Es hora de adoptar una «actitud más dura» hacia el PCCh, dicen expertos

Por Bowen Xiao
06 de octubre de 2020 2:45 PM Actualizado: 06 de octubre de 2020 2:45 PM

En medio de los continuos daños causados por el COVID-19 y con el propio presidente de Estados Unidos contrayendo recientemente el virus, los expertos dicen que ahora es el momento adecuado para responder con más fuerza al Partido Comunista Chino.

Hay una variedad de estrategias más duras que el gobierno de Estados Unidos puede emplear cuando se trata del PCCh. El desacoplamiento económico fue mencionado frecuentemente por analistas de China que dijeron a The Epoch Times que era la mejor manera de golpear donde más duele.

En lugar de alertar al mundo en las primeras etapas del brote del virus en Wuhan y el hecho de que era transmisible entre humanos, Beijing engañó al mundo y en su lugar trató de encubrirlo, permitiendo que el virus se propagara por todo el mundo. Aunque no está claro exactamente cuándo contrajo Trump el virus, fue el 1 de octubre que informó que tanto él como su esposa dieron positivo a COVID-19.

«El Partido Comunista Chino tiene que rendir cuentas», dijo a The Epoch Times Brian Kennedy, presidente del Comité sobre el Peligro Actual: China, y autor de «La guerra de la China comunista dentro de Estados Unidos».

«Una forma inmediata es asegurarse de que el gobierno chino cumpla con la deuda soberana impaga que tiene con 20,000 familias estadounidenses», dijo Kennedy. «Sería un pago inicial por todo el daño que la RPC ha hecho a Estados Unidos y demostraría que Estados Unidos va a hacer que la RPC juegue con las mismas reglas que otras naciones».

Ha habido alguna acción sobre esto. Las senadoras Martha McSally (R-Ariz.) y Marsha Blackburn (R-Tenn.) presentaron una resolución pidiendo a China que pague «USD 1.6 billones que se deben a 20,000 familias estadounidenses».

El Dr. Anders Corr, director editorial del Journal of Political Risk y fundador de Corr Analytics, que ofrece análisis estratégicos de la política internacional, dijo que está justificado tener una actitud más estricta con respecto al PCCh, quien a su vez ha adoptado una actitud más agresiva ante las reacciones internacionales negativas por la pandemia.

«Ahora es el momento adecuado porque Xi Jinping desea una presidencia de Biden y por lo tanto estará incentivado a reaccionar de forma menos agresiva ante medidas duras de Estados Unidos», dijo Corr a The Epoch Times, refiriéndose al líder del PCCh.

«El desacoplamiento económico de China es crucial ya que es a través del comercio y la inversión que China está tratando de influenciar a otros gobiernos para que acepten una futura y creciente hegemonía china», añadió.

Los medios de comunicación estatales chinos han expresado abiertamente su apoyo a una presidencia de Biden, diciendo que sería «más fácil» de tratar para el régimen que Trump.

Con la administración de Trump, Estados Unidos ya está empleando un enfoque de seguridad nacional de «todo el gobierno» para contrarrestar la infiltración del régimen chino en Estados Unidos. Se trata de un plan a gran escala que no se ha visto en administraciones estadounidenses anteriores, las cuales, según los críticos, no identificaron adecuadamente la amenaza que representaba Beijing.

Corr dijo que los activos de China en Estados Unidos deberían ser confiscados para pagar por los daños causados por el virus del PCCh, también conocido como nuevo coronavirus. También dijo que la deuda de EE. UU. con China «debería ser cancelada por la misma razón».

«Si China, a su vez, embarga los activos de EE. UU., este es un costo necesario que podríamos tener que pagar a corto plazo por el desacoplamiento», dijo Corr. «A largo plazo podemos ser capaces de recuperar estos costos a través de un litigio».

Otras estrategias podrían ser el reconocimiento inmediato de Taiwán como país plenamente soberano y poner bases militares de Estados Unidos allí para protegerlo de la invasión con la que Xi ha amenazado, dijo Corr. Los países que no reconozcan a Taiwán deberían ser excluidos de la ayuda económica y los privilegios comerciales de Estados Unidos.

Desde el punto de vista diplomático, Estados Unidos debería tratar de sacar a China del sistema de la ONU, prohibiendo que sus diplomáticos ingresen a su sede central en la ciudad de Nueva York, según Corr. Los aliados de Estados Unidos, como Francia, Italia y Suiza, podrían hacer lo mismo con los diplomáticos de China que intenten entrar en las oficinas de la ONU en Ginebra, París y Roma.

Mientras tanto, este año una serie de funcionarios de Estados Unidos han dado discursos dedicados enteramente a exponer la infiltración del PCCh en las instituciones estadounidenses y cómo los diferentes departamentos de Estados Unidos están lidiando con los riesgos. Los discursos no tienen precedentes, no solo por su alcance, sino también por el gran número de oradores de alto perfil, entre ellos el asesor de seguridad nacional Robert O’Brien, el director del FBI Christopher Wray, el fiscal general William Barr y el secretario adjunto de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, David R. Stilwell.

Blair Brandt, asesor político y estratega republicano, dijo a The Epoch Times que el gobierno de Estados Unidos tiene una gama de opciones y rutas a seguir cuando se trata de atacar más fuerte al PCCh.

Estados Unidos podría cerrar el consulado chino en Nueva York, hacer anuncios de política exterior sobre China desde la Casa Blanca en lugar del Departamento de Estado, aplicar sanciones a los funcionarios de más alto nivel del PCCh y salirse del acuerdo comercial de la primera fase como parte de un proceso de desacoplamiento, dijo Brandt.

La administración debería hacer un compromiso de «Estados Unidos primero» para alentar a grandes empresas estadounidenses a que comprometerse con fabricar en el país, agregó. También debería firmarse una orden ejecutiva que solicite al Departamento del Tesoro diseñar un plan detallado para hacer que el régimen chino rinda cuentas.

«Una cosa es segura: no podemos dejar que Wall Street –especialmente los fondos de capital privado, los fondos de cobertura y algunas otras instituciones financieras, o unas pocas grandes empresas multinacionales con sede en Estados Unidos y con gran presencia en China– determinen el destino de esta dinámica [de Estados Unidos y China] en el futuro», dijo Brandt.

«Mirando hacia el futuro, las decisiones, incluso si hay costos a corto plazo, deben ser evaluadas puramente sobre la base de la seguridad nacional a largo plazo para los Estados Unidos de América», agregó.

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