Beijing usa sanidad y aplicaciones del celular como armas para atacar a individuos: experta

Por Frank Fang y Jan Jekielek
28 de junio de 2021 3:15 PM Actualizado: 28 de junio de 2021 5:08 PM

El régimen comunista de China utiliza la sanidad y las aplicaciones para celular como armas y como parte de su libro de jugadas, dijo una experta en China y el Indo-Pacífico.

Cleo Paskal, miembro asociado de Chatham House y miembro senior de la Foundation for Defense of Democracies, dijo que se pueden aprender lecciones de los vecinos de China, en particular de la India y de las Islas Salomón, para entender las amenazas que plantea el Partido Comunista Chino (PCCh), en una reciente entrevista en el programa «American Thought Leaders» de Epoch TV.

«Comprender lo invasiva, destructiva y coercitiva que es la mentalidad del Partido Comunista Chino —en cuanto al derecho de un individuo a pensar lo que quiera o a creer lo que quiera— es imprescindible para entender a qué nos enfrentamos», dijo Paskal.

Y añadió: «En un mundo dirigido por China o influenciado por China, la sanidad se utiliza como arma para castigar a los disidentes políticos».

Paskal señaló el ejemplo de Daniel Suidani, primer ministro de la provincia de Malaita en las Islas Salomón y destacado crítico de China. Desde que el país del Pacífico Sur puso fin a sus 36 años de relaciones diplomáticas con Taiwán en favor de China en septiembre de 2019, Suidani ha seguido expresando su apoyo a la isla autogobernada y ha rechazado las inversiones chinas en Malaita.

El continuo apoyo de Suidani a Taiwán —una nación independiente de facto que China reclama como parte de su territorio— le ha enfrentado al primer ministro de las Islas Salomón, Manasseh Sogavare, que mantiene una estrecha relación con Beijing.

Hace unos seis meses, Suidani enfermó por una dolencia cerebral que requería una tomografía computarizada, pero las Islas Salomón no disponen de dicho aparato médico. Por ello, el primer ministro comenzó a buscar atención médica en el extranjero, pero se encontraba en apuros económicos para pagarla.

Suidani se dirigió al gobierno de Sogavare para pedirle ayuda financiera para su atención médica, pero rechazó el dinero tras enterarse de que había condiciones para ello: tenía que estrechar la mano de Sogavare en público. A principios de este mes, el asesor principal de Suidani, Celsus Talifilu, declaró a Al Jazeera que el primer ministro rechazó la oferta porque «sería como darle la mano a China».

Taiwán ofreció a Suidani asistencia médica y el primer ministro llegó a Taiwán el 26 de mayo. Su viaje a Taiwán ha enfadado tanto al gobierno de Sogavare como a Beijing, ya que el primero dijo que era un viaje «no autorizado» que socavaba la política de «una sola China» del país del Pacífico Sur.

Mientras tanto, en un comunicado emitido el 30 de mayo, la embajada china en las Islas Salomón dijo que había «registrado su preocupación» ante el gobierno de Sogavare por el viaje de Suidani, y añadió que «se opone a cualquier contacto oficial» entre Taiwán y otros países.

«Se trata de una situación en la que su posición personal [la de Suidani] sobre China significaba que se le iba a negar la asistencia sanitaria. Esto es esencialmente un control del tipo de sistema de crédito social extraterritorial sobre la asistencia sanitaria de una persona individual», explicó Paskal.

Y añadió: «Si no aceptas a China en tu corazón, te van a dejar morir. Eso es fundamentalmente lo que ocurría con el primer ministro Suidani».

El régimen chino aplica un sistema de crédito social, que asigna a cada ciudadano una puntuación de «fiabilidad social». A las personas les pueden restar puntos de su puntuación de crédito social si cometen conductas consideradas indeseables por el PCCh, como cruzar la calle imprudentemente. Las personas con una puntuación de crédito social baja son consideradas «indignas de confianza» y, por tanto, se les priva del acceso a servicios y oportunidades. Se les puede prohibir viajar en avión o asistir a escuelas, entre otras cosas. Los críticos consideran que el sistema es una violación de los derechos humanos.

Aplicaciones para celular

Según Paskal, Beijing también podría convertir en armas las aplicaciones móviles chinas para sembrar divisiones en otros países. Elogió al gobierno indio por prohibir las aplicaciones chinas, en particular la popular aplicación para compartir videos TikTok y la aplicación de mensajería WeChat.

India ha prohibido más de 200 aplicaciones chinas, alegando que la recopilación de datos de los usuarios por parte de estas aplicaciones supone un riesgo para la seguridad nacional. La ley de inteligencia nacional de China exige a todas las organizaciones y ciudadanos que «apoyen, ayuden y cooperen con los objetivos de la inteligencia nacional».

Beijing podría utilizar los datos recogidos por las diferentes apps chinas para coaccionar y chantajear, advirtió Paskal.

Además, Paskal explicó que, dado que las apps chinas también conservan información, Beijing podría intentar «manipular a las personas que tienen la app para que crean ciertas cosas o se dirijan en ciertas direcciones políticamente».

«Si puede crear una división social o exacerbar la división social en otro país, y paralizarlo socialmente, dañarlo socialmente, China gana. Eso no significa que los países no tengan problemas sociales. Solo significa que hay un interés de Beijing: empeorar esas situaciones. Y eso se puede hacer a través de aplicaciones como TikTok», explicó Paskal.

Algunos medios de comunicación han informado de cómo TikTok censuraba ciertos temas, como la masacre de la plaza de Tiananmen o el trato de China a los uigures y otras minorías musulmanas.

El 9 de junio, la Administración Biden revocó las órdenes ejecutivas del expresidente Donald Trump que prohibían en la práctica TikTok y WeChat, y exigió al Departamento de Comercio que realizara su propia revisión de ambas aplicaciones.

Paskal advirtió que, en última instancia, el PCCh quiere influir en la mente de cada individuo.

«Por lo tanto, sea muy consciente. Usted es el objetivo. (…) El objetivo ahora del Partido Comunista Chino es la guerra política: la primera línea de su intento de alcanzar esa posición número uno en términos de poder nacional integral es la mente de usted», explicó.

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