a Carrizo Springs para investigar y combatir el brote de COVID-19 en la instalación administrada por el gobierno federal. También dijo que la Comisión de Calidad Ambiental de Texas ha notificado a la instalación de Midland su necesidad de abordar los graves problemas de agua.
En una aparición en Fox News, Abbott dijo que el agua de la instalación federal podría contener arsénico u otros contaminantes.
«No hay agua corriente viable y utilizable en la ubicación de Midland», dijo al medio.
Un portavoz de la comisión confirmó a The Epoch Times que se había emitido un aviso para la instalación por «precaución».
«La advertencia de no usar se emite por (…) precaución para protegerse de los posibles riesgos de la ingestión de agua», dijo el portavoz en un correo electrónico. «El agua puede utilizarse para tirar de la cadena y lavar la ropa, pero no debe utilizarse para fines de consumo humano como beber, cocinar, bañarse o lavarse las manos».
Las críticas de Abbott se producen en un momento en el que el número de niños y familias atrapados intentando entrar ilegalmente en Estados Unidos desde México ha crecido hasta magnitudes no vistas desde antes de la pandemia. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza ha observado un aumento de más del 100 por cien, mes a mes, en dos categorías de inmigrantes ilegales: las unidades familiares y los menores no acompañados.
Inmediatamente después de asumir el cargo, Biden firmó una serie de órdenes ejecutivas destinadas a deshacer muchas de las políticas de inmigración del expresidente Donald Trump, incluida la propuesta de una vía de acceso a la ciudadanía para millones de personas que se encuentran en Estados Unidos de forma ilegal. Biden prometió «crear un sistema de asilo humano» y optó por dejar de expulsar a los menores no acompañados que se presenten en la frontera, lo que ha provocado que más niños lleguen al territorio estadounidense.
Una orden sanitaria de pandemia significa que la mayoría de los adultos y las familias que entran ilegalmente en Estados Unidos están siendo rechazados, pero la Administración Biden ha permitido la entrada de menores no acompañados hasta los 18 años mientras se procesan sus solicitudes.
A fecha del 14 de marzo, los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) tenían bajo su custodia a más de 13,000 niños no acompañados, según CBS News.
En un intento de persuadir a los posibles inmigrantes para que no se precipiten a la frontera, la Administración Biden ha desplegado una comunicación «más agresiva». El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, fue entrevistado en cuatro programas de noticias dominicales en un intento de hacer entender esto.
«Nuestro mensaje ha sido directo: la frontera está cerrada», dijo Mayorkas. «Estamos expulsando a las familias. Estamos expulsando a los adultos solteros. Y hemos tomado la decisión de que no expulsaremos a niños jóvenes y vulnerables».
También Biden ha instado a los posibles inmigrantes a no viajar a la frontera, diciéndoles en una entrevista con ABC News: «No abandonen su pueblo o ciudad o comunidad».
Pero aunque la Administración Biden ha insistido en que la gente debe seguir el proceso legal para entrar en el país y que la frontera no se ha abierto de par en par, como algunos sostienen, el reciente aumento de la inmigración ilegal sugiere que es así como lo están interpretando muchos.
Edgar Benjamín Paz, un hondureño cuya tienda de campaña familiar se encuentra entre las cientos de tiendas que han llenado todos los lugares de una plaza mexicana en Tijuana, cerca del cruce fronterizo más concurrido entre Estados Unidos y México, dijo a The Associated Press en una entrevista reciente que muchos migrantes han interpretado que el mensaje de la Administración Biden sobre la inmigración significa que la frontera estaba «abierta».
Además de los reproches de los republicanos, algunos demócratas también han opinado de forma crítica. El alcalde demócrata de una ciudad fronteriza del sur dijo al New York Post en una entrevista el domingo que está indignado por el manejo de la Administración Biden de la crisis migratoria en su patio trasero.
«Tienen una brecha en los niveles de seguridad nacional que nunca antes se había visto en la historia moderna y ni siquiera pestañean al respecto, ni siquiera la llaman ‘crisis’, la llaman ‘desafío'», dijo al medio el alcalde Bruno Lozano, demócrata que representa a Del Río, Texas.
«Es una bofetada en la cara», añadió Lozano.
Algunos funcionarios de Biden y varios demócratas del Congreso han intentado desviar la culpa de la crisis en la frontera.
«Cuando entramos en la administración, sabíamos que estábamos heredando un absoluto desastre de la administración anterior: que había aspectos de nuestro sistema de inmigración legal que habían sido destripados y un departamento que carecía del personal necesario para administrar nuestras leyes», dijo Julie Chavez Rodriguez, la directora de la oficina de asuntos intergubernamentales de la Casa Blanca, en una entrevista en CNN.
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