Cuando las fiestas no son tan alegres

La temporada navideña es la época del año favorita de todos. ¿No es así?

La imagen cultural de estas celebraciones, alimentada por brillantes imágenes mediáticas, es la de un tiempo encantador de armonía familiar, festines deliciosos, casas bien iluminadas, besos bajo el muérdago y niños con los ojos muy abiertos reunidos alrededor del árbol.

La buena noticia es que ese tipo de reconfortantes momentos suceden para la mayoría de nosotros. Algunas veces. Algunos años. Pero ciertamente no suceden todos los años. E incluso durante los años en que nos encontramos teniendo una Navidad relativamente feliz, es probable que la alegría coexista también con otras emociones menos alegres.

En otras palabras, la vida no es una película de Hallmark, ¿verdad?

A veces, las alegres imágenes navideñas y las grandes expectativas solo enfatizan la dolorosa brecha entre el sueño navideño de Hallmark y la vida real.

¿Quién no ha tenido la «vida real» entrometiéndose en la Navidad? Si ha vivido algún tiempo, indudablemente ha tenido celebraciones en las que experimentó angustia, soledad, aflicción o decepción. Tal vez estaba en duelo por la reciente muerte de un ser querido, añorando la lejanía de alguien en la guerra, lamentando una relación rota, sobreviviendo en medio de dificultades financieras o luchando contra una enfermedad en su propia vida o en la vida de alguien a quien ama.

Durante los momentos difíciles de nuestras vidas, las fiestas pueden sentirse como una temporada para soportar en lugar de disfrutar. No es de extrañar que muchas personas reporten sentirse más deprimidas en Navidad que en cualquier otro momento del año.

Quizás la parte más devastadora de una temporada de menor felicidad es cuando usted siente que está solo, como si todos los demás en el mundo estuvieran celebrando su mejor Navidad mientras usted es el único que sufre. La idea que supone que la Navidad es un gran banquete de felicidad es uno de los engaños más destructivos que podemos aceptar.

Un estudio realizado por la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales encontró que el 64 por ciento de las personas que padecen conflictos emocionales (como depresión y ansiedad) informan que las fiestas empeoran sus condiciones. Si su temporada navideña se desarrolla en medio de emociones de pérdida, depresión, soledad o incluso pánico, comprenda que sus sentimientos no son inusuales. Ciertamente usted no está solo.

Dar alegría a su mundo

Si bien es una realidad que muchas personas luchan mucho durante las fiestas, también es cierto que cualquiera puede encontrar alegría, incluso en medio de las dificultades. Como la mayoría de las cosas buenas, el gozo debe ser alimentado para que crezca y fructifique. Aquí hay algunas formas para comenzar:

Dese permiso para no sentirse feliz. Si no se siente alegre esta temporada, no hay necesidad de fingir que lo está. Cuando está pasando por un momento difícil, reprenderse por no sentirse feliz es una de las cosas menos útiles que usted puede hacer. Su experiencia es suya y no necesita estar a la altura de ninguna idea preconcebida.

Dese permiso para sentir alegría. A veces, cuando estamos pasando por momentos difíciles, dudamos en aceptar que sentimos emociones de felicidad o alegría, como si admitir su presencia disminuyera la importancia de nuestro dolor. Pero la alegría y la tristeza no se excluyen mutuamente, pueden existir juntas en las fiestas. Dese el permiso de reconocer la alegría cuando sienta que es un paso importante para salir del lugar oscuro y entrar en un lugar más brillante.

Mantenga actividades para que se recupere. Si no es cuidadoso, experimentar dificultades puede preocuparle hasta el punto de hacerle olvidar las actividades que solían traerle paz y alegría. Una gran parte del cuidado personal saludable es continuar con los esfuerzos que le dan vigor y le hacen sonreír. Tómese un momento para identificar al menos cinco actividades que le brinden felicidad, como reunirse con un amigo para almorzar, dar un paseo en bicicleta o jugar una ronda de golf. Luego comience a programar estas actividades y llévelas a cabo.

