Ciudad china con historial de cometer abusos contra los DD. HH. se vuelve un foco activo del COVID-19

Por Yuan Bin
25 de febrero de 2021 4:50 PM Actualizado: 25 de febrero de 2021 4:50 PM

Opinión

Al inicio del año nuevo, una nueva ola de brote del COVID-19 en la provincia de Hebei, al noreste de China, convirtió inesperadamente a una ciudad poco conocida en el punto focal de la opinión pública. Por cierto, esta ciudad tiene una historia muy oscura, y esta pandemia es un momento oportuno para reflexionar.

El 2 de enero, se confirmó un caso del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus y causa la enfermedad de la COVID-19, en la aldea de Xiaoguozhuang, distrito de Gaocheng, de la ciudad de Shijiazhuang en Hebei.

En solo unos días, todo el distrito de Gaocheng fue declarado el área de alto riesgo número uno del país. Para el 13 de enero, había 463 casos confirmados en Hebei, con 195 infecciones asintomáticas aún bajo observación, según el medio estatal Xinhua. La gran mayoría de los casos se concentraron en Gaocheng. De repente, Gaocheng saltó al escenario mundial.

Sin embargo, Gaocheng tiene una historia oscura que ha recibido poca atención pública hasta ahora: ha sido un lugar importante donde se cometieron abusos de derechos humanos contra los practicantes de la práctica espiritual Falun Gong.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una antigua práctica espiritual china que consiste en ejercicios de meditación sencillos y lentos, y enseñanzas basadas en los principios de verdad, benevolencia, y tolerancia. La práctica creció en popularidad durante la década de 1990, con 70 millones a 100 millones de seguidores en China a finales de la década, según estimaciones oficiales en ese momento.

Al sentirse amenazado por su popularidad, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una campaña de eliminación sistemática en julio de 1999. Desde entonces, millones han sido detenidos dentro de prisiones, campos de trabajo, y otras instalaciones, y cientos de miles han sido torturados mientras estaban encarcelados, según el Centro de información de Falun Dafa.

Minghui.org, un sitio web con sede en Estados Unidos que rastrea la persecución contra Falun Gong en China, documentó cómo las autoridades de Gaocheng siguieron las órdenes del más alto nivel del liderazgo del PCCh: el exlíder del Partido Jiang Zemin, quien lanzó la persecución contra Falun Gong.

El 1 de febrero de 2005, la oficina 610 de Gaocheng emitió un aviso sobre la persecución contra Falun Gong que se distribuiría a todos los pueblos, distritos y unidades de trabajo de la ciudad. La Oficina 610 es una agencia extralegal creada en 1999 con el único propósito de perseguir a Falun Gong. Tiene poder absoluto en cada nivel de la administración del PCCh y su influencia supera a la de otras organizaciones políticas y judiciales.

El aviso instruyó a todas las autoridades locales sobre la importancia de alcanzar los siguientes objetivos, llamados los “Tres No’s: No ir a Beijing a apelar; no organizar ninguna reunión ni protesta pública local; no transmitir por televisión por cable».

“Para los practicantes de Falun Gong, los ‘Tres No’s’ significan la pérdida de la libertad, el acoso, las multas, el arresto y el encarcelamiento, el lavado de cerebro, la tortura, el despido del trabajo, la pérdida de los salarios de jubilación, la intervención forzada de miembros de la familia y el lugar de trabajo, incluso la muerte y la separación de la propia familia”, afirmó Minghui.org en un informe de marzo de 2005.

Víctimas de abuso

Según estadísticas incompletas, hasta 1000 personas practicaron Falun Gong en Gaocheng alrededor de 1999, informó Minghui.org.

Los siguientes son algunos de los practicantes de Falun Gong que fueron perseguidos por las autoridades chinas en Gaocheng. Los casos fueron documentados por Minghui.org.

