Un exmiembro del servicio de Guardacostas que fue dado de baja el año pasado por oponerse a la orden de vacunación del Pentágono dijo que fue obligado a devolver un bono de reenlistamiento. El hecho fue descrito por otro exintegrante como «un intento de humillar» a los miembros que se opusieron al mandato.

Phil Southwell sirvió al país durante casi 13 años antes de ser licenciado en agosto por oponerse al decreto militar de vacunación que en su momento adoptó el Departamento de Defensa (D0D) y adoptó la Guardia Costera. El 23 de diciembre, el presidente Joe Biden firmó la Ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA) para el año fiscal 2023, que ordenaba la anulación del mandato.

Pero esa medida fue «demasiado poco y demasiado tarde», dijo Southwell, porque él había sido despedido el 12 de agosto. Pocos días después de perder su empleo como especialista de operaciones, recibió un memorando en el que se le informaba de que tenía que devolver una prima de reincorporación de USD 18,000 dólares, de 2019. En ese momento, se había inscrito para un nuevo alistamiento adicional de cuatro años, pero debido a las acciones del ejército contra aquellos que se negaron a vacunarse, no pudo terminar el período de servicio, que habría concluido en 2023.

«Como no pude cumplir los últimos años de mi último reenlistamiento, tras ser expulsado de la Guardia Costera, se me exigió inmediatamente que devolviera USD 18,000 dólares a la Guardia Costera, con solo un mes de preaviso», declaró Southwell a The Epoch Times.

Para Southwell, la experiencia «no fue buena», añadió, ya que estaba «bastante disgustado por ello». Aun así, se consideró afortunado porque siempre había puesto sus primas de reincorporación en un plan de ahorro e inversión para la jubilación. «Pero estoy seguro de que hay gente por ahí que no lo hizo y tuvo que gastarse el dinero de inmediato, y eso me deja mal».

Otros miembros de las fuerzas armadas estadounidenses que fueron despedidos debido a su oposición a la orden de vacunación también han tenido que devolver las primas de contratación, informó Fox News.

Rocky Rogers, jefe de informática retirado de la Guardia Costera con más de 20 años de servicio, expresó que se sentía alarmado por los informes. «Me dejan estupefacto». «El creciente número de miembros que han tenido que devolver una prima de alistamiento/reincorporación es muy preocupante».

Rogers consideró que eso es «un intento de humillar» a quienes se opusieron a la orden de vacunación. «En definitiva, los militares han hecho el mayor daño que pueden hacer a los miembros y es perjudicarles económicamente». En defensa del miembro del servicio, indicó que «se supone que las bonificaciones se prorratean en caso de que un miembro no cumpla con la totalidad de la Obligación de Servicio Militar de su contrato».

Los líderes ya no dirigen

Southwell consideró en su día la posibilidad de hacer carrera en la Guardia Costera. Se alistó en el ejército porque «quería tener un impacto positivo en nuestro mundo y nuestro país». Pero creía que la Guardia Costera cambió en los últimos años, lo cual era descorazonador.

«Cuando aparecieron las vacunas COVID en el escenario, las cosas cambiaron de verdad» y «los mandos militares empezaron a tratarnos de forma diferente», dijo con relación a los que se mantuvieron firmes contra la vacuna, citando como ejemplo, que en algunos despliegues de dos meses, los miembros del servicio no vacunados no podían abandonar el muelle una vez que su barco estaba atracado en el puerto. «Tuvimos que enviar a gente para que nos consiguiera los artículos de primera necesidad que necesitábamos durante los largos despliegues», dijo Southwell. «Básicamente, nos sentíamos como si estuviéramos en prisión durante dos meses».

«Nos segregaron para que lleváramos mascarillas N-95 cuando a otros miembros vacunados se les permitían privilegios, como no llevar mascarillas en absoluto o llevar mascarillas de tela normales».

Southwell también recordó haber visto «el nombre de todos los que no estaban vacunados expuesto en el pasillo principal del Cutter [un buque comisionado] para que todos lo vieran». Ante la amenaza de que podría tratarse de una violación de la HIPPA, se retiró la lista de miembros del servicio no vacunados. «Pero el daño ya estaba hecho», lo que fue vergonzoso y coercitivo, añadió.

En su opinión, indicó que los militares «líderes ya no lideran» y «el liderazgo es demasiado burocrático y político, hoy en día».

Como resultado, «ser licenciado por negarme a recibir el pinchazo fue al 100 por ciento la decisión correcta, [ya que] no podría servir en la Guardia Costera actual, que ha dado la espalda a algunos de sus miembros más críticos».

El Pentágono y la Guardia Costera no respondieron a las preguntas de The Epoch Times.

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