La psiquiatra Carole Lieberman, que tiene una maestría en salud pública, espera que los estadounidenses aprendan de las medidas draconianas a las que están sometidos los ciudadanos de Shanghái (China) bajo el Partido Comunista Chino (PCCh). Advierte que si los estadounidenses no defienden sus libertades, las autoridades pueden quitarnos más derechos fundamentales en nombre de la salud pública.
«Sí, China es la peor pesadilla», dijo Lieberman al presentador del programa Capitol Report de NTD, Steve Lance, en una entrevista reciente. «Espero que los estadounidenses se den cuenta de que si seguimos siendo borregos y siguiendo todas las reglas, como los cierres y demás en Estados Unidos, podríamos acabar así».
El cierre de toda la ciudad de Shanghái (China) comenzó el 1 de abril, después de que el 28 de marzo se iniciara un cierre parcial en la zona este de la ciudad. En la actualidad, los habitantes de Shanghái afirman que se están quedando sin provisiones a causa del cierre.
Los residentes de Shanghái declararon a la edición en chino de The Epoch Times que se enfrentan a una crisis alimentaria. Encerrados en sus casas, muchos residentes han usado las redes sociales para pedir ayuda, ya que no pueden obtener alimentos. Además, la actividad comercial se ha visto gravemente perturbada, con retrasos en el transporte y las entregas.
Aquí en Estados Unidos, Lieberman dijo que los funcionarios de salud pública parecían estar motivados por el poder y el dinero, en concreto, por permitir que las empresas farmacéuticas se beneficiaran de la campaña de vacunación masiva. Dijo que esto es un error porque los científicos no conocen los efectos a largo plazo de las vacunas, especialmente en los niños pequeños.
«[Están] yendo incluso más allá y diciendo que los niños tienen que vacunarse —niños pequeños— (…) Es cuestionable lo que dice la investigación en términos de adultos, pero no hay manera de que haya habido suficiente investigación en términos de niños porque los niños tienen órganos que todavía se están desarrollando», dijo Lieberman. «Así que no se sabe qué va a pasar dentro de cinco años».
Mientras tanto, en virtud de la política de «cero COVID» del régimen chino, las personas que dan positivo son enviadas a una cuarentena centralizada, incluidos los ancianos y los niños. Recientemente han surgido reportes de que niños pequeños fueron separados de sus padres en instalaciones de cuarentena en Shanghái, lo que provocó la indignación por las estrictas medidas.
Lieberman dijo que ha leído reportes sobre el uso de drones por parte del PCCh para transmitir mensajes a los residentes del edificio, diciéndoles que frenen su deseo de libertad.
«[El PCC ha] tenido drones y robots que gritan a la gente, ya sabes, ‘controla el deseo de libertad de tu alma, controla el deseo de libertad de tu alma’, debido al hecho de que la gente está protestando y algunas personas están saltando desde los balcones, y los niños están usando trajes de protección, pero ya sabes, [el PCCh está] tratando de controlar las protestas para que no se salgan de control».
Lieberman critica que los funcionarios de salud pública atemoricen al público para que se someta y advierte que podrían volver a intentarlo si la gente no se da cuenta de ello y deja de cumplir las normas no científicas.
«En Estados Unidos, creo que fue una prueba para ver cuántos estadounidenses se convertirían en ovejas y se limitarían a seguir ciegamente. Es el miedo, es la idea de generar miedo lo que hace que la gente solo escuche a la llamada ciencia o a los llamados árbitros de la ciencia, porque la gente tiene miedo».
Con información de Dorothy Li.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.