El régimen chino está atacando agresivamente a los exiliados y a las comunidades disidentes en el extranjero, a la vez que extiende su capacidad para perseguir a sus ciudadanos en cualquier parte del mundo, según advierte un nuevo informe.
Los secuestros, las agresiones y las amenazas son solo algunas de las tácticas utilizadas por Beijing para reprimir a los críticos radicados en el extranjero y a las minorías religiosas y étnicas, en una campaña descrita por el grupo de defensa Freedom House como la «más sofisticada y completa» del mundo.
Desde 2014, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado involucrado en al menos 214 casos de ataques físicos contra sus nacionales en el extranjero, el mayor y con mucho, en comparación con otros países, dijo el grupo en su informe sobre la represión transnacional publicado el 4 de febrero.
«La amplitud y la escala global de la campaña no tienen igual», afirma el informe.
En un caso muy destacado, los agentes chinos secuestraron en 2015 en Tailandia a Gui Minhai, un ciudadano sueco residente en Hong Kong, por publicar libros críticos con los dirigentes del régimen. Más tarde, mientras estaba detenido, las autoridades chinas afirmaron que Gui había renunciado a su ciudadanía sueca y le habían restituido la china. A principios de 2020, fue condenado a 10 años de prisión por «proporcionar ilegalmente información de inteligencia en el extranjero».
Aunque no todos los objetivos se enfrentan a actos tan atroces, según el informe. Otros se enfrentan a la vigilancia, el acoso y la intimidación por parte de agentes chinos o sus representantes, en persona o en internet.
Estos esfuerzos hacen que «muchas minorías chinas en el extranjero y en el exilio sientan que el PCCh les vigila y limita su capacidad de ejercer los derechos básicos, incluso cuando viven en una democracia extranjera», señala el informe.
Entre los objetivos se encuentran las minorías musulmanas turcas, los practicantes de Falun Gong, los defensores de los derechos humanos y los exmiembros del PCCh. En total, millones de chinos y minorías étnicas de al menos 36 países se ven afectados, según el grupo.
Aunque esta campaña no es nueva, el PCCh ha intensificado las acciones en los últimos años, ya que el régimen ha añadido nuevos grupos para reprimir, especialmente la comunidad uigur, según el informe.
Después de que el régimen comenzara a detener en masa a los uigures y a otras minorías musulmanas en la lejana región occidental de Xinjiang en 2016, el régimen ordenó a los uigures con ciudadanía china en todo el mundo que regresaran a China. Muchos de los que no regresaron fueron detenidos en países, como Tailandia y Egipto, y deportados ilegalmente a China, según el informe.
La policía china también ha obligado a familiares de activistas uigures en el extranjero a llamarlos a través de WeChat, una app de redes sociales china, para advertirles sobre sus actividades de defensa.
«Estas amenazas crean una atmósfera de miedo para los uigures en el extranjero», afirma el informe.
Los practicantes de Falun Gong en el extranjero, un grupo espiritual perseguido por el PCCh, también sufren represalias por parte de las autoridades chinas o sus representantes.
Freedom House dijo que los miembros del grupo han sido objeto de «acoso frecuente y agresiones físicas ocasionales por parte de los miembros de las delegaciones chinas que visitan el país o de los representantes pro-Beijing en las protestas en el extranjero», incluso en Estados Unidos, Taiwán, República Checa, Brasil y Argentina.
El informe también señalaba el caso de Sun Yi, un practicante de Falun Gong que sobrevivió al conocido campo de trabajo chino de Masanjia. Mientras estaba detenido, metió una carta de SOS en una decoración de Halloween para exportarla. Más tarde fue encontrada por una mujer estadounidense en 2012. Filmó un documental con imágenes encubiertas detallando sus experiencias, y escapó a Indonesia.
En 2017, Sun murió de insuficiencia renal repentina. Su familia dijo que Sun nunca tuvo problemas renales, y el hospital no dio detalles concretos de su muerte y se apresuró a incinerar su cuerpo. No se realizó ninguna autopsia. Estas circunstancias han hecho que los partidarios de Sun sospechen de que se trate de un asesinato.
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