En este Día de los Derechos Humanos, el Secretario de Estado Mike Pompeo emitió un comunicado anunciando la designación pública de 17 funcionarios extranjeros involucrados en graves violaciones de derechos humanos. La breve declaración incluía tres nombres. Uno de ellos es Huang Yuanxiong, jefe de la comisaría de Wucun del Buró de Seguridad Pública de Xiamen en China, quien fue sancionado «por su participación en graves violaciones de los derechos humanos (…) asociadas con violaciones particularmente graves de la libertad religiosa de los practicantes de Falun Gong».
Aplaudimos esta acción. Era una deuda pendiente y representa una fuerte ruptura con los intentos anteriores de los gobiernos occidentales de apaciguar al régimen chino.
Aunque se estima que 100 millones de practicantes de Falun Gong en China han sido perseguidos durante 21 años, los gobiernos occidentales en general no han planteado este tema.
Para el régimen chino, la violación de los derechos humanos de los practicantes de Falun Gong siempre ha sido el tema más delicado. Los funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh) les dicen a los gobiernos occidentales que los problemas de derechos humanos y de Falun Gong se pueden plantear en privado pero no en público. Pero luego, incluso en el diálogo privado, tan pronto como un funcionario occidental hablaba sobre Falun Gong, los funcionarios del PCCh se levantaban y se iban. Es por eso que muchos funcionarios occidentales no mencionan abiertamente a Falun Gong, a pesar de que dicen que apoyan los derechos humanos.
Para el PCCh, si un país habla de derechos humanos sin mencionar a Falun Gong, esto indica un temor de ofender a Beijing o una falta de seriedad. Esto equivale a un espectáculo político y el PCCh sabe que ha ganado.
En una carta que circuló entre los miembros del Politburó en la noche del 25 de abril de 1999, el entonces cabecilla del PCCh, Jiang Zemin, describió por qué creía que Falun Gong debía ser erradicado. Se quejó de que en ese momento Falun Gong tenía «muchos seguidores del Partido Comunista, funcionarios [del Partido o del Estado], académicos, soldados, así como trabajadores y campesinos».
Él temía por la cantidad de personas que practicaban Falun Gong, su presencia en todos los sectores de la sociedad china –incluso dentro del PCCh– y en toda la nación.
Jiang también temía que los principios de Falun Gong pudieran ser más atractivos para el pueblo chino que la ideología del PCCh, basada en el «marxismo, materialismo y ateísmo».
Falun Gong enseña a vivir de acuerdo con los principios de verdad, benevolencia y tolerancia, y consiste en la práctica de cinco ejercicios de meditación.
Jiang lanzó su persecución hacia Falun Gong el 20 de julio de 1999. Con 100 millones de personas practicando Falun Gong, y cada uno de ellos con familiares, amigos y colegas, esta campaña en efecto apuntó a toda la gente de China.
Todo el peso del Estado fue puesto en contra de los practicantes de Falun Gong, quienes perdieron empleos, matrículas en la escuela y viviendas, entre otros castigos. Ellos han sido arrestados de a millones y han sufrido lavado de cerebro y torturas para obligarlos a renunciar a sus creencias.
Después de una investigación, el Tribunal independiente de China concluyó que «la sustracción forzada de órganos se ha llevado a cabo durante años en toda China a una escala significativa y que los practicantes de Falun Gong han sido una, y probablemente la principal, fuente de suministro de órganos».
Los investigadores han calificado a esta sustracción de órganos como un «genocidio frío«.
En el sitio web Minghui.org, los practicantes han documentado esta persecución, con cada caso en detalle durante 21 años. El mundo entero ha tenido acceso a esta información. Los practicantes de Falun Gong han organizado incansablemente actividades públicas, han visitado oficinas gubernamentales y han proporcionado testigos.
El Congreso de Estados Unidos ha respondido con varias resoluciones y muchos funcionarios individuales han expresado su apoyo. Pero en el pasado, el gobierno de Estados Unidos no había adoptado una postura clara.
Sin embargo, la administración Trump ha actuado de manera diferente. Trump se reunió con sobrevivientes de persecución religiosa en China, entre ellos una practicante de Falun Gong, en la Casa Blanca el 17 de julio de 2019.
El secretario de Estado Pompeo ha condenado explícitamente la persecución a Falun Gong y el embajador para la libertad religiosa, Sam Brownback, ha condenado la sustracción forzada de órganos.
Con la sanción a Huang, la administración Trump ha dado otro importante paso adelante.
Al enfrentarse al PCCh y condenar su persecución hacia Falun Gong, Estados Unidos muestra fuerza y da esperanza al mundo.
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China toma a la fuerza sangre de practicantes de Falun Gong
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