Bolsonaro, COVID-19 y la invasión china en Brasil

Por Yu Qingxin
04 de junio de 2020 3:49 PM Actualizado: 04 de junio de 2020 3:49 PM

Después de que a fines de febrero de este año se diagnosticara el primer caso de virus del PCCh (Partido Comunista Chino) en Brasil, la epidemia siguió intensificándose. Los medios de comunicación informaron el 1 de mayo que en el cementerio de Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil, se cavaron más de 13,000 tumbas. Desde el 13 de mayo, se diagnostican más de 10,000 casos por día; el 4 de junio Brasil ya sumaba 590,000 infectados y más de 32,000 muertes, convirtiéndose en el segundo país del mundo en número de casos acumulados después de Estados Unidos. China e Irán no se incluyen en esta comparación debido a su grave ocultación de datos.

Muchas personas se preguntan por qué el virus del PCCh es tan grave en Brasil y aún siguen aumentando los casos en vez de disminuir.

Las medidas de prevención de la epidemia en Sao Paulo fueron las más tempranas y estrictas, pero es donde la epidemia es más grave.

El presidente, Jair Messias Bolsonaro, siempre estuvo en desacuerdo con el cierre del país, «reacio a cerrar la economía por la epidemia» y en contra de muchos, defendió la reanudación del trabajo.

João Doria, el gobernador de Sao Paulo, se manifestó contrario a la actitud del presidente ante la epidemia y anunció el bloqueo, el aislamiento, el cierre de tiendas y la cuarentena en todo el estado afirmando que «la salud, la medicina y la ciencia son los determinantes de nuestras acciones».

Influencia del PCCh en Sao Paulo

Sao Paulo y Shanghai son ciudades con una estrecha relación. El 6 de abril, el Partido Comunista Chino (PCCh) llevó a cabo el «Concurso de Vídeo de Intercambio de Experiencias Shanghai-Sao Paulo contra la Nueva Neumonía de Coronavirus». Después del evento, el brote en Sao Paulo siguió aumentando.

Sao Paulo también tuvo el primer Instituto Confucio en Brasil. El Instituto Confucio de la Universidad Estatal de Sao Paulo se inauguró en 2008. El socio chino es la Universidad de Hubei.

Entre los diez Institutos Confucio en Brasil, el de Sao Paulo es el «más activo» y el más seguido por el PCCh. En 2009, se publicó el libro ‘Nós e a China’ (Nosotros y China), editado por el profesor y decano del Instituto Confucio, Luis Antonio Paulino. En el libro se incluyeron 20 artículos que «cuentan historias chinas, transmiten voces chinas y muestran imágenes chinas». Es más preciso sustituir «China» por «PCCh» en esta publicación.

En los últimos 11 años, el Instituto Confucio de Sao Paulo ha reunido a casi 13,000 estudiantes y ha establecido 16 centros de enseñanza de idioma chino, distribuidos en 13 ciudades del estado de Sao Paulo y ciudades vecinas. En 2016, el Instituto Confucio de la Universidad Estatal de Sao Paulo fue seleccionado como uno de los trece Institutos Confucio modelo en el mundo y hasta la fecha ha celebrado muchos eventos culturales de alto nivel con una importante influencia social.

Ante la pandemia, el PCCh no ha relajado las funciones del Instituto Confucio. En marzo de este año, seis estudiantes graduados de la Universidad de Hubei fueron enviados al Instituto Confucio en Sao Paulo para la promoción del idioma chino. Ellos entraron de prisa a Brasil antes del bloqueo.

Después del brote, en lo que respecta a los métodos antiepidémicos, ¿es importante aislar y bloquear o reanudar el trabajo? Las dos opiniones divergentes generaron numerosos desacuerdos. De hecho, la tendencia de la epidemia en Sao Paulo ha demostrado que la plaga es inseparable del Partido Comunista Chino. Los países de todo el mundo también confirman el hecho de que cualquier persona cercana al PCCh es más propensa a sufrir la enfermedad. Las medidas antiepidémicas solo pueden ser eficaces si se basan en la premisa de rechazar al PCCh. Taiwán es el mejor ejemplo. El dilema de las dos opiniones anteriores no es la clave del problema. Un artículo editorial de The Epoch Times señala que el virus apunta al Partido Comunista y a limpiar al PCCh y sus elementos. La relación de todos los países, organizaciones e individuos y su actitud hacia el PCCh es proporcional a la gravedad de la epidemia.

Embajador chino acusa públicamente a senador y familiar del presidente

Cuando el virus del PCCh invadió Brasil, el hijo del presidente, el senador Eduardo Bolsonaro, dijo en Twitter que «este es un virus chino». En respuesta, el PCCh se molestó y el embajador chino Yang Wanming culpó públicamente a la familia del presidente por la acusación. El canciller de Brasil, Ernesto Araújo, dijo en un comunicado que el planteo del embajador chino era «inaceptable», aunque aclaró que el gobierno de Brasil no compartía la opinión del senador Bolsonaro.

La arrogancia del embajador del PCCh en Brasil es precisamente el resultado del profundo establecimiento de las relaciones del PCCh en Brasil durante muchos años.

Brasil estableció relaciones diplomáticas con el PCCh en 1974. Desde 2003, durante los 13 años de gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), las relaciones entre los dos países se desarrollaron con rapidez. En 2004 se estableció la Alta Comisión de Coordinación y Cooperación entre China y el Brasil (COSBAN). En 2012, la relación entre los dos países llegó a convertirse en una «asociación estratégica mundial» y se firmó un plan de cooperación de diez años (2012-2021). Después de más de una década de afluencia de capital chino y con la penetración de las ideas del PCCh, Brasil se acercó ideológicamente al régimen comunista de China.

