La procrastinación empieza cuando se evita algo por miedo. Luego se convierte en un patrón que se fortalece hasta convertirse en un hábito. Reforzamos este hábito de procrastinación a través de años de práctica, y nos perjudica de muchas maneras.
El hábito de la procrastinación puede afectar todas las áreas de la vida, llevándonos a evitar tomar acciones concretas que mejoren nuestra situación:
- Afrontar de frente nuestras finanzas
- Establecer hábitos saludables (ejercicio, dieta, revisiones periódicas)
- Mantener relaciones sanas (evitar conversaciones difíciles)
- Crear un trabajo con significado
- Despejar y simplificar
- Llegar a los sitios a tiempo
- Aprender cosas nuevas
Y mucho más. Éstos son algunos de los ejemplos más obvios, pero procrastinamos todo el día de formas más simples como: consultar el teléfono, el correo electrónico y los sitios web favoritos, ver las noticias o los programas de televisión, o jugando. No hay límite en el número de formas en que tratamos de evitar la adversidad.
«Cuando decide que está cansado de hacerse daño con estos patrones, está listo para cambiar».
Así que la pregunta es: ¿cómo dejamos de hacernos daño? ¿Cómo empezamos a romper nuestros hábitos de procrastinación, y a crear patrones más útiles?
La respuesta es empezar a pensar en estos patrones como si fueran grietas o brechas.
Las brechas de nuestros hábitos
Cuando procrastiné por primera vez, no tenía un patrón marcado. Tenía una opción. Podía hacer los deberes, por ejemplo, o posponerlos y hacer algo más divertido.
Sentía miedo o resistencia a una tarea y eso hacía que otras opciones fueran más atractivas. Elige el camino más fácil y eso le hace sentir bien en el momento. Había una recompensa inmediata. Más tarde habría dificultades, pero eso era algo que había que afrontar en el futuro.
Las elecciones más fáciles suelen ser recompensadas con una gratificación inmediata. Así que, al repetir esta elección una y otra vez, empieza a crear una brecha, un patrón familiar, en su mente. Al cabo de un tiempo, la recompensa ni siquiera es necesaria, y la brecha se hace tan profunda que la elección es automática. Y romper el patrón es mucho más difícil.
¿Cómo puede salir de las brechas que ha creado? Con un esfuerzo consciente. Tenemos que estar dispuestos.
Cómo cambiar sus patrones
Los pasos para cerrar las brechas son sencillos, pero requieren pasar a la acción:
Decidir que está cansado de la rutina. El primer paso es reconocer que la vieja rutina no le sirve. Lo está perjudicando. Cuando decida que está cansado de hacerse daño con estos patrones, estará listo para cambiar. Evalúe si está preparado ahora mismo.
Comprométase con el cambio consciente. Cuando esté listo para dejar de hacerse daño con el viejo patrón, comprométase a practicar, y a ser muy consciente, de cambiar su ritmo. Comprometerse con otra persona, o con un pequeño grupo de amigos o familiares, es una forma poderosa de comprometerse.
Dedique tiempo a una práctica deliberada. No va a cambiar su ritmo al azar. Tiene que practicar conscientemente y con un esfuerzo deliberado. Reserve un pequeño periodo de práctica cada día, solo cinco minutos para empezar. Le recomiendo que lo programe a primera hora de la mañana, antes de consultar el correo electrónico o empezar a trabajar. Establezca un recordatorio para rendir cuentas.
Establezca una intención para su práctica. Antes de empezar, recuerde por qué está practicando. ¿De qué manera lo está perjudicando este viejo hábito en su vida? ¿Está perjudicando su carrera, su salud, su felicidad, sus relaciones o sus finanzas? ¿Le impide hacer un trabajo más significativo? Establezca la intención de practicar para mejorar estas cosas.
Propóngase una tarea. Elija algo que haya estado posponiendo, pero que quizás no sea la tarea más difícil o incómoda, para empezar. Comprométase a hacer esa tarea durante solo cinco minutos.
No haga nada más y observe sus patrones. Siéntese y no haga nada más que esa tarea, o no haga nada en absoluto. Observe cuándo tenga el impulso de cambiar a otra cosa, de levantarse y alejarse. Obtener una perspectiva de sus viejos patrones es algo enormemente valioso en sí mismo.
Observe los impulsos, sin actuar sobre ellos, pero también sin juzgarlos. Son solo sensaciones que surgen, no hay que preocuparse por ellas. Solo observe, no actúe; selo siéntese y afronte los impulsos. Luego vuelva a la tarea, una y otra vez, hasta que sea su nuevo ritmo.
Es posible crear nuevas brechas, nuevos patrones, que le sirvan más. Yo lo he hecho docenas de veces en mi vida, quizás más de 100 veces en la última década. No soy más fuerte que nadie, y si yo puedo hacerlo, usted también puede.
Leo Babauta es autor de seis libros y escritor de Zen Habits, un blog con más de 2 millones de suscriptores. Visita ZenHabits.net
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