La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos debatió el jueves estrategias para contrarrestar la influencia de China en América Latina y otros países del mundo, un tema clave para el presidente Donald Trump desde que llegó a la Casa Blanca en 2016.
El jueves fue el turno ante la Comisión para que testificaran Julie Chung, subsecretaria adjunta principal para Asuntos del Hemisferio Occidental; Philip Reeker, subsecretario adjunto del Departamento de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, y David R. Stilwell, Subsecretario de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico.
En su intervención, Chung argumentó que en la última década ha habido lo que describió como «un tremendo aumento en el compromiso de China en América Latina». Para ello, -expuso-, utiliza «capital corrosivo» y «préstamos predatorios«.
Se refería así a los más de 117,000 millones de dólares en préstamos otorgados en los últimos 10 años, que según expertos ha dejado a la región entre las más endeudadas del mundo con el régimen comunista chino.
«Durante la última década, hemos visto un aumento dramático en el interés de China en la región, ya que ha buscado acceso a recursos naturales, materias primas y productos básicos, y mercados para sus exportaciones para impulsar el crecimiento interno», expuso Chung.
Recordó, no obstante, que Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de más de la mitad de los 34 países de la región, pero admitió que China es ahora el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú.
Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio con 12 países, dijo Chung y especificó que mantiene tratos de este tipo con Chile, Costa Rica y Perú, mientras «negocia con otros gobiernos».
«Estados Unidos es, de lejos, la mayor fuente acumulada de inversión extranjera directa en la región», enfatizó.
Cifras divulgadas por el centro de estudios Diálogo Interamericano indican, por ejemplo, que Venezuela es el país que más dinero ha recibido de China, equivalente a 62,200 millones de dólares en 17 créditos principalmente destinados al sector energético inmerso en una severa crisis.
Entre las estrategias esbozadas por el gobierno estadounidense ante el Senado el jueves está el plan con la región de «reforzar la posición como socio estratégico y de aliado preferencial», informó Chung.
“Estados Unidos trabaja para fortalecer la gobernanza, promover la transparencia y garantizar el respeto de los derechos humanos en el hemisferio occidental”, afirmó Chung, quien reiteró que China contribuye directamente a la inestabilidad y la corrupción en países como Venezuela y ratificó Beijing ha entregado al régimen de Nicolás Maduro más de 62,000 millones de dólares en préstamos entre 2007 y 2017.
Riesgos a la seguridad
Chung afirmó que la influencia china en la región «es particularmente fuerte en materia de información y tecnología de las comunicaciones (TIC), argumentando las implicaciones sobre seguridad.
«Empresas chinas como Huawei y ZTE tienen una participación de mercado significativa en sus respectivas industrias en muchas partes de la región, y se están expandiendo agresivamente con campañas publicitarias masivas, promesas de inversión y creación de empleo», enfatizó.
«Tenemos la oportunidad de asegurarnos que la región comprenda los riesgos de los proveedores chinos y la disponibilidad de alternativas confiables. Las empresas chinas podrían ofrecer tecnología y precios atractivos, pero crean oportunidades para que el régimen chino aproveche y explote los flujos de datos, incluida información política, empresarial y militar confidencial», advirtió.
En ese sentido explicó que si bien las empresas como Huawei niegan su intención de hacer un mal uso de la información que gestionan a diario, también la ley china establece claramente la obligación de todas sus empresas de subordinarse al Estado.
Sobre el riesgo en Galápagos
Chung dijo el jueves al Comité de Relaciones Exteriores del Senado que continúan llamando la atención y coordinando con los socios en la región respecto a las prácticas de pesca de la República Popular China frente a las costas ecuatorianas que rodean el Archipiélago de Galápagos y otras partes la nuestra región.
Se refirió así al reporte de la marina de Ecuador a comienzos de agosto acerca de la permanencia de una flota de unos 340 barcos de pesca en esa área. La mayoría de los barcos mostraban bandera china.
«La enorme flota pesquera china (…) que rodea las Galápagos este verano parece estar dejando área pero dada su capacidad de extracción, estamos trabajando con nuestros socios en preparativos para cuando la flota regrese en temporadas futuras, como lo ha hecho durante muchos años», dijo Chung. Se refirió a que los barcos están dejando desechos marinos.
«Estados Unidos apoya y alienta el esfuerzo a través de la cooperación regional para combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, tales como mejorar las medidas relacionadas con el seguimiento, control y vigilancia del Pacífico Sur».
Informó que el embajador de Estados Unidos en Ecuador viajó a Galápagos a principios de este mes y se reunió con funcionarios gubernamentales, ONG, investigadores y otros con el fin de centrarse en la pesca y cuestiones marítimas.
Misión conjunta de Estados Unidos y América Latina
Estados Unidos ha tenido un rol activo en visibilizar las intenciones de China en países de la región, en momentos en que busca poner freno a la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) que le ha impactado gravemente.
Se destaca, por ejemplo, el hecho de que son el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación-Importación, ambos al servicio del régimen de Xi Jinping, los principales prestamistas para la región.
La diplomacia china en los meses recientes se ha enfocado además en mostrar una arista cooperativa, aterrizando aviones que llevan desde mascarillas hasta pruebas rápidas para COVID-19 en naciones latinoamericanas, sin importar cuán cerca estén ideológicamente de Beijing.
El jueves Chung recordó en la audiencia del Senado que las inversiones de Beijing en la región «vienen acompañadas de préstamos excesivos y no transparentes, infraestructura de baja calidad, abusos de derechos humanos y daños ambientales».
Dijo además que «frente a este desafío» una parte importante del enfoque estadounidense «es compartir con nuestros socios latinoamericanos y del Caribe información sobre cómo el comportamiento de la República Popular China está fuera de línea con las mejores prácticas reconocidas para la gobernanza y la sostenibilidad».
Explicó que este compromiso de la actual administración de Estados Unidos «ha ayudado a varios países, incluidos Chile y El Salvador, a tomar mejores decisiones para los intereses regionales y estadounidenses». Se refirió también a la iniciativa presentada en diciembre de 2019 denominada “America Crece”, cuya estrategia es incentivar a las compañías estadounidenses que tienen sus sedes en otros países o regiones fuera del continente americano, para que trasladen sus bases a América para así generar empleos locales.
Chung señaló además que nada ha cambiado en el propósito de Estados Unidos en América Latina y reiteró el compromiso estadounidense con los derechos humanos y la democracia.
«Tenemos una asociación sólida y duradera con los países de América Latina y el Caribe, y continuaremos trabajando con ellos para contrarrestar las actividades malignas de China que amenazan la prosperidad, la seguridad, la soberanía y la democracia de la región», concluyó Chung.
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