Las naciones de todo el mundo están implementando o considerando la posibilidad de aplicar restricciones de entrada a los viajeros procedentes de China, mientras el país se enfrenta a un aumento de las infecciones por COVID-19, y sus vecinos Japón e India imponen estrictas medidas de control.
En los primeros 20 días de diciembre, se estima que 248 millones de personas en China contrajeron el virus del COVID-19, dijeron los funcionarios durante una reunión interna de la Comisión Nacional de Salud de China el 21 de diciembre. Esto representa alrededor del 18 por ciento de toda la población en el país, mientras que la población de Estados Unidos está por debajo de los 332 millones. Hasta 37 millones de personas están contrayendo COVID-19 en un solo día en China.
A partir del 30 de diciembre, Japón exigirá pruebas de COVID-19 para todos los visitantes procedentes de China. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo que la falta de transparencia e información por parte de China sobre las infecciones hace que sea más difícil determinar las medidas de seguridad necesarias que deben tomarse.
Los números reportados por el régimen chino, las organizaciones privadas, las autoridades centrales y locales tienen enormes discrepancias, señaló. Por ahora, los vuelos directos entre China y Japón se limitarán a cuatro aeropuertos japoneses importantes.
La nueva política tiene como objetivo evitar el “rápido aumento de infecciones” en Japón y no pretende detener el movimiento global de personas, afirmó el primer ministro. Japón también ha suspendido el aumento previsto del número de vuelos con China.
India y Estados Unidos
El 24 de diciembre, India ordenó pruebas negativas por COVID-19 para los viajeros procedentes de China, Japón, Hong Kong, Corea del Sur y Tailandia.
Si los pasajeros de estos países dan positivo por COVID-19 o presentan síntomas, serán puestos en cuarentena. India también está sometiendo a pruebas aleatorias al 2 por ciento de los viajeros internacionales que llegan a sus aeropuertos.
Estados Unidos también estaría considerando la posibilidad de imponer restricciones de entrada a los viajeros chinos, y ha expresado su preocupación por la falta de transparencia sobre las infecciones.
«La comunidad internacional está cada vez más preocupada por los continuos brotes de Covid-19 en China y la falta de datos transparentes, incluidos los datos de secuencias genómicas virales», dijeron las autoridades estadounidenses en un comunicado.
Alemania y el Reino Unido no se plantean por el momento restringir la entrada a los viajeros chinos, pero admitieron que estaban supervisando de cerca la situación.
Malasia impuso nuevas medidas de vigilancia y seguimiento para los viajeros chinos. En Taiwán, los viajeros entrantes se someterán a una prueba de COVID-19 a partir del 1 de enero. Los pasajeros que procedan de China deberán realizarse pruebas de PCR al ingresar.
El aumento de la infección en China se produce cuando el país planea aliviar las restricciones para los visitantes. A partir del 8 de enero, los viajeros entrantes no estarán sujetos a cuarentena y se abrirá el turismo al exterior.
Un experto en salud dijo a The Epoch Times que la apertura de las fronteras por parte del régimen en medio del brote masivo de COVID era “extremadamente irresponsable” y podría desencadenar un resurgimiento mundial del virus. El riesgo era particularmente grave dado que el régimen comunista no estaba compartiendo datos sobre el brote con el mundo exterior, dijo Sean Lin, virólogo y exdirector de laboratorio en la unidad de enfermedades virales del Instituto de Investigación Walter Reed del Ejército.
COVID en china
El rápido aumento de las infecciones ha ejercido una intensa presión sobre los hospitales y las funerarias de China. China reportó oficialmente tres muertes relacionadas con COVID-19 el martes, frente a una el lunes. Sin embargo, estos números no coinciden con lo que reportan las funerarias, según un reportaje de Reuters.
En la funeraria Dongjia en la ciudad suroccidental de Chengdu, una de las más grandes de la región, los estacionamientos estaban llenos y los cortejos fúnebres eran constantes.
“Tenemos que hacer esto unas 200 veces al día ahora”, dijo un trabajador de una funeraria a Reuters. “Estamos tan ocupados que ni siquiera tenemos tiempo para comer. Así ha sido desde la apertura. Antes eran alrededor de 30-50 al día”.
Beijing alivió sus estrictas restricciones por COVID-19 a principios de este mes tras el descontento histórico provocado por las restricciones draconianas. Pero sin una planificación y medidas adecuadas para un retiro gradual de la política, el sistema de salud quedó mal equipado para un rápido aumento de casos entre una población que tenía poca inmunidad natural al virus.
Los servicios de atención de primera línea en China se han visto saturados, los estantes de las farmacias han quedado vacíos y los hospitales estado desbordados. Las fuerzas del orden y el poder judicial fueron cerrados.
En una entrevista con The Epoch Times, el historiador chino Li Yuanhua, que vive en Australia, dijo que Beijing ahora está intentando lograr rápidamente la inmunidad colectiva a través de infecciones masivas para que pueda reactivar su economía. “El Partido Comunista Chino se dedica exclusivamente a la política… Nunca se preocupa por el sustento de la gente», afirmó.
Con información de Eva Fu.
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