La comunidad de inteligencia de EE. UU. anunció que no llegó a una evaluación concluyente con respecto a los orígenes del COVID-19, incluido si el virus se filtró de un laboratorio chino, luego de una investigación de 90 días que ordenó a principios de este año el presidente Joe Biden, según un resumen de los hallazgos.
Los funcionarios de la agencia dijeron (pdf) que el régimen chino aún no está dispuesto a cooperar en su investigación para obtener respuestas sobre los orígenes del virus. El régimen tendría que cooperar plenamente con una investigación estadounidense para determinar si el virus proviene de un laboratorio o no.
«Lo más probable es que se necesite la cooperación de China para llegar a una evaluación concluyente de los orígenes del COVID-19», afirmó su informe. «Beijing, sin embargo, sigue obstaculizando la investigación global, se resiste a compartir información y culpa a otros países, incluido Estados Unidos».
«Estas acciones reflejan, en parte, la propia incertidumbre del gobierno de China sobre a dónde podría conducir una investigación, así como su frustración de que la comunidad internacional esté utilizando el tema para ejercer presión política sobre China».
Los funcionarios de inteligencia, agregó el resumen, todavía están en conflicto sobre si el virus se filtró de un laboratorio en Wuhan, China, en 2019, o si fue transmitido por un animal a un humano. Las agencias de inteligencia dijeron que las dos teorías son posibles, según el informe publicado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional el viernes.
«Todas las agencias evalúan que dos hipótesis son plausibles: la exposición natural a un animal infectado y un incidente asociado al laboratorio», señaló el informe, y agregó que el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) «probablemente surgió e infectó a los humanos a través de una exposición inicial a pequeña escala que ocurrió a más tardar en noviembre de 2019».
El virus no se desarrolló dentro del laboratorio como un arma biológica, descubrió el informe, y agregó que hay «poca confianza» entre «la mayoría de las agencias» de que no fue diseñado genéticamente. No hubo pruebas suficientes para llegar a una conclusión concreta, concluyó.
«Finalmente, la [comunidad de inteligencia] enalizó que los funcionarios de China no tenían conocimiento previo del virus antes de que surgiera el brote inicial de COVID-19», dijo el informe. Sin embargo, el PCCh no ha proporcionado a la comunidad de inteligencia ni a la comunidad científica mundial «muestras clínicas o una comprensión completa de los datos epidemiológicos de los primeros casos del COVID-19».
A principios de este año, Biden lanzó una revisión de los orígenes del virus del PCCh en medio de pedidos para investigar informes de científicos chinos del Instituto de Virología de Wuhan que se enfermaron y fueron hospitalizados en noviembre de 2019.
En un comunicado el viernes, Biden dijo que el régimen chino obstruyó los esfuerzos para investigar el COVID-19 «desde el comienzo» de la pandemia mientras acusaba al PCCh de eludir su responsabilidad.
“El mundo merece respuestas y no descansaré hasta que las obtengamos”, dijo. «Las naciones responsables no eluden este tipo de responsabilidades con el resto del mundo».
Desde el comienzo de la pandemia, los funcionarios chinos han afirmado que el virus se transmitió a los humanos a través de un mercado húmedo en Wuhan, ubicado a varias millas del laboratorio de alta seguridad. Sin embargo, el régimen suprimió activamente la información que circulaba online y que era contraria a la narrativa oficial de que el brote de COVID-19 se pudo haber contenido, y castigó a los médicos que emitieron advertencias sobre el virus.
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