WASHINGTON–El régimen chino ha estado matando a los practicantes de Falun Dafa por sus órganos durante más de 20 años y Estados Unidos debe intensificar sus esfuerzos para terminar con esta práctica despreciable, de acuerdo con un panel de expertos.
Durante un panel virtual organizado por el grupo de defensa «Médicos contra la sustracción forzada de órganos» (DAFOH) el 19 de noviembre, el representante Steve Chabot (R-Ohio) condenó la sustracción forzada de órganos contra los prisioneros de conciencia en China, calificándola de una práctica «atroz y salvaje» .
“La última vez que la Cámara de Representantes aprobó una resolución condenando la persecución hacia Falun Dafa fue hace unos cuatro años”, dijo, refiriéndose a la H.Res. 343. “Hemos tenido mucha rotación en términos de miembros del Congreso y personal desde entonces. Por ello, para muchas personas, esto podría ser un tema completamente nuevo para ellos”, agregó.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica espiritual que consta de cinco ejercicios de meditación y enseñanzas morales basadas en los principios de verdad, benevolencia, y tolerancia. La práctica ha sido severamente perseguida por el régimen chino durante las últimas dos décadas. Cientos de miles de practicantes han sido encerrados en prisiones, campos de trabajo y centros de lavado de cerebro, donde muchos han sido torturados en un esfuerzo por obligarlos a renunciar a su fe, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Chabot dijo que estaba trabajando en una nueva legislación para responsabilizar al Partido Comunista Chino por la sustracción forzada de órganos hacia los practicantes de Falun Dafa.
“La legislación aún no está completa. Todavía estamos en negociaciones, pero espero que pronto tengamos un proyecto de ley”, dijo Chabot.
Las acusaciones de sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa para la cirugía de trasplante surgieron por primera vez en 2006. El exmiembro del Parlamento canadiense David Kilgour y el abogado de derechos humanos David Matas llevaron a cabo investigaciones independientes y publicaron informes que sustentaban dichas acusaciones. El periodista de investigación Ethan Gutmann también realizó investigaciones independientes y publicó un libro sobre el tema, llamado «The Slaughter» (La Matanza»).
El verano pasado, un tribunal popular independiente con sede en Londres llamado el Tribunal de China, concluyó tras su investigación que la sustracción forzada de órganos se ha realizado en China durante años «en una escala significativa», siendo los practicantes de Falun Dafa la «fuente principal» de órganos humanos.
El tribunal dijo que esta espantosa práctica ha permitido que «muchas personas mueran de manera horrible e innecesaria».
Matt Salmon, exrepresentante de Estados Unidos y vicepresidente de asuntos gubernamentales de la Universidad Estatal de Arizona, instó a que se tomen medidas más concretas para detener el tráfico de órganos. “No estoy seguro de que solo basta con publicar proyectos de ley que condenen las prácticas. Creo que tenemos que tener una legislación que realmente la respalde».
Salmon sugirió que una forma de acabar con la práctica es imponer sanciones a los estadounidenses que compran o utilizan órganos sustraídos desde China, así como a las empresas que se dedican a esta práctica.
«Si realmente lo reprimimos aquí en los Estados Unidos, eso hará una gran diferencia», dijo.
China es el único país del mundo en donde se sabe que realizan la sustracción de órganos por parte del estado, según Weldon Gilcrease, subdirector de DAFOH.
«Es realmente el único lugar donde esto puede suceder», dijo en el panel. “Es un país y un gobierno que (…) opera las instituciones de salud, el poder judicial, el sistema penitenciario, los campos de trabajo, el ejército y los hospitales militares. Realmente tienen sus manos en todo, por lo que pueden orquestar la sustracción forzada de órganos».
Las atrocidades del PCCh deberían haber sido investigadas por las Naciones Unidas, dijo Hamid Sabi, un abogado que se desempeñó como asesor del Tribunal de China.
«Sin embargo, una situación lamentable en el entorno político actual es que debido al poder de los principales estados como China, es muy difícil obligar a cualquier organización de la ONU a investigar tales atrocidades», dijo durante el panel.
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