Las autoridades mexicanas dijeron que comenzaron el martes a sacar a los haitianos de la frontera con Estados Unidos en vuelos y autobuses preparados para ayudar al vecino país en su iniciativa de expulsión a gran escala.
Miles de haitianos que en los últimos días se habían aglomerado bajo y cerca de un puente en Del Río, Texas, a unos 100 kilómetros al noroeste de Piedras Negras y Eagle Pass, se enfrentaron al procedimiento de expulsión de Estados Unidos, que comenzó el lunes con el retiro de más de 6500 individuos de la zona.
Mientras los demás migrantes se trasladaban al otro lado de Río Grande, hacia Ciudad Acuña, para considerar sus opciones, México anunció sus propios vuelos. El gobierno mexicano había planeado deportar principalmente a los haitianos, dijo el 20 de septiembre el alcalde de Piedras Negras, Claudio Bres, al medio de comunicación mexicano Zócalo.
El traslado para la deportación parecía destinado a reducir la concentración en torno a los campamentos, según Reuters.
Un miembro de la agencia de noticias fue testigo de un incidente en el que varios migrantes protestaban mientras eran acorralados por los guardias mexicanos y embarcados en una furgoneta del Instituto Nacional de Migración (INM). The Epoch Times se puso en contacto con el INM para obtener comentarios.
El lunes y en la madrugada del martes, los migrantes haitianos fueron rodeados en Ciudad Acuña por la policía local, los agentes de investigación del estado de Coahuila, la agencia federal de inmigración de México y la Guardia Nacional, y luego subidos a furgonetas del INM, según el periódico El Paso Times.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo en una rueda de prensa el martes que él y el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, habían mantenido conversaciones sobre el «significativo y notable flujo reciente de nacionales haitianos que vienen de Brasil y Chile, y no de Haití».
Ebrard dijo que los haitianos estaban recibiendo información errónea sobre oportunidades disponibles en Estados Unidos.
«Ellos no están pidiendo el estatus de refugiado en México, excepto un pequeño porcentaje de ellos», dijo el ministro. «Básicamente están pidiendo la libertad de viajar a Estados Unidos».
Ebrard explicó que después de que el 29 de julio el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE. UU. extendió el permiso a los nacionales haitianos que residen en Estados Unidos para solicitar el Estatus de Protección Temporal, «la gente de la red haitiana le dijo a su gente de Brasil y Chile: ‘tienen que ir a Estados Unidos rápidamente'».
«Ellos los están engañando», dijo.
Biden está presidiendo lo que podría llegar a ser la peor crisis fronteriza de la historia de Estados Unidos, en cuanto al número de inmigrantes que entran ilegalmente y se encuentran con los agentes y funcionarios estadounidenses. La cifra superó los 200,000 tanto en julio como en agosto.
La Casa Blanca además se enfrenta a crecientes críticas bipartidistas por su gestión de la masiva llegada de migrantes en la frontera. Las imágenes de la frontera sur que circularon ampliamente en las redes sociales el lunes, que muestran a un agente de la Patrulla Fronteriza a caballo usando sus riendas para enfrentar y amenazar a los migrantes haitianos, provocaron indignación.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, en una entrevista con CNN, dijo estar «horrorizado» por las imágenes.
«Cualquier maltrato o abuso a un migrante es inaceptable», dijo Mayorkas. «Las imágenes que he observado me preocupan profundamente».
El incidente está siendo investigado por la Oficina de Responsabilidad Profesional de Aduanas y Protección Fronteriza, según un comunicado del DHS.
El despliegue de agentes fronterizos estadounidenses a caballo contra los migrantes haitianos «se deriva de las políticas de inmigración abusivas y racialmente discriminatorias de la administración del presidente Joe Biden», dijo Human Rights Watch dijo en una declaración.
«Este trato violento a los haitianos en la frontera es solo el último ejemplo de las políticas fronterizas estadounidenses racialmente discriminatorias, abusivas e ilegales que están devolviendo a la gente al peligro y al desastre humanitario», dijo Alison Parker, directora gerente de Estados Unidos de Human Rights Watch.
Con información de Charlotte Cuthbertson
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