El régimen chino prometió tomar represalias si Estados Unidos se niega a extender las visas a periodistas chinos, dijo un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, describiendo el acto como otra «serie de represión política».
Durante una conferencia de prensa del 4 de agosto, el portavoz del ministerio, Wang Wenbin, dijo a los reporteros que a ningún periodista chino se le concedió una prórroga de la visa desde mayo, cuando Estados Unidos comenzó a limitar su estancia a 90 días con opción de renovación.
The Epoch Times se dirigió al Departamento de Estado de Estados Unidos para confirmarlo, pero no recibió a tiempo una respuesta para la prensa.
Wang acusó a Estados Unidos de «hipocresía», «doble estándar», «intimidación por razones hegemónicas» y amenazó con provocar «reacciones necesarias y legítimas», como la de atacar a los reporteros estadounidenses en Hong Kong.
«Quiero decirles que la HKSAR [Región Administrativa Especial de Hong Kong] es parte del territorio de China. El Gobierno Central tiene la autoridad diplomática para reaccionar en respuesta», dijo.
Aunque Wang no reveló cuántos reporteros chinos podrían verse potencialmente afectados, el editor del periódico estatal de línea más dura, Global Times, en un posteo de redes sociales dijo que el número era de alrededor de 40, sin citar una fuente.
Los dos países han impuesto restricciones de «ojo por ojo» a los periodistas en medio de las crecientes preocupaciones de Estados Unidos de que el régimen chino está usando los medios de comunicación estatales como un megáfono para difundir propaganda en suelo estadounidense.
El medio China Daily, una publicación en inglés dirigida por el Departamento de Propaganda de China, pagó millones para colocar suplementos publicitarios en destacados periódicos estadounidenses, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos. En una encuesta realizada el 23 de junio, la Federación Internacional de Periodistas, la organización de periodistas más grande del mundo, publicó que Beijing estaba llevando a cabo una «extensa y sofisticada campaña de divulgación a largo plazo» para difundir sus temas de conversación a nivel mundial.
El gobierno estadounidense tiene designados un total de nueve medios controlados por el estado chino como misiones extranjeras, identificándolos como órganos de propaganda del Partido Comunista Chino. La medida exige que los organismos divulguen sus operaciones, incluido el registro en el Departamento de Estado de su personal y sus propiedades.
«Mientras que los medios de comunicación occidentales están en deuda con la verdad, los medios de la República Popular China están en deuda con el Partido Comunista Chino», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, en una declaración del 22 de junio, revelando las últimas cuatro designaciones.
A principios de marzo, el Departamento de Estado redujo el número de periodistas chinos autorizados a trabajar en Estados Unidos de 160 a 100. Como represalia, el régimen chino expulsó a los periodistas estadounidenses que trabajaban para cinco periódicos, entre ellos Wall Street Journal, New York Times y la Voz de América.
Las medidas de Estados Unidos se adoptaron a raíz de la decisión tomada por Beijing en febrero de revocar las credenciales de prensa de tres periodistas de Wall Street Journal, por un artículo de opinión en el que se calificaba a China como el «verdadero enfermo de Asia», pese a que ninguno de los tres periodistas expulsados participó en la redacción del artículo.
China ocupa el puesto 177 de 180 en la clasificación mundial de libertad de prensa, World Press Freedom Index, elaborada por Reporteros sin Fronteras, organismo internacional de vigilancia de la libertad de prensa.
En los últimos meses, el gobierno estadounidense también endureció su postura respecto a Beijing en otros frentes, en la medida en que las relaciones diplomáticas entre las dos potencias mundiales se deterioraban.
El 22 de julio, Estados Unidos ordenó el cierre del consulado chino en Houston, Texas. Ortagus, dijo a The Epoch Times en ese momento que «Estados Unidos no tolerará las violaciones de la RPC (República Popular China) de nuestra soberanía y la intimidación de nuestro pueblo, así como no hemos tolerado las prácticas comerciales injustas de la RPC, el robo de puestos de trabajo estadounidenses y otros comportamientos atroces».
En represalia, el régimen chino cerró el consulado de los Estados Unidos en la ciudad de Chengdu, provincia de Sichuan.
Durante una conferencia de prensa celebrada el 22 de julio tras la decisión, el presidente Donald Trump dejó abierta la posibilidad de cerrar más misiones chinas, diciendo que «siempre es posible» que se ordene el cierre de más puestos de avanzada diplomáticos chinos.
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