Michael Byrd, el teniente de la Policía del Capitolio de EE. UU. que disparó y mató a Ashli Babbitt en el Capitolio el 6 de enero de 2021, fue alojado en secreto en una importante base militar de Maryland después del incidente, mientras su nombre se ocultaba al público, según una nueva demanda.
Esta acusación fue hecha el 7 de octubre por Judicial Watch, que dijo que presentó una demanda federal en virtud de la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) para desenterrar detalles sobre el acuerdo de alojamiento en la Base Conjunta Andrews, que era conocida como Base de la Fuerza Aérea Andrews antes de 2009.
La demanda (pdf) fue presentada en el Tribunal de Distrito de EE. UU. para el Distrito de Columbia después de que el Departamento de Defensa, el FBI y el Departamento de Justicia no respondieran a las solicitudes de Judicial Watch de información relacionada con el acuerdo de alojamiento, dijo Judicial Watch en un comunicado de prensa.
«Byrd fue al parecer alojado en la Base Conjunta Andrews después del disparo», dice la demanda, Judicial Watch contra el Departamento de Defensa de EE.UU. y otros (22-cv-02948).
El viernes no se dieron más detalles sobre el presunto acuerdo de alojamiento. The Epoch Times se puso en contacto con Judicial Watch para obtener más detalles, pero no obtuvo respuesta antes de la publicación de este artículo.
El periódico también pidió un comentario al representante Rodney Davis (R-Ill.), el miembro de mayor rango del Comité de Administración de la Cámara, pero no obtuvo una respuesta inmediata. Davis dijo previamente que el comité está trabajando con varios denunciantes de la Policía del Capitolio de EE. UU. en relación con la gestión del departamento.
La demanda dice que Judicial Watch está buscando:
Todos los registros relacionados con el alojamiento del teniente de la Policía del Capitolio de EE. UU. Michael Byrd en el JBA desde el 6 de enero de 2021 hasta el presente, incluyendo, entre otros, los documentos de autorización, el alojamiento, las comidas, el transporte, los registros de visitas, las comunicaciones electrónicas entre los funcionarios del JBA y los funcionarios de la Policía del Capitolio de EE. UU., los funcionarios del Departamento de Justicia de EE. UU. y cualquier otro funcionario militar o gubernamental, las comunicaciones electrónicas entre los funcionarios del JBA y el teniente Byrd.
Byrd disparó y mató a Babbitt, que estaba desarmada, cuando parecía trepar por una ventana rota que conducía al vestíbulo de la presidenta de la Cámara de Representantes a las 2:44 p.m. del 6 de enero de 2021. Detrás de ella había una multitud de alborotadores, entre los que se encontraban muchos «actores sospechosos» y «testigos materiales» que no han sido identificados, arrestados ni acusados por su presencia en el Capitolio ni interrogados como testigos en la escena de un tiroteo fatal.
Aaron Babbitt, el viudo de Ashli Babbitt, dijo a The Epoch Times que quiere saber más sobre las conclusiones de Judicial Watch antes de hacer comentarios.
La identificación del tirador estuvo oculta durante meses
El tiroteo de Babbitt fue inusual en muchos aspectos. La identidad de Byrd como tirador se ocultó al público durante siete meses hasta que decidió acudir a la NBC para una entrevista nacional con Lester Holt.
Byrd no quiso hablar con los detectives de asuntos internos del Departamento de Policía Metropolitana que dirigieron la investigación del tiroteo.
Según un informe del Departamento de Justicia, Byrd accedió a un «interrogatorio voluntario y a un recorrido por el lugar de los hechos» con su abogado a finales de enero de 2021, en el que declaró que si la «turba de alborotadores» fuera del vestíbulo de la presidenta de la Cámara de Representantes hubiera conseguido entrar, «no iba a salir bien».
El Departamento de Justicia de EE.UU. eximió a Byrd de toda culpa, incluso sin tener una declaración jurada suya sobre las circunstancias del disparo, ni ningún informe escrito sobre el incidente. El Departamento de Justicia retuvo su informe sobre el tiroteo. Judicial Watch demandó su divulgación e hizo público el documento en junio.
Byrd también fue absuelto por la Policía del Capitolio de EE. UU. y regresó al servicio.
“Después de una revisión exhaustiva de los hechos y las circunstancias de este caso, no hay pruebas suficientes para demostrar más allá de toda duda razonable que el teniente Byrd violó los derechos civiles de la Sra. McEntee (sic) al usar intencionadamente más fuerza de la que era razonablemente necesaria, o que no actuó en defensa propia o en defensa de otros”, dice en el documento de 14 páginas sin fecha. McEntee era el apellido de casada de Babbitt.
«Asesinado bajo apariencia de legalidad»
Stan Kephart, un experto en el uso de la fuerza entrevistado para el documental de The Epoch Times, «La verdadera historia del 6 de enero«, calificó el disparo de asesinato.
«Mi conclusión… basada en lo que vi y observé en los videos, es que Ashli Babbitt fue asesinada», dijo Kephart, un veterano de 42 años en la aplicación de la ley y exdirector de seguridad de los Juegos Olímpicos de Verano de Los Ángeles en 1984. Ha testificado sobre temas que incluyen la fuerza excesiva, la disciplina policial, la seguridad para los oficiales y el control de multitudes.
“Le dispararon y mataron bajo apariencia de legalidad , por un oficial que violó no solo la ley sino su juramento y cometió una ofensa que puede causar su detención”, dijo Kephart.
Esta afirmación fue muy discutida por Mark Schamel, abogado de Byrd.
“Cuando la señora Babbitt entró a través de la ventana rota y entró en la zona interior protegida, llevando una mochila y rechazando las órdenes verbales de múltiples agentes federales armados con las armas desenfundadas, la amenaza que representaba era clara y el teniente Byrd, como primer agente en la última línea de defensa, estaba absolutamente justificado en su uso de la fuerza”.
Byrd dijo que gritó órdenes diciéndole a Babbitt que se detuviera, pero parece que nadie en el pasillo del vestíbulo de la presidenta de la Cámara de Representantes las escuchó. Tres oficiales de la Policía del Capitolio de EE. UU. que estaban apostados frente a las puertas de entrada informaron de que no oyeron nada procedente del interior del vestíbulo de la presidenta de la Cámara de Representantes
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