Hollywood se ha rendido cada vez más ante la presión del régimen chino para censurar sus películas, amenazando la libertad de expresión, de acuerdo a un nuevo informe del grupo de derechos PEN America.
El informe, basado en parte en entrevistas con expertos de la industria, dice que Beijing ha utilizado el atractivo del masivo mercado cinematográfico de China para conseguir que los estudios de Hollywood censuren o alteren las películas— ya sea a través de solicitudes de censura directa o cada vez más a través de la autocensura voluntaria.
Este año, se proyecta que el mercado del cine chino supere a la taquilla de Estados Unidos, que en 2019 ascendió a USD 11,400 millones. Beijing permite que solo se proyecten 34 películas internacionales en el país cada año.
«Beijing ha enviado un mensaje claro al mundo del cine, que los cineastas que critiquen a China serán castigados, pero que aquellos que jueguen a la pelota con sus restricciones de censura serán recompensados», dice el informe titulado «Made in Hollywood, Censored by Beijing» («Hecho en Hollywood, censurado por Beijing»), publicado el 5 de agosto.
«El Partido Comunista Chino, de hecho, tiene una gran influencia sobre si una película de Hollywood será rentable o no—y los ejecutivos del estudio lo saben».
El informe examinó numerosos casos de autocensura de Hollywood en un intento de aplacar al régimen. Por ejemplo, la bandera taiwanesa se quitó de la chaqueta de Tom Cruise en la próxima secuela de Top Gun, y se cambió una escena de la película de zombies de 2013 «World War Z» para eliminar una referencia a China como el lugar donde se originó el virus que generó el brote de zombies.
“Si bien algunas de estas modificaciones pueden parecer menores, el corte de una bandera taiwanesa por aquí o eliminar un punto menor de la trama por allá, tales censuras que van creciendo afectan la libertad artística y cultural, silencia las voces disidentes y puede sesgar las percepciones globales que son moldeadas por películas poderosas», dijo James Tager, autor principal y subdirector de investigación y política de libre expresión en PEN, en un comunicado.
La advertencia se produjo luego de que el fiscal general de EE. UU. William Barr criticara el mes pasado a Hollywood por «arrodillarse» ante el régimen comunista en aras de las ganancias.
«Cada año en los Premios de la Academia, los estadounidenses son aleccionados sobre cómo este país no cumple con los ideales de justicia social de Hollywood», dijo Barr el 16 de julio. «Pero Hollywood ahora censura regularmente sus propias películas para apaciguar al Partido Comunista Chino—el violador de derechos humanos más poderoso del mundo».
La presión de Beijing no se limitó a las películas destinadas al mercado chino. El informe citó a Stanley Rosen, profesor de ciencias políticas y relaciones internacionales en la Universidad del Sur de California, quien advirtió que el régimen «se centrará en todo lo que tiene un componente de China».
«No piense de que si está haciendo algo que no está destinado a China, que es una película independiente destinada a un mercado pequeño, de que China no se dará cuenta y que no perjudicará a su película taquillera. Sí lo hará», dijo Rosen.
Un productor que trabajó en varios proyectos con respaldo de China, le dijo a PEN: «La mayoría de la gente no critica a China, porque existe la expectativa de ‘nunca volveré a trabajar'».
PEN señaló que muchos productores y guionistas hablaron con el grupo de forma anónima, por temor a represalias financieras y profesionales si criticaban abiertamente la creciente influencia del régimen en Hollywood.
El informe también dijo que las producciones conjuntas entre los estudios estadounidenses y chinos, que permiten que Hollywood ingrese de otra forma al mercado chino, tienen la censura como un requisito incorporado. Estas coproducciones le han permitido al régimen avanzar con su mensaje político, dijo. Por ejemplo, la película animada de 2019, «Abominable» muestra un mapa con la «línea de nueve guiones» que utiliza el régimen para indicar sus reclamos territoriales en el Mar de la China Meridional. Los reclamos de Beijing son disputados por varios países del sudeste asiático y fueron declarados ilegales por un tribunal internacional en 2016.
La creciente inversión china en Hollywood también ha ejercido una presión indirecta para complacer a los censuradores chinos. «Los inversionistas tienen fuertes incentivos para asegurarse de que sus socios de Hollywood y el Departamento Central de Propaganda coincidan con sus posturas», dijo.
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