De vez en cuando, tengo que recordarme a mí mismo hacer una cosa a la vez.
La tendencia a tratar de hacer un montón de cosas parece ser un resultado natural de mi deseo de hacer todo lo más pronto posible. Abro muchas pestañas del navegador, cambiando entre una cosa y otra, sin fin, sin límite.
No resulta raro que nunca pueda concentrarme.
Entonces recuerdo hacer una cosa a la vez, y es como regresar a casa.
Cierro todas las pestañas de mi navegador (marcándolas primero, para poder regresar a ellas). Cierro mis aplicaciones de correo electrónico y de chat. Cierro todo.
Luego escojo una cosa y la hago.
Solo leo un artículo, con toda mi atención.
Abro una aplicación de escritura a pantalla completa y escribo (como hago ahora).
Escucho algo, sin nada más abierto. Solo veo un video.
Simplemente respondo a un mensaje, como si fuera la única conversación que importa en el universo.
Lavar un plato. Solo comer un bocado. Solo cepillarme los dientes, o lavarme las manos, o caminar sin estimulación. Tan solo hacer ejercicio.
Una cosa a la vez.
Cada una llena mi mundo entero, como si nada más existiera.
Cada cosa se convierte en todo.
Esto se convierte practicar la conciencia. En estar completamente ahí. En dejar ir.
En apreciar plenamente lo que está en frente de mí. Enamorarse de esa cosa, de ese regalo que me han dado.
Leo Babauta es el autor de seis libros, el escritor de Hábitos Zen, un blog con más de 2 millones de suscriptores, y el creador de varios programas en línea para ayudarle a dominar sus hábitos. Visita ZenHabits.net
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