Dos personas fallecieron en Japón tras recibir la vacuna COVID-19 de Moderna. El hecho ocurrió en medio de una investigación por informes de posible contaminación en tres lotes de la vacuna, los que que suman 1.63 millones de dosis, informó el sábado el ministerio de Salud del país.
Las víctimas, ambos varones de unos 30 años de edad, murieron en agosto a los pocos días de recibir su segunda dosis de la vacuna Moderna, dijo el ministerio de Salud de Japón en un comunicado de prensa. Ambos recibieron una inyección de uno de los tres lotes de fabricación que se suspendieron a principios de esta semana.
Moderna describió previamente los informes de contaminación como «partículas» que no plantean ningún problema de seguridad o eficacia.
La farmacéutica estadounidense y Takeda Pharmaceutical dijeron el 28 de agosto en una declaración conjunta que ambas empresas habían sido notificadas de las muertes en Japón, las que calificaron como un «acontecimiento trágico». Además indicaron que actualmente no hay pruebas de que la inyección de Moderna haya causado estas muertes.
«En este momento, no tenemos ninguna prueba de que estas muertes están causadas por la vacuna Moderna COVID-19, por lo que es importante llevar a cabo una investigación formal para determinar si existe alguna conexión», dijeron las empresas.
Moderna y Takeda, empresa farmacéutica que distribuye las vacunas Moderna en Japón, iniciaron una investigación sobre las muertes junto con el ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón (MHLW).
«La investigación se está llevando a cabo con el mayor sentido de urgencia, transparencia e integridad y es de la más alta prioridad», según el comunicado conjunto. «Takeda y Moderna mantendrán al público informado a medida que sepamos más».
Según el medio The Asahi Shimbun, citando a los funcionarios de salud, se encontraron «materiales extraños» en al menos 390 dosis —o 39 viales— de la vacuna Moderna, procedentes de ocho centros de vacunación. Desde entonces, Takeda solicitó a Moderna que realice urgentemente una investigación exhaustiva para determinar la naturaleza de la sustancia extraña.
En un primer momento se descubrió la sustancia en un lote con un total de 565,400 dosis, el que se suspendió por motivos de contaminación. Más tarde se descubrieron otros dos lotes, que también fueron investigados. El ministerio de Salud de Japón pidió entonces a los centros de distribución que no utilicen los 1.63 millones de dosis de vacunas involucradas. Estas vacunas se habían enviado a más de 800 centros de salud de todo el país.
Moderna dijo que la contaminación podría deberse a un problema de fábrica en una de las líneas de su centro de producción contratado en España, operado por la empresa madrileña Rovi.
El 27 de agosto, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dio instrucciones a la planta española para que siga produciendo las vacunas de Moderna.
«La producción de la vacuna COVID-19 en Rovi puede continuar, tras una evaluación preliminar del riesgo, ante la información recibida hasta ahora», dijo EMA a la agencia de noticias Reuters en una declaración el viernes, indicando que no encontró razones para solicitar una suspensión temporal de la producción tras una evaluación inicial. No está claro si esta instrucción cambiará tras las muertes informadas en Japón.
Japón ha administrado más de 124 millones de inyecciones de la vacuna COVID-19, lo que representa cerca de un 44 por ciento de la población totalmente inoculada.
Hasta el 8 de agosto, 991 personas fallecieron en el país tras recibir inyecciones de la vacuna de Pfizer y 11 tras recibir la vacuna de Moderna, pero no se ha establecido la causalidad entre las inyecciones y las muertes, según el ministerio de Salud.
En relación a las muertes reveladas este sábado, cada uno de los hombres tuvo fiebre al día siguiente de su segunda dosis y ambos fallecieron dos días después de tenerla.
Con información de Reuters.
De NTD News
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