Si tiende a sentirse abrumado por las emociones negativas y a ser víctima de ataques de rabia, desconexión o ansiedad, la vida puede ser difícil.
Una pequeña frustración o disgusto puede convertirse en una reacción emocional que le arruine todo el día.
Si este es su caso, sepa que no está solo. Esto le ocurre a mucha gente, de diversas maneras:
- Frustrarse con alguien y que ese enfado se convierta en ira o se cocine a fuego lento durante todo el día, poniéndolo de mal humor.
- Al sentir miedo o dolor, puede quedar atrapado en una narración mental que le provoque un ataque de ansiedad o lo haga desconectar. Puede tardar horas en recuperarse de este estado.
- Si se siente mal por algo que ha hecho o dejado de hacer, puede caer en una espiral de autodesprecio. Puede caer en un estado de desánimo con respecto a todo.
¿Qué podemos hacer si experimentamos agobio emocional de forma habitual? Observemos con atención lo que sucede, y luego analicemos algunas ideas sobre lo que podríamos hacer.
Cómo entramos en el estado de crisis
La dificultad inicial con la que nos encontramos no suele ser un gran problema, sino un sentimiento de incertidumbre o miedo:
- Frustración cuando alguien se comporta de una manera que no nos gusta.
- Miedo y dolor cuando nos sentimos criticados.
- Dudamos de nosotros mismos cuando no lo hacemos tan bien como quisiéramos.
Esta sensación inicial de miedo, incertidumbre o frustración no es necesariamente un problema. Es solo una sensación. Es como un «tirón» inicial en nuestro corazón.
La verdadera dificultad viene de lo que ocurre después:
- Sentimos el «tirón» y entonces entramos en un mecanismo de defensa que consiste en dar vueltas en uno de nuestros relatos internos habituales;
- La narrativa puede ser sobre por qué la otra persona está equivocada, por qué tú estás equivocado y lo importante que es esta situación;
- Estos pensamientos aumentan el sentimiento que intensifica los pensamientos, alimentando un fuego creciente hasta que estamos en un estado de crisis total: la pequeña chispa es ahora un incendio forestal;
- Entonces, podemos recurrir a varios hábitos para hacer frente a este desastre: gritar, hacer una rabieta, cerrarnos, escondernos, reconfortarnos con comida, distracción o drogas. O tal vez nos hundamos en un estado depresivo.
Incluso esta reacción no es tan grave. Es solo una tormenta emocional pasajera. No es necesario que nos castiguemos si caemos en estos patrones. De hecho, lo que realmente necesitamos es más autocompasión.
Cómo detenerse antes de que se produzca el colapso
Si nos fijamos en el proceso anterior, la chispa que enciende la llama no es tan caliente ni enorme.
El truco consiste en detectarla a tiempo: si podemos atraparla cuando todavía es solo una chispa y no se ha convertido en un incendio forestal, es mucho más manejable.
Podemos simplemente darnos un poco de espacio para sentir el miedo y la incertidumbre, o la frustración, o cualquiera que sea el sentimiento. Podemos respirar un poco. Ser compasivos con nosotros mismos. Y luego dejarnos llevar y seguir adelante con el resto del día.
¿Cómo nos damos cuenta a tiempo? Practicando. Si no estamos bien sintonizados con nosotros mismos, puede que tengamos que empezar a desarrollar esta habilidad a la inversa. Nos damos cuenta cuando hay un incendio forestal completo, y luego reflexionamos cuando era solo una chispa. ¿En qué momento podríamos haberlo detectado antes? Podemos hacer esta reflexión sin castigarnos a nosotros mismos. Imagina que estás ayudando a un amigo a reflexionar.
Entonces, poco a poco, con este tipo de práctica, podríamos ser capaces de darnos cuenta en el momento en que es solo una chispa. «¡Oh, eso ha dolido!». O, «¡Wow, eso se siente frustrante!». Atraparlo en el momento, antes de que sea rociado con gasolina.
Cuando somos capaces de atraparlo a tiempo, podemos hacer una pausa. Respirar durante unos instantes. Observar el sentimiento como una sensación en el cuerpo. Estar presente con la sensación sin alimentar la narrativa que intensifica el fuego.
Cuando nos veamos atrapados en esa narrativa (que lo haremos), podemos simplemente darnos cuenta de que eso ocurre. Fíjese cuál es la narrativa, y note que no es útil (solo empeora las cosas), y mire si puede pasar de la narrativa a la sensación en el cuerpo. Permítase sentir esta emoción como una sensación.
A partir de aquí, puede mostrarse compasivo y cariñoso. Cuide de si mismo cuando sienta esta incertidumbre, miedo o frustración.
Con la práctica, podemos atraparlo con suficiente antelación y ocuparnos del golpe en nuestro corazón con compasión y gracia.
Leo Babauta es autor de seis libros y escritor de Zen Habits, un blog con más de 2 millones de suscriptores. Visita ZenHabits.net
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