La Casa Blanca confirmó el martes que el presidente Joe Biden quiere que la ampliación del crédito fiscal por hijo —que se añadió como parte del último proyecto de ley de estímulo— se convierta en una política permanente en el futuro.
Las asignaciones de subsidios por hijos se incrementaron como parte del paquete de ayuda COVID-19, de 1.9 billones de dólares, y amplía drásticamente el estado de bienestar del país. Algunos expertos lo califican como un avance hacia la renta básica universal.
Como parte del estímulo, el crédito se aumentó a 3000 dólares por niño de seis a 17 años, y a 3600 dólares por los menores de seis años. Se hizo totalmente reembolsable y se pagará en cuotas mensuales de 300 dólares. Antes, el crédito máximo anual era de 2000 dólares por cada hijo menor de 17 años.
El martes se pidió a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, que aclarara si la política sería permanente, algo que algunos expertos ya habían previsto. La periodista dijo que no parecía seguro si la administración iba a hacer la política permanente o no.
«El presidente quiere hacer permanente el crédito fiscal por hijos», dijo Psaki a los periodistas a bordo del Air Force One. «Él cree que hay muchas propuestas por ahí, incluyendo la del senador Romney, para trabajar para asegurar que haya asistencia a más largo plazo a través del Crédito Fiscal por Hijo».
«Y considera que también es una de las formas en que podemos ayudar a abordar el número de mujeres —mujeres trabajadoras— que han salido de la fuerza laboral», añadió. «Pero solo tenemos que encontrar un vehículo, y estamos teniendo esas discusiones con el Congreso».
En el estímulo, el programa de crédito fiscal por hijo eliminó los requisitos de trabajo existentes que aumentarían el crédito obtenido en función de los ingresos laborales de una persona. Algunos expertos describen el plan, si se promulga de forma permanente, como “la segunda mayor expansión de los privilegios de prestaciones sociales otorgados después de averiguar los recursos económicos del solicitante en la historia de Estados Unidos”, según señala un informe de Heritage del 10 de febrero.
El mismo informe afirma que «en dólares constantes, su coste anual empequeñecería los costes iniciales de los programas Medicaid, cupones de alimentos y Ayuda a las Familias con Hijos Dependientes”.
Robert Rector, investigador principal de estudios de política nacional en la Fundación Heritage y una de las principales autoridades en materia de pobreza y programas de bienestar social, afirmó que el programa de crédito por hijos costaría al país unos 80,000 millones de dólares al año en desembolsos en efectivo y otros 40,000 millones en reducción de impuestos.
El problema es que «es innecesario y contraproducente», dijo a The Epoch Times la semana pasada.
“Son 80,000 millones de dólares que se suman al medio billón de dólares que Estados Unidos gasta actualmente en efectivo, alimentos, vivienda y atención médica para los estadounidenses de bajos ingresos”, añadió Rector. “Y ese medio billón de dólares es aproximadamente seis o siete veces la cantidad necesaria para abolir completamente la pobreza infantil en Estados Unidos”.
La mayoría de las estimaciones dicen que estos créditos fiscales por hijo ampliados costarán al país más de 100,000 millones de dólares, y el Comité para un Presupuesto Federal Responsable identifica el costo en 143,000 millones de dólares anuales. Estaba previsto que fuera solo una expansión temporal durante un año.
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