Las negociaciones bipartidistas en el Congreso sobre la reforma policial se interrumpieron esta semana tras meses de trabajo.
Los senadores Tim Scott (R-S.C.) y Cory Booker (D-N.J.) estaban trabajando con la representante Karen Bass (D-Calif.) para intentar llegar a un compromiso sobre una legislación que abordara lo que, según ellos, son áreas de la actividad policial que necesitan cambios. Pero el trío anunció esta semana que las negociaciones se habían estancado.
«No estábamos avanzando. De hecho, las recientes idas y venidas con el documento me mostraron que en realidad nos estábamos alejando de él», dijo Booker a los periodistas en Washington.
Bass culpó a los republicanos, mientras que Scott dijo que fueron los demócratas los que decidieron detener las discusiones.
Bass dijo que el equipo liderado por ella y Booker «aceptó compromisos significativos, sabiendo que sería difícil de convencer a nuestra comunidad, pero aún creyendo que estaríamos avanzando en este tema».
«Pero cada vez se exigía más, hasta el punto de que no se avanzaba en el proyecto de ley que quedaba por discutir», añadió.
«Después de meses de hacer progresos, estoy profundamente decepcionado de que los demócratas hayan desperdiciado una vez más una oportunidad crucial de aplicar una reforma significativa para hacer más seguros nuestros barrios y reparar la poco sólida relación entre las fuerzas policiales y las comunidades de color. La delincuencia seguirá aumentando mientras la seguridad disminuye, y más policías van a abandonar el cuerpo porque mis socios negociadores se han retirado de la mesa», dijo Scott en otra declaración.
Los negociadores llegaron a acuerdos provisionales sobre puntos clave, como la prohibición de las llaves de estrangulamiento, la limitación de la transferencia de material militar y el aumento de la financiación de los grupos de salud mental. Las áreas en las que no se llegó a un acuerdo incluyeron el recorte de los fondos para las fuerzas policiales, la modificación de los tipos de armas que reciben las agencias y el cese de las llamadas redadas sorpresa.
Los demócratas también querían reforzar la transparencia de los policías, cambiar el trato que reciben las mujeres en la cárcel y elevar el nivel profesional de las fuerzas policiales. El Departamento de Justicia participaría en la decisión de las nuevas normas, dijo Booker.
Las conversaciones no han terminado, dijo el senador a los periodistas, pero está recurriendo a sus compañeros demócratas, a activistas, a grupos de derechos civiles y a la Casa Blanca para tratar de elaborar la legislación. Ha estado consultando estrechamente con Benjamin Crump, uno de los abogados que representa a la familia de George Floyd, que murió en Minneapolis el año pasado.
Crump lleva mucho tiempo abogando por cambios drásticos en policía, pero ha sido criticado por promover a veces afirmaciones falsas sobre situaciones en las que se acusa a la policía de haber actuado mal, incluyendo la falsa afirmación de que una chica a la que dispararon en Ohio en abril estaba desarmada.
Las negociaciones bipartidistas se iniciaron poco después de que el expolicía de Minneapolis Derek Chauvin fuera condenado por asesinato en la muerte de Floyd. En junio se alcanzó un marco preliminar. Los demócratas bloquearon el año pasado un proyecto de ley de reforma policial de Scott, argumentando que se quedaba corto en cuanto a las reformas necesarias.
Los grupos involucrados en las negociaciones reaccionaron ante la interrupción de las conversaciones.
«En un año distinto a cualquier otro, en el que el pueblo estadounidense ha dicho lo que piensa, se ha manifestado y ha exigido reformas en el ámbito policial, los sindicatos de las fuerzas policiales y los políticos partidistas han elegido situarse en el lado equivocado de la historia. Han optado por estar al lado de quienes han linchado a las mismas personas a las que se supone que deben proteger y servir», declaró Derrick Johnson, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, en un comunicado.
Patrick Yoes, presidente de la Orden Fraternal de la Policía (FOP), un sindicato policial, dijo que sus oficiales pasaron innumerables horas trabajando con los miembros del Congreso en la redacción de una legislación que «mejoraría la vigilancia policial en Estados Unidos, preservando al mismo tiempo las protecciones tan críticamente importantes para los oficiales en la calle».
«Aunque nos decepciona que no se haya podido acordar una legislación bipartidista sobre la reforma de la justicia penal, la FOP sigue comprometida a trabajar con nuestros socios en el Congreso y la Administración para encontrar oportunidades de reforzar los vínculos entre los policías y las comunidades a las que sirven», añadió Yoes.
Bass pidió al presidente Joe Biden y a la Casa Blanca que intervengan ahora y «utilicen todo el poder que les otorga la Constitución para lograr una reforma policial significativa».
En un comunicado, Biden dijo que los republicanos del Senado «rechazaron la promulgación de reformas modestas, que incluso el anterior presidente había apoyado, mientras que se negaron a tomar medidas sobre cuestiones clave que muchos en las fuerzas policiales estaban dispuestos a abordar».
Dijo que espera firmar un proyecto de ley de reforma policial integral que honre a Floyd y señaló las medidas que su administración ya ha tomado para los agentes federales, como la restricción de las llaves de estrangulamiento y la implementación de cámaras corporales.
«La Casa Blanca continuará consultando con las comunidades de derechos civiles y de las fuerzas policiales, así como con las familias de las víctimas, para definir el camino a seguir, incluso a través de posibles acciones ejecutivas adicionales que pueda tomar para avanzar en nuestros esfuerzos para estar a la altura del ideal estadounidense de justicia igualitaria bajo la ley», dijo.
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