Una investigadora china fue condenada a 30 meses de prisión el 1 de febrero por conspirar para robar secretos comerciales de Estados Unidos y obtener beneficios en China.
Chen Li, de 47 años, exresidente en Dublin (Ohio), trabajó en el Instituto de Investigación del Hospital Infantil de la Nación de Ohio desde 2008 hasta 2018. Su marido, Zhou Yu, de 50 años, trabajó en otro laboratorio de investigación médica del mismo hospital desde 2007 hasta 2017.
En 2015, fundaron una empresa de biotecnología en China, que vendía «kits de aislamiento» de exosomas basados en secretos comerciales relacionados con los exosomas robados al hospital, sin que este lo supiera.
Beijing GenExosome era el nombre de la empresa con sede en China que la pareja creó. La empresa fue finalmente adquirida en octubre de 2017 por GenExosome Technologies, una filial de la empresa de biotecnología con sede en Nueva Jersey Avalon GloboCare Corp.
Los exosomas son pequeños sacos que contienen ácido nucleico y proteínas y desempeñan un papel importante en la comunicación entre células. Se ha descubierto que son importantes en el tratamiento de múltiples enfermedades, como el cáncer de hígado, la fibrosis hepática y una enfermedad intestinal llamada enterocolitis necrotizante que afecta a los bebés prematuros, así como en la terapia de regeneración de tejidos.
Según la acusación, la pareja recibió financiación de varias entidades gubernamentales chinas, entre ellas la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China, una institución administrada por el Consejo de Estado (similar al Gabinete de Estados Unidos), y la Administración Estatal de Asuntos de Expertos Extranjeros de China, una agencia responsable de la contratación de extranjeros.
Chen también se presentó a múltiples planes de talento chinos, que según el Departamento de Justicia (DOJ), son «un método utilizado por China para transferir investigación y tecnología extranjeras al gobierno chino».
La pareja fue detenida en California en julio de 2019 y posteriormente acusada. En julio de 2020, Chen se declaró culpable de los cargos de robo de secretos comerciales y fraude electrónico. Zhou se declaró culpable de cargos similares en diciembre del año pasado y ahora espera la sentencia.
«Chen y su esposo ejecutaron un plan durante varios años para establecer empresas en China, robar investigaciones estadounidenses y beneficiarse de ello», declaró el fiscal federal David M. DeVillers para el Distrito Sur de Ohio, en un comunicado de prensa del DOJ.
Y añadió: «Chen participó voluntariamente en los planes a largo plazo del gobierno chino para robar la propiedad intelectual estadounidense. Se merece una condena en una prisión federal».
Como parte de su sentencia, Chen también fue condenada a pagar 2.6 millones de dólares en concepto de restitución. También perderá alrededor de 1.25 millones de dólares, 500,000 acciones ordinarias de Avalon GloboCare Corp. y 400 acciones ordinarias de la filial de Avalon, GenExosome Technologies.
Según un informe de Columbus Business First, Zhou fue nombrado codirector general de la filial estadounidense en 2017. Pero fue despedido de la empresa en agosto de 2019, aproximadamente un mes después de ser acusado.
«Durante demasiado tiempo, la República Popular China (RPC) ha alentado el robo descarado de secretos comerciales estadounidenses a través de programas del gobierno chino que recompensan a los investigadores por robar lo que China no puede producir a través de su propio ingenio», dijo el fiscal general adjunto John C. Demers para la División de Seguridad Nacional.
Y añadió: «Estos programas, como el de los Mil Talentos, no son plataformas inocuas de colaboración académica. Que hoy se haya concluido con éxito otro proceso por robo de secretos comerciales fomentado por el Gobierno de la República Popular China sirve de advertencia a todos los que pretendan beneficiarse de los intentos ilícitos de China por lograr el dominio tecnológico mediante el robo».
El Plan de los Mil Talentos, que Beijing puso en marcha en 2008, es uno de los muchos programas de captación de talentos que el régimen chino mantiene desde hace décadas, para atraer a expertos chinos y extranjeros para que trabajen en los sectores científico y tecnológico de China.
Mediante estos programas, Beijing espera convertir rápidamente a China en una potencia industrial y de innovación, y transformar su ejército para que rivalice con el de Estados Unidos.
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