El presidente Bolsonaro, quien asumió al cargo en 2019, describió al PCCh durante su campaña electoral como un «depredador» que trató de aferrarse a la salvación de la economía nacional de Brasil, y dijo que el régimen chino «no está comprando cosas de Brasil, ¡está comprando todo Brasil!». Bolsonaro prometió erradicar la ideología comunista. El eslogan de la campaña de Bolsonaro fue «Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos».

Brasil cayó en la trampa de «la Franja y la Ruta»

Aunque Brasil aún no ha firmado el acuerdo de cooperación «la Franja y la Ruta», la situación real de las relaciones bilaterales entre China y Brasil ya han coincidido en gran medida con la iniciativa. El Partido Comunista Chino utiliza su mercado y el financiamiento para atraer a la economía brasileña de manera integral, tratando de convertirse en la salvación de la economía del país sudamericano.

China es el mayor socio comercial del Brasil. De 2003 a junio de 2018, las empresas chinas invirtieron casi 54,000 millones de dólares en cerca de 100 proyectos en Brasil. Solo en 2017, la inversión china alcanzó los 11,000 millones de dólares.

En cuanto a la conectividad y las instalaciones, la construcción de infraestructuras en Brasil es otra área central en la que China puede invertir después de las industrias extractivas y la agricultura. China ha participado en la construcción de varios proyectos de infraestructura, como centrales hidroeléctricas, aeropuertos, terminales y líneas de transmisión. En 2018, China Merchants Port completó la adquisición del Puerto de Paranaguá, el segundo puerto más grande de Brasil y también creó el mayor proyecto de adquisición y fusión de puertos de Brasil y América Latina.

En cuanto al financiamiento, China se convirtió en una importante fuente de inversión extranjera en Brasil. Según las estadísticas oficiales brasileñas, de 2003 a 2018, la inversión china en Brasil fue de unos USD 69,200 millones, mientras que en 2003 fue de USD 54 millones.

En términos de ideología, el PCCh construyó diez Institutos Confucio y cuatro Aulas Confucio en Brasil, ocupando el primer lugar en América Latina. Los centros de estudio y universidades brasileñas establecieron varios centros de investigación y equipos de proyectos chinos para promover la comprensión de China en Brasil a través de propaganda. El número de brasileños que van a China para estudiar y viajar también aumentó con rapidez y el número de universidades chinas que ofrecen cursos de portugués llegó a más de 30.

Brasil tiene muchos recursos minerales y petrolíferos. Después de la afluencia de capital chino, los recursos fueron extraídos y transportados a China. Sin embargo, el beneficio del desarrollo económico local fue muy pequeño, ya que movió grandes cantidades de dinero y corrompió a funcionarios del gobierno brasileño. Dos expresidentes fueron investigados por casos de corrupción en Brasil.

El caso de la gran planta china de tratamiento de agua en la zona verde de Sao Paulo

En mayo de 2018, China Gezhouba Group Overseas Investment Company adquirió, a través de su filial brasileña, el 100% del capital de Sistema Produtor San Lourenço SA, perteneciente a las empresas brasileñas Grupo Camargo Correa y Grupo Andrade Gutierrez, y adquirió los derechos de concesión relacionados con Sao Lourenço. La capacidad de suministro de agua diaria de la planta es de 410,000 toneladas, lo que puede satisfacer las necesidades de 1.5 millones de personas.

Un año más tarde, se estableció una gran estación de agua en la zona verde del suburbio de Bolín Paulista, estado de Sao Paulo, a nombre de la empresa china. El 14 de mayo de 2019, Financial News informó que «las empresas chinas están ayudando a resolver la escasez de agua en el estado de Sao Paulo». Se mostraba «la buena imagen de las empresas chinas y destacaba la iniciativa la Franja y la Ruta». Las fusiones y adquisiciones de plantas de agua son un proyecto clave de la iniciativa la Franja y la Ruta, con una inversión total de unos USD 860 millones.

El PCCh se jactó de que se trataba de un «importante proyecto básico para promover el desarrollo económico local y mejorar los medios de vida de la población de Sao Paulo» y de que había realizado una «gran hazaña» para el pueblo brasileño. Pero tras el incidente del embajador chino y el senador Bolsonaro, se cerró la estación de suministro de agua y produjo un problema de suministro de agua para 1.5 millones de personas en el área local.

Esta situación revela que el PCCh es, de hecho, un «depredador» que intenta aferrarse a la salvación de la economía nacional de Brasil. El PCCh no solo necesita invertir en los recursos que necesita, sino que también necesita intervenir en la economía local, desde participar en las acciones hasta convertirse en uno de los principales accionistas y finalmente comprar todas las fusiones y adquisiciones.

Conclusión

El Partido Comunista de China se ha infiltrado profundamente en Brasil y se ha esforzado durante muchos años para llevar a Brasil a establecer una asociación estratégica. La pandemia reflejó con precisión esta relación de causa y efecto.

Hubo una decisión importante en la historia brasileña que fue la independencia en 1822. En esa época, Dom Pedro I no estaba dispuesto a obedecer el gobierno colonial portugués y prometió «independencia o muerte», y Brasil finalmente logró su independencia. Esa fue una elección exitosa.

Hoy, casi doscientos años después, Brasil enfrenta una decisión histórica aún más crucial. Ante la pandemia que azota actualmente el país, la opción de «independencia o muerte» cobra un nuevo significado. Rechazar y expulsar al Partido Comunista Chino de Brasil erradicará definitivamente a la verdadera peste.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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