La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el lunes que la cantidad de menores no acompañados que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México fue mayor de lo que había anticipado la administración Biden.
Psaki realizó los comentarios en una sesión informativa en la cual se le pidió que aclarara la posición de la administración acerca del mantenimiento de un límite de refugiados de la era Trump de 15,000 admisiones hasta el 15 de mayo, y luego lo elevó a un nivel aún indeterminado.
“En el anuncio que hicimos el viernes, dejamos en claro en la determinación presidencial de emergencia que si se alcanzan los 15,000, se emitirá una determinación presidencial posterior para aumentar las admisiones según corresponda. Y esa es ciertamente nuestra expectativa”, dijo Psaki.
El presidente Joe Biden estableció el objetivo de aumentar el límite de admisión de refugiados—establecido a 15,000 por el expresidente Donald Trump—a 62,500 para fines de este año fiscal, el cual finaliza el 30 de septiembre. Luego, en una directiva del 16 de abril, Biden optó por mantener el límite de la administración Trump, diciendo que la medida «está justificada por graves preocupaciones humanitarias y, por otra parte, es de interés nacional».
Biden explicó la razón para mantener el límite más bajo citando «una situación de emergencia imprevista de los refugiados (…) debido a violencia política nueva o creciente, la represión, las atrocidades o las crisis humanitarias» en varios países, así como las «condiciones cambiantes causadas por la pandemia por la enfermedad del coronavirus de 2019».
Psaki señaló que, para fines del siguiente año fiscal, que se extiende desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 30 de septiembre de 2022, Biden estableció un objetivo de límite de refugiados de 125,000, y la secretaria de prensa lo calificó como «un aumento aspiracional de 10 veces de lo que estuvo permitiendo la administración Trump».
Al explicar el razonamiento de la administración para anunciar una extensión del límite de la era Trump hasta mayo, Psaki dijo que sucedieron varias cosas.
“Uno, como usted aludió, hubo un aumento de niños no acompañados en la frontera. Nuestra política siempre fue dar la bienvenida a esos niños, encontrar un lugar donde puedan estar protegidos y tratados con humanidad y seguridad. Ese aumento y esa afluencia, como todos saben, fue mayor de lo que la mayoría de la gente, incluyéndonos a nosotros, anticipaba”, dijo.
Otro factor, dijo Psaki, fue que los sistemas de procesamiento de refugiados en el Departamento de Estado y la Oficina de Reasentamiento de Refugiados se habían «vaciado en términos de personal, de contratación y necesidades financieras y de financiación» bajo la administración Trump.
En marzo, casi 19,000 menores no acompañados—un número récord—fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). El número se duplicó desde febrero, cuando se detuvieron a 9400 menores no acompañados, mientras que los tres meses anteriores rondaban los 5000 por mes.
Si bien la directiva de Biden del 16 de abril permaneció en silencio sobre la afluencia de inmigrantes ilegales, con un total de detenciones en marzo que aumentó a 172,000, Biden reconoció el problema el 17 de abril, cuando se le cuestionó después de jugar golf en Wilmington, Delaware.
“El problema fue que la parte de refugiados estaba colaborando en la crisis que terminó en la frontera con los jóvenes. No podíamos hacer dos cosas a la vez. Pero ahora vamos a incrementar el número”, dijo, refiriéndose a su intención de subir el límite en mayo.
El uso que hizo Biden de la palabra «crisis» fue una rara admisión de la gravedad de la oleada en la frontera. Los republicanos han insistido durante mucho tiempo en calificar la afluencia de inmigrantes ilegales como una crisis en sus críticas a la decisión de la administración Biden de revertir algunas políticas fronterizas de la era Trump, una medida que ellos y algunos expertos argumentan, está fomentando la oleada fronteriza. La Casa Blanca ha evitado usar el término en sus comunicaciones, optando en cambio por denominarlo un «desafío», mientras culpa a las políticas del expresidente Donald Trump por dejar «diezmado» al programa de admisión de refugiados.
Psaki trató de aclarar también la posición de la administración luego del uso por parte de Biden del término «crisis», insistiendo en que la situación a lo largo de la frontera sur no era una «crisis».
«No hay cambio de posición», dijo Psaki en la sesión informativa del lunes. «El presidente no cree que los niños que llegan a nuestra frontera en busca de refugio de la violencia, las dificultades económicas y otras circunstancias extremas no sean una crisis».
En otra iniciativa que estableció la pauta, la Casa Blanca ordenó a los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y el CBP que dejen de usar varios términos, incluidos «extranjero ilegal», «extranjero» y «integración», confirmó The Epoch Times.
Los memorándums enviados por Tae Johnson, director interino de ICE, y Troy Miller, director interino de CBP, se distribuyeron a los principales líderes de las dos agencias.
Los términos que se cambiarán incluyen «extranjero», que ahora es «no ciudadano» o «migrante»; “niños extranjeros no acompañados” es ahora “niños no ciudadanos no acompañados”; “Extranjero indocumentado” es ahora “no ciudadano indocumentado”, “individuo indocumentado” o simplemente “migrante”; y «extranjero ilegal» es ahora «no ciudadano indocumentado», «individuo indocumentado» o simplemente «migrante», según los memorándums obtenidos por The Epoch Times.
Con información de Jack Phillips.
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