Nate, un joven de 20 años brillante y elocuente al que entrevisté recientemente, me sorprendió con esta observación, que he parafraseado aquí: “Cuando estaba en la escuela secundaria, estaba aburrido y jugaba muchos videojuegos, e intentaba pensar en formas en las que podría ganar mucho dinero y tener una vida cómoda».
“Pero un día me di cuenta de que la comodidad no era lo que quería. