Las expectativas de inflación entre los consumidores estadounidenses subieron a un máximo de ocho años en agosto, según una nueva encuesta de la Reserva Federal de Nueva York.
Tanto las expectativas de inflación a corto plazo como a mediano plazo subieron en agosto a sus niveles más altos en la historia de registros que se remonta a 2013, según la encuesta del 13 de septiembre.
Las expectativas de los consumidores sobre lo que será la inflación en el plazo de un año aumentaron en promedio del 4.9% en julio al 5.2% en agosto. Los estadounidenses de 60 años o más son los que prevén un mayor aumento de los precios a corto plazo, con una previsión de una tasa promedio de inflación del 6.0%, mientras que para los menores de 40 años la previsión es más baja, de un 4.5%. Desglosado por ingresos, las personas que ganan entre 50,000 y 100,000 dólares declararon una tasa promedio de inflación más alta para un plazo de un año, del 5.5%, mientras que los que ganan sobre los 100,000 dólares declararon una inflación más baja, del 4.9%.
Las expectativas de los consumidores sobre la inflación a tres años de plazo aumentaron de un promedio del 3.7% en julio al 4.0% en agosto. La previsión con un aumento mayor a un plazo de tres años fue expresada por los estadounidenses de 60 años o más, con una predicción promedio del 4.9 por ciento. Los menores de 40 años son los que tuvieron las previsiones más bajas, de un 3,0 por ciento. Desglosado por ingresos, las personas que ganan entre 50,000 y 100,000 dólares declararon una tasa promedio de inflación más alta a un plazo de tres años, del 4.2%, mientras que los que ganan más de 100,000 dólares declararon una tasa más baja, del 3.5%.
La encuesta de la Reserva Federal (Fed) de Nueva York sobre las expectativas de los consumidores, que se basa en un panel rotativo de 1300 hogares, puede ser un indicador útil para los funcionarios de la Fed a la hora de sopesar las perspectivas de inflación y reflexionar sobre las medidas políticas correspondientes. Los responsables de la política económica de la Fed han estado debatiendo cómo y cuándo empezar a retirar las medidas de apoyo extraordinarias proporcionadas durante la pandemia de COVID-19. Algunos funcionarios han expresado su preocupación de que las recientes presiones inflacionistas puedan durar más de lo previsto.
El año pasado, la Reserva Federal redujo a un valor casi cero su tipo de interés de referencia a un día y comenzó a comprar cada mes 120,000 millones de dólares en bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas para reforzar la economía. Aunque el alza de las tasas aún no está sobre la mesa, los funcionarios de la Reserva Federal están estudiando cuándo empezar a reducir las compras de activos. Se espera que la reunión del 21 y 22 de septiembre del Comité Federal de Mercado Abierto, el órgano que toma las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, anuncie un posible calendario de reducción.
La encuesta sobre las expectativas de inflación por consumo también se produce antes de la muy esperada publicación, del 14 de septiembre, del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Departamento de Trabajo, el que mostrará del mes de agosto el alcance de las presiones al alza de precios. Los datos del mes pasado mostraron que los precios al consumidor volvieron a subir en julio, aunque al ritmo mensual más lento desde febrero, con un aumento del IPC del 0.5% en julio con respecto a junio, tras el anterior aumento mensual del 0.9%. La inflación interanual de los precios al consumidor se situó en julio en el 5.4%, igualando la cifra de junio, que supuso el mayor repunte en doce meses desde 2008.
Las acciones mundiales y el dólar se mantuvieron estables el martes por la mañana antes de la publicación del IPC, que será seguida de cerca por los inversores en busca de pistas sobre los planes de reducción de la Fed.
El Departamento de Trabajo informó la semana pasada de que los precios de producción aumentaron en agosto a su ritmo anual más alto registrado y ligeramente por encima de las expectativas, lo que refuerza la preocupación general por el aumento de los precios, ya que los mayores costes de producción tienden a repercutir en los consumidores.
En los 12 meses que terminaron en agosto, el Índice de Precios de Productor (IPP) para la demanda final subió un 8.3%, la cifra más alta en la historia de la serie de datos que se remonta a 2010, dijo el Departamento de Trabajo en un comunicado del 10 de septiembre. En términos intermensuales, el IPP para la demanda final subió un 0.7% en agosto, menos que el 1.0% registrado en junio y julio, lo que sugiere que el repunte de la inflación de los precios de producción puede haber pasado.
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