El secretario de Estado Antony Blinken condenó la sanción de represalia del régimen chino contra un exfuncionario de libertad religiosa de Estados Unidos, y dijo que las tácticas de intimidación de Beijing no disuadirán el escrutinio internacional.
«Los intentos de Beijing de intimidar y silenciar a quienes se pronuncian a favor de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, incluida la libertad de religión o de creencias, solo atraen más atención y escrutinio internacional sobre sus abusos atroces», dijo Blinken en un comunicado el 27 de mayo, un día después de que el régimen incluyera en la lista negra a un excomisionado de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF).
Blinken, refiriéndose a esos abusos, señaló «los constantes crímenes de lesa humanidad y genocidio en Xinjiang, así como la represión de sus seguidores religiosos y espirituales, incluidos los budistas tibetanos, los cristianos y los practicantes de Falun Gong».
La sanción del 26 de mayo contra Johnnie Moore, un pastor evangélico quien ha servido dos veces en la USCIRF, se produjo luego de que el Departamento de Estado bajo la administración de Biden castigara al primer funcionario chino por su papel en la supresión de la disciplina de meditación Falun Gong.
Esto también convirtió a Moore en el tercer comisionado de la USCIRF en ser castigado bajo las sanciones de ojo por ojo del régimen por los abusos de China a la libertad religiosa.
El Partido Comunista Chino (PCCh), que es ateo, solo permite que cinco religiones–budismo, taoísmo, islam, catolicismo y cristianismo–existan bajo su estricto control estatal. Los practicantes del grupo religioso Falun Gong, que tenía aproximadamente entre 70 y 100 millones de practicantes a fines de la década de 1990, han vivido bajo amenazas constantes de detención, trabajo esclavo, e incluso la sustracción de órganos desde que el régimen comenzó a perseguir la práctica en 1999. Los expertos han advertido que el régimen ha refinado sus tácticas de persecución a través de la implacable campaña contra Falun Gong y ha desplegado esas tácticas contra otras minorías religiosas, como los uigures en la provincia de Xinjiang.
Estados Unidos continuará defendiendo los derechos humanos, incluidos los consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y promoverá la rendición de cuentas por los abusos del PCCh, dijo Blinken.
Moore le dijo a The Epoch Times que veía la sanción «como una insignia de honor».
«Hago referencia a China como el peor violador de derechos humanos del mundo, y ni siquiera creo que el Partido Comunista de China niegue ese hecho», dijo Moore en una entrevista el 27 de mayo. «De alguna manera ellos piensan que está justificado y que las reglas del mundo no se aplican a ellos».
Moore sugirió que pudo haber provocado la ira del régimen por sus esfuerzos en la defensa de los grupos religiosos perseguidos en China. Él había aconsejado al equipo de transición de Biden en enero que los derechos humanos sean una prioridad en la política de China. También «adoptó» al activista de Hong Kong Jimmy Lai, un cristiano y editor del periódico local Apple Daily quien ha sido encarcelado por participar en protestas a favor de la democracia, a través del Religious Prisoners of Conscience Project («Proyecto de Presos Religiosos de Conciencia»).
“Si este es el costo de hacer que un funcionario chino rinda cuentas por abusos grotescos de los derechos humanos, lo acojo con satisfacción”, dijo.
La USCIRF pareció igualmente imperturbable ante la presión china.
La sanción dirigida a la comisión «es contraproducente, en el mejor de los casos», dijo la presidenta de la USCIRF, Anurima Bhargava.
«Esto solo atraerá más atención internacional sobre las atrocidades y los horrores perpetrados por el gobierno chino contra los uigures, budistas tibetanos, cristianos, practicantes de Falun Gong e innumerables ciudadanos chinos».
El vicepresidente de la USCIRF, Tony Perkins, quien fue sancionado por Beijing junto con el expresidente Gayle Manchin, así como funcionarios canadienses, británicos y europeos por manifestarse acerca de Xinjiang, felicitó a Moore por unirse a “una lista creciente de funcionarios gubernamentales y activistas de derechos humanos (…) quienes el brutal régimen comunista chino ha sancionado por criticar sus políticas opresivas y violaciones de la libertad religiosa».
“Nosotros continuaremos trabajando inquebrantablemente con nuestros socios internacionales para responsabilizar al PCCh por sus atroces violaciones a la libertad religiosa”, dijo Perkins.
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