Li Chouren, un granjero local y varios otros practicantes de Falun Gong fueron secuestrados por la policía el 23 de diciembre de 2001 y llevados al centro de detención de Gaocheng. Para obligar a Li a renunciar a su fe, fue sometido a palizas, permaneciendo de pie durante largos períodos de tiempo, privación del sueño, atado en posiciones dolorosas, obligado a beber orina y otros malos tratos dolorosos y degradantes. Antes de ponerlo en libertad, el centro de detención extorsionó a la familia de su hermana con más de 1500 yuanes (unos USD 232), una cantidad considerable para la familia pobre. Li murió diez días después a causa de las torturas que le infligieron heridas.

Método de tortura “El avión”. (Cortesía de Minghui.org)

Wu Xiuqin practicó Falun Gong porque la ayudó a recuperar su salud. En 2001, las autoridades saquearon su casa, la secuestraron, y la enviaron a un centro de lavado de cerebro en Gaocheng, donde la obligaron a renunciar a sus creencias. El lavado de cerebro generalmente consiste en someter a la víctima a horas de propaganda difamatoria, junto con varios tipos de tortura. El objetivo es que la persona firme una declaración de que dejará de practicar Falun Gong. Después de su liberación, Wu continuó practicando Falun Gong. Sin embargo, fue secuestrada nuevamente el 3 de noviembre de 2003 por otra ronda de lavado de cerebro y abuso.

Lee Wensu era maestra en Gaocheng y comenzó a practicar Falun Gong porque había escuchado acerca de los muchos beneficios para la salud que experimentaba la gente. En 1999, la Oficina de Cultura y Educación de Gaocheng ordenó al empleador de Lee que la despidiera. Poco después, fue detenida ilegalmente cuatro veces y la oficina de seguridad local extorsionó con 6000 yuanes (unos USD 929). Además, fue detenida ilegalmente en el campo de trabajos forzados de Shijiazhuang, donde realizó trabajos forzados durante tres años.

Lu Feng también fue profesor en Gaocheng. Las autoridades locales ordenaron a los administradores de la escuela que lo presionasen para que renunciara a su fe. Cada vez que llegaba un llamado «día sensible»–como el 20 de julio, que marcó el comienzo de la persecución a Falun Gong–la escuela lo obligaba a escribir una «carta de garantía» de que había abandonado la práctica, o de lo contrario perdería su trabajo.

Dong Cuifang era una estudiante de posgrado de 29 años que había asistido a la Universidad Médica de Hebei. Desde el 20 de julio de 1999, fue acosada y amenazada repetidamente por el personal de seguridad del estado local porque había ido a Beijing para hacer una petición por Falun Gong. A principios de 2001, para evitar ser arrestada, decidió irse de su casa y vivir en las calles de las afueras de Beijing. Pero en la primavera de 2002, Dong fue arrestada mientras distribuía volantes sobre Falun Gong. Ella fue detenida en el campo de trabajos forzados de Beijing Daxing, donde fue torturada hasta la muerte el 20 de marzo de 2003. Su cuerpo presentaba numerosas cicatrices y un agujero en el cráneo.

A menudo se dice: «Todo cae por su propio peso» o «Cosechas lo que siembras». En China, la gente decía: «El bien y el mal tienen sus consecuencias, la retribución seguramente seguirá a un crimen, y si la gente no hace algo al respecto, el cielo lo hará».

Desde el 21 de febrero, las ciudades de Gaocheng y Shijiazhuang permanecen bajo confinamiento y muchos residentes han estado sufriendo y protestaron contra las duras medidas de bloqueo.

Si bien Gaocheng ha sido duramente golpeado por el virus del PCCh y está bajo atención nacional, tal vez sea hora de exponer los crímenes cometidos contra los practicantes de Falun Gong en esta ciudad y que todos reflexionen sobre la creencia tradicional china de que el bien y el mal tienen su consecuencias.

Yuan Bin es un escritor independiente y académico independiente sobre temas contemporáneos de China.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.