Evite las escapadas poco saludables. Cuando estamos luchando emocionalmente, es tentador recurrir a comer en exceso, gastar o abusar de sustancias. Eso es porque queremos hacer algo para cambiar nuestro estado de ánimo. Por supuesto, la lista de escapes inútiles y poco saludables podría seguir y seguir. Los escapes negativos solo propagan la negatividad a lo largo de toda su vida.

Escápese de manera saludable. Afortunadamente, no todos los escapes son negativos o destructivos. De hecho, tomar un descanso mental y emocional de la fuente del dolor es una forma poderosa de mejorar la forma en que lo enfrenta, transformar su perspectiva y ayudarlo a identificar soluciones a largo plazo. Una escapada puede ser tan simple como pasar una hora con un divertido libro junto a la chimenea o tan elaborado como planificar sus próximas vacaciones.

Cuide bien su cuerpo. Una de las mejores cosas que puede hacer para manejar las dificultades de la vida es fortalecer su salud y su cuerpo. Comer bien, dormir lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad alivia los sentimientos de ansiedad, mejora el estado de ánimo y energiza el cuerpo, el cerebro y las emociones.

Manténgase conectado con las personas más cercanas a usted. Cuando está lidiando con depresión, ansiedad u otras luchas, la tendencia es aislarse de otras personas. Pero el aislamiento solo agrava las emociones dolorosas que ya está experimentando. Póngase en contacto con personas en su vida que le brinden felicidad y le ofrezcan apoyo. Los estudios han demostrado que el apoyo social puede proporcionar una fuente clave de energía emocional y resiliencia continua. En el viaje de la vida, sus amigos ofrecen apoyo en los momentos difíciles, comparten risas en los buenos momentos y creen lo mejor de usted en todo momento.

Imagine su mejor yo y vida posibles. Cada día durante las próximas dos semanas, dedique 15 minutos a pensar y escribir sobre las mejores circunstancias posibles en su futuro. Reflexione sobre sus metas y sueños, e imagine que todo funciona de la mejor manera. Luego pase otros cinco minutos visualizando esta mejor vida futura tan vívidamente como pueda, con muchos detalles.

Este ejercicio es más que una simple charla de ánimo para sentirse bien; estará reentrenando su mente al redirigir sus pensamientos. Un estudio publicado en Psychiatry Research demostró que este ejercicio aumentó significativamente los niveles de optimismo de los participantes.

Elija reír. A primera vista, este consejo puede parecer absurdo. Eso es porque la mayoría de la gente cree erróneamente que la risa es como el agua de un grifo y que solo un sentimiento de felicidad puede abrirla. Siéntase feliz primero, luego vendrán las sonrisas y las risas.

La verdad es que los investigadores han descubierto que la risa y la alegría genuina son dos lados de una ecuación que funciona en ambas direcciones. Claro, la risa espontánea es divertida. Pero en los momentos menos felices, hay poder en elegir sonreír o reír, porque es esta emoción la que puede proporcionar beneficios mensurables para la salud mental y física. Invariablemente, lo que comienza como una elección de buscar la alegría se convierte en algo real y es altamente contagioso.

Cultive la generosidad. Como dice la calcomanía del auto, «Practica actos de bondad al azar». Pero la palabra clave no es «azar», es «practica». Eso es porque, como la risa, la generosidad no siempre es nuestro primer impulso cuando nos sentimos deprimidos. Todos tenemos nuestros propios problemas que pueden ser abrumadores y alejar de nuestras mentes los pensamientos de «hacer para los demás». Necesita práctica y determinación para hacer que la generosidad sea parte de lo que usted es.

Desacelerar. La mayoría de las personas tienen vidas ocupadas durante los primeros 10 meses del año, y la temporada navideña aumenta aún más el ajetreo. Crear alegría para uno mismo es difícil, si no imposible, cuando constantemente se siente apurado y acosado. Identifique qué partes de su vida son esenciales, luego comience a recortar el resto. Saber qué le trae alegría es mucho más fácil cuando se da el tiempo para estar quieto y en silencio.

En esta temporada navideña, no espere a que la alegría lo encuentre. Haga de su vida una invitación abierta todos los días.

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