El régimen chino dice que Estados Unidos no puede simplemente alejarse del caos de Afganistán, en su último ataque dirigido contra Washington en medio de una agresiva campaña de propaganda aprovechando la crisis.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, calificó el 23 de agosto a Estados Unidos como la «principal causa fundamental y el factor más importante» de la inestabilidad que se está desarrollando en Afganistán, y dijo que Estados Unidos «no debería simplemente dar media vuelta», sino que debería proporcionar la reconstrucción y ayuda humanitaria.
Luego de la rápida toma del poder de Afganistán por los talibanes, Beijing se apresuró a capitalizar la crisis para empañar el liderazgo de Estados Unidos en el escenario mundial.
El régimen chino también ve una oportunidad para llenar el vacío dejado por Estados Unidos en un área que Beijing considera su propio patio trasero: Afganistán comparte una frontera de 47 millas con Xinjiang de China. Pero el régimen también teme que la inestabilidad en el país pueda extenderse a los países vecinos de Pakistán y Asia Central y potencialmente llegar a la frontera con China.
Desde la caída de Afganistán ante los talibanes, el grupo y Beijing han expresado su deseo de mantenerse en términos amistosos. El régimen chino, que no llegó a reconocer al grupo como el nuevo gobernante, describió previamente la toma de posesión de los talibanes como «la voluntad y la elección del pueblo afgano». Wang, en la rueda de prensa del 23 de agosto, prometió que Beijing «desempeñaría un papel activo en la promoción de la paz» en Afganistán y ayudaría a la nación a «lograr el autodesarrollo».
Los talibanes expresaron la semana pasada sus esperanzas de que Beijing pueda contribuir a los esfuerzos de reconstrucción del país, y un portavoz dijo a los medios estatales chinos que el grupo había estado en contacto con un delegado chino que Beijing nombró recientemente para actuar de enlace con el nuevo régimen.
Pero las relaciones entre China y los talibanes serán de naturaleza más pragmática que la cálida amistad mostrada por los medios estatales chinos, dicen los analistas.
Frank Lehberger, sinólogo e investigador principal de la Fundación Usanas con sede en India, dijo que los talibanes solo harán esfuerzos para satisfacer los deseos del Partido Comunista Chino (PCCh) cuando se apacigüen las propias demandas del grupo; en este momento, la principal preocupación de los talibanes es el flujo de caja.
“Mientras el liderazgo del PCCh pague rápidamente las cantidades en moneda extranjera o proporcione todas las inversiones en infraestructura que los talibanes de Afganistán quieren (…) entonces los talibanes serán ‘amables’ con China”, dijo a The Epoch Times.
«Pero si el PCCh no está dispuesto o no puede proporcionar las finanzas esperadas a tiempo, o si China hace algo que no agrada a los talibanes, entonces los talibanes morderán rápidamente las manos chinas que los alimentan».
El dinero también es un desafío urgente al que se enfrentan los talibanes para consolidar su control. Estados Unidos ha bloqueado el acceso de los talibanes a miles de millones de dólares en reservas federales afganas que se mantienen en cuentas bancarias estadounidenses, y el Fondo Monetario Internacional ha retenido USD 460 millones en ayuda. Esta presión financiera deja a Estados Unidos con un potencial punto de apalancamiento a medida que las tensiones continúan aumentando.
Además de la complejidad, el régimen chino ha tenido temores durante mucho tiempo de que el país podría albergar militantes uigures que podrían lanzar ataques en la región de Xinjiang hacia el oeste de China, hogar de uigures musulmanes que el régimen ha reprimido en una campaña expansiva supuestamente para eliminar el terrorismo.
El mes pasado, los talibanes aseguraron a Beijing que «nunca permitiría que ninguna fuerza use el territorio afgano para participar en actos perjudiciales para China», pero no está claro cuánto control puede ejercer el grupo sobre el país para cumplir con esta promesa.
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