Comisionado de la FCC quiere cerrar «laguna» que permite a operadoras chinas acceder a redes de EEUU

Al igual que el fracaso de "un país, dos sistemas" en Hong Kong, esto es igualmente insostenible

Por Ryan Bao y Jan Jekielek
15 de abril de 2021 7:21 AM Actualizado: 15 de abril de 2021 7:21 AM

Los estadounidenses han llegado a comprender la amenaza para la seguridad nacional que suponen las empresas de telecomunicaciones con sede en China, pero quizá se sorprendan al saber que se siguen utilizando equipos de estas empresas de telecomunicaciones en las redes estadounidenses, según Brendan Carr, comisionado de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).

El año pasado, la FCC prohibió a varias compañías de telecomunicaciones de Estados Unidos utilizar un fondo federal de 8300 millones de dólares para comprar equipos de las empresas de telecomunicaciones con sede en China, Huawei y ZTE, tras considerarlas una amenaza para la seguridad nacional. Sin embargo, las empresas de telecomunicaciones están autorizadas a comprar y utilizar exactamente los mismos equipos siempre que utilicen fondos privados.

«Para mí, se trata de una laguna legal flagrante que no tiene sentido», dijo Carr en una entrevista reciente con el programa American Thought Leaders de The Epoch Times.

El comisionado destacó el riesgo de espionaje que suponen las empresas tecnológicas con sede en China.

«Según la legislación china, estas empresas tienen que entregar básicamente cualquier información o dato que el partido comunista pueda estar buscando», dijo.

Carr añadió que la FCC tiene pruebas de que una empresa en particular, controlada por el Partido Comunista Chino (PCCh), toma el tráfico de internet originado en California y destinado a Washington D.C., y lo redirige a través de Guangzhou, China.

«No hace falta ser un ingeniero de redes para entender que ese desvío no es la forma más eficiente de encaminar el tráfico si lo que importaba era simplemente entregar los datos de forma eficiente», dijo.

China Telecom, una empresa estatal, se ha visto envuelta en la polémica por desviar en varias ocasiones el tráfico de internet en el extranjero hacia China, lo que ha suscitado la preocupación de que el régimen comunista tuviera acceso a los datos.

No se puede confiar en que las empresas con sede en China cumplan las leyes en Occidente, dijo Carr.

«No hay un mundo en el que se pueda tener una empresa como Huawei que se dedique a la vigilancia basada en la raza y a otras prácticas en China, y sin embargo crear un muro para que respeten los valores occidentales cuando hagan negocios en Estados Unidos», dijo.

Al igual que el concepto de «un país, dos sistemas» está fracasando en Hong Kong, la idea de que las empresas de telecomunicaciones con sede en China puedan relacionarse con Estados Unidos bajo el lema de «una empresa, dos sistemas» va a ser igualmente insostenible, advirtió Carr.

«Un país, dos sistemas» es el marco bajo el cual el régimen comunista chino había prometido gobernar Hong Kong cuando se transfirió la soberanía desde Gran Bretaña en 1997. Beijing se había comprometido a conceder a la ciudad una autonomía y unas libertades de las que no disfrutaba el continente. Pero a lo largo de los años, especialmente en los últimos 12 meses, el régimen ha actuado para recortar drásticamente las libertades y la democracia en la ciudad, incumpliendo de hecho esta promesa.

La FCC está llevando a cabo un proceso denominado «rip and replace» (arrancar y reemplazar), con el que pretende sustituir los equipos de red de Huawei y ZTE ya instalados en Estados Unidos. El Congreso aprobó 1900 millones de dólares para financiar la retirada de estos equipos el pasado diciembre.

En 2019, la FCC prohibió a China Mobile, una de las mayores compañías de telefonía móvil del mundo, el acceso al mercado estadounidense. También ha avanzado en la prohibición de otras tres compañías de telecomunicaciones con sede en China por motivos de seguridad nacional.

Carr también propone que la FCC exija a las empresas que importan dispositivos al país que demuestren que no hay mano de obra esclava en esos productos. El PCCh ha detenido por la fuerza a uigures en la región china de Xinjiang para que trabajen en fábricas y campos como parte de una campaña de expansión de la represión.

«No podemos permitir que la China comunista se beneficie de sus prácticas de trabajo forzado», dijo Carr.

Siga a Jan en Twitter: @JanJekielek


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