Las luchas internas recorren la historia del Partido Comunista Chino (PCCh). Pero las luchas internas que se ven en el PCCh de hoy son fundamentalmente diferentes a las del pasado, ya que el Partido ve que su peor pesadilla —su desaparición— se ha convertido en una realidad tangible. El PCCh necesita un “líder central” fuerte y un método para asegurar a un sucesor. Si estallara una lucha por la transferencia del poder, el empeoramiento de una crisis política podría acelerar la muerte del Partido.
Xi Jinping fue nombrado sucesor del cargo de líder supremo del Partido en 2007. La decisión fue producto de un compromiso mutuo entre varias fuerzas políticas en ese momento. Se convirtió en el sucesor porque era descendiente de un exfuncionario de alto rango (conocido como un «príncipito»), no tenía afiliación a una facción en particular y no tuvo ningún escándalo. La proclividad de Xi a ser «leal al Partido» también fue extremadamente valorada.
Sin embargo, no todo fue fácil para Xi. En vísperas de llegar al poder, el incidente de Wang Lijun en febrero de 2012 desató una tormenta política. Desde entonces, ha sido una lucha de vida o muerte: desde el despido del entonces jefe del Partido de Chongqing, Bo Xilai, hasta la caída del entonces zar de seguridad Zhou Yongkang en 2014; ambos planeaban dar un golpe de estado contra Xi. Para Xi, ser reconocido como el “líder central” en la 6ª Sesión Plenaria del 18º Congreso Nacional en 2016; formar su liderazgo, específicamente, con los miembros del Comité Permanente del Politburó, que fueron presentados en el XIX Congreso Nacional en 2017; no nombrar un sucesor durante el XIX Congreso; y la exitosa enmienda de la constitución del país en la primavera de 2018 para eliminar el límite de mandato del presidente del Partido, aseguraron su poder.
Sin embargo, esta serie de movimientos «leales al partido» también violaron la costumbre del Partido de nombrar un sucesor.
Por un lado, Xi ha fortalecido el liderazgo del Partido de una manera integral, e incluso las sombras de la era del culto a la personalidad de Mao Zedong destellan de vez en cuando. Esto es gratificante para el PCCh. Pero, por otro lado, Xi abandonó las reglas tácitas mantenidas desde la era de Deng Xiaoping: el secretario general del Partido es el líder durante dos mandatos de cinco años y nombra a alguien para que lo suceda durante el congreso del Partido. La falta de un sucesor ha creado un gran riesgo para el PCCh: ¿el Partido controla a Xi, o Xi controla al Partido?
Esta es probablemente una de las líneas principales de luchas internas durante la próxima Quinta Sesión Plenaria que se celebrará a fines de octubre, hasta que se celebre el XX Congreso Nacional en 2022.
Durante la era de Mao, también hubo políticas de facciones, aunque Mao marcó la pauta. Desde la era Deng, el Partido se ha convertido en una oligarquía, con muchas familias de «principitos rojos» dominando China. Por ejemplo, durante la campaña anticorrupción de Xi que derribó a muchos de sus rivales políticos, solo Bo Xilai era un príncipito. Los otros grandes «tigres» —funcionarios de alto rango— atrapados en la campaña, como Zhou Yongkang, Xu Caihou, Guo Boxiong y Ling Jihua, no eran de familias principescas.
Quizás Xi esté actuando con dureza en el escenario, pero aún se mantiene frenado por otras facciones políticas.
En octubre del año pasado, en vísperas de la Cuarta Sesión Plenaria, comenzaron a circular rumores de que el máximo órgano de toma de decisiones del PCCh, el Comité Permanente del Politburó, podría agregar dos miembros más. Aunque los rumores terminaron siendo falsos, no hay forma de que tales rumores pudieran filtrarse sin la aprobación de algunas facciones que deseaban que ese fuera el caso.
Ha pasado otro año. Para el PCCh, la situación política de este año es mucho peor que la del año pasado, y también está un año más cerca del XX Congreso Nacional, cuando se determinará la próxima sucesión de líderes del Partido. A juzgar por el pasado, aunque los ajustes de personal se suelen organizar en la Primera Sesión Plenaria, la Quinta Sesión Plenaria es también una importante oportunidad. ¿Sería el tema del sucesor de Xi un tema importante de las luchas internas durante la Quinta Sesión Plenaria?
Por supuesto, es probable que Xi no esté dispuesto a preparar un sucesor, o ¿cómo podría haber dedicado tanto esfuerzo a enmendar la constitución? Además, si se designa un sucesor, ¿esto no les da a los oponentes políticos la oportunidad de quitarle el poder legalmente, sin mencionar los rumores de cambio de lealtades entre el bando de Xi?
Sin embargo, el nombramiento de un sucesor es importante para la perdurabilidad del Partido y para los intereses centrales de las facciones políticas. Las facciones naturalmente lucharán desesperadamente por eso. La Quinta Sesión Plenaria es el principal campo de batalla.
Es imposible para Xi detener esta lucha. Lo mejor que puede hacer es no meterse en problemas y pedirles a todos que “hagan un brindis” y parezcan unidos a él, aunque después lo apuñalen por la espalda.
Si los primeros cinco años de Xi fueron cuesta arriba, entonces el segundo mandato de cinco años de Xi fue cuesta abajo. En las batallas políticas por venir, podría ser expulsado de la pendiente y caer del acantilado en cualquier momento.
Wang He tiene una maestría en derecho e historia y ha estudiado el movimiento comunista internacional. Fue profesor universitario y ejecutivo de una gran empresa privada en China. Wang ahora vive en América del Norte y ha publicado analisis sobre la actualidad y la política de China desde 2017.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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