Recién estamos comenzando a descubrir el vasto alcance de los muchos efectos persistentes de la infección por COVID-19. Investigaciones recientes han revelado que los pacientes que estuvieron gravemente enfermos y hospitalizados después de contraer el virus tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Al mismo tiempo, tanto el público como algunos expertos están preocupados por la eficacia de las vacunas para prevenir complicaciones graves.
En mayo de 2023, investigadores del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra, la Agencia Nacional Francesa para la Seguridad de Medicamentos y Productos Sanitarios y otras instituciones de investigación publicaron un estudio en la revista Scientific Reports.
Los investigadores, utilizando el Sistema Nacional de Datos de Salud de Francia, analizaron la incidencia del cáncer entre dos grupos: Uno formado por 41,302 pacientes hospitalizados debido a una infección grave por COVID-19 entre febrero de 2020 y agosto de 2021, y el otro compuesto por 713,670 personas que no fueron hospitalizadas debido a la infección como grupo de control. Los dos grupos fueron emparejados en términos de género, edad y ubicación geográfica.
El estudio mostró que los pacientes hospitalizados debido a una infección grave por COVID-19 tenían un riesgo un 31 por ciento mayor de desarrollar cáncer en comparación con el grupo de control. Además, durante los primeros tres meses posteriores a la hospitalización, el riesgo de cáncer entre los pacientes con COVID-19 fue notablemente mayor, con un aumento del 65 por ciento en comparación con el grupo de control.
Los pacientes gravemente enfermos experimentaron un aumento notable en el riesgo de cáncer renal en un 216 por ciento, cáncer de colon en un 72 por ciento y cáncer de pulmón en un 70 por ciento.
Además, los pacientes gravemente enfermos enfrentan un riesgo significativamente mayor de desarrollar cánceres relacionados con la sangre, con un aumento del 228 por ciento en la leucemia, un aumento del 121 por ciento en el mieloma múltiple y un aumento del 115 por ciento en el linfoma no Hodgkin.
Los investigadores realizaron un análisis adicional basado en la edad y el sexo, y revelaron que los casos graves de COVID-19 a menudo indican un mayor riesgo de cáncer para las mujeres y las personas menores de 60 años. Después de contraer COVID-19 y experimentar síntomas graves, el riesgo de cáncer aumentó en 69 por ciento para las mujeres y 20 por ciento para los hombres. Además, el riesgo de cáncer aumentó en un 78 por ciento para los menores de 60 años y un 22 por ciento para los de 60 años o más. En particular, para las mujeres menores de 60 años, los síntomas graves después de la infección dieron como resultado un aumento significativo del 115 por ciento en el riesgo de cáncer.
El estudio no estableció una relación causal entre el cáncer y la infección grave por COVID-19, pero los investigadores creen que los síntomas graves después de contraer COVID-19 pueden ser un marcador de cáncer no diagnosticado.
¿Se convertirá el cáncer en un efecto a largo plazo del COVID-19?
Un creciente conjunto de investigaciones sugiere que el virus responsable del COVID-19 puede tener efectos inmunomoduladores duraderos, desencadenar inflamación crónica y causar daño tisular irreversible. Estudios anteriores también han demostrado que los mecanismos por los cuales algunos virus inducen tumores a menudo están relacionados con una inflamación crónica de bajo grado y un escape inmunológico. La infección por COVID-19 puede provocar una liberación excesiva de citoquinas, respuestas alteradas de las células T, activación aberrante de las vías de señalización y daño tisular, todas las cuales son características que se encuentran en el microambiente del tumor.
Un estudio publicado este año en la Revista Internacional de Ciencias Moleculares profundiza en la conexión entre el virus COVID-19 y el cáncer. Por un lado, los pacientes con cáncer son más susceptibles a la infección por COVID-19 y tienen un mayor riesgo de experimentar síntomas graves e incluso la muerte. Por otro lado, el virus COVID-19 posee potencial carcinogénico: Puede promover el desarrollo de tumores o cáncer al afectar ciertas vías de señalización, alterar las células tumorales e influir en el metabolismo.
Durante la infección, aumentan los niveles de mucina en el cuerpo del paciente. Generalmente, existe una mayor producción de mucinas en los tejidos tumorales, mientras que son menos comunes en los tejidos normales.
Los investigadores también anotaron que para los sobrevivientes de COVID-19, las secuelas persistentes del virus pueden persistir durante varios meses, lo que potencialmente aumenta aún más el riesgo de desarrollar cáncer. Sin embargo, se requiere más investigación para confirmar este hallazgo.
¿La vacuna contra el COVID-19 realmente previene los síntomas graves?
Desde la pandemia, los gobiernos de muchos países han exigido la vacunación para prevenir el riesgo de síntomas graves tras la infección por COVID-19. Sin embargo, algunos expertos creen que recibir vacunas de ARNm se asocia con una mayor incidencia de cáncer en personas jóvenes y de mediana edad.
El Dr. Ryan Cole, patólogo estadounidense y director ejecutivo de Cole Diagnostics, afirmó anteriormente en una entrevista con The Epoch Times que solía haber muy pocos casos de cáncer entre personas jóvenes. Sin embargo, tras el inicio de la vacunación contra la COVID-19, se ha producido un aumento repentino de pacientes jóvenes con cáncer, y estos cánceres progresan rápidamente, lo que a menudo hace que los tratamientos tradicionales sean ineficaces.
Un artículo de investigación colaborativo internacional publicado en mayo en la revista Vaccines destacó que, a pesar de la afirmación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de que la tasa de mortalidad en personas no vacunadas se mantuvo más alta que en personas vacunadas durante la pandemia de COVID-19, los datos del Reino Unido revelaron que Entre finales de noviembre de 2021 y diciembre de 2022, hubo más muertes entre las personas que recibieron una tercera dosis de la vacuna en comparación con las que permanecieron sin vacunar.
Un estudio reciente examinó la relación entre la adopción de la vacuna anti-COVID en Europa en 2021 y el aumento mensual de la mortalidad por todas las causas en 2022. Los resultados mostraron que las tasas de mortalidad eran más altas que antes de la pandemia. Al analizar los datos de los primeros nueve meses de 2022 en 31 países, se encontró que los países con una mayor aceptación de vacunas en 2021 experimentaron un mayor aumento en las tasas de mortalidad por todas las causas. Por cada aumento de un punto porcentual en la adopción de vacunas en 2021, hubo un aumento del 0,105 por ciento en las tasas de mortalidad mensuales en 2022. Esta asociación se mantuvo sólida después de hacer ajustes por otros factores.
Xiaoxu Sean Lin, un experto en virología que se desempeñó como microbiólogo del ejército de EE.UU., afirmó en el programa Health 1+1 que la mayoría de las personas infectadas con omicron experimentan síntomas leves o moderados. La proporción de personas con síntomas graves es muy baja y la tasa de casos graves también es baja entre las personas no vacunadas.
También destacó que no vacunarse no indica necesariamente una falta de preocupación por la propia salud. Muchas personas no vacunadas mantienen una buena higiene personal para evitar la transmisión de enfermedades a otras personas y toman medidas proactivas para reforzar su sistema inmunitario. El Sr. Lin sugirió que, además de la vacunación, algunos datos médicos sugieren que tomar suplementos como vitaminas, ivermectina o hidroxicloroquina puede ayudar a prevenir síntomas graves.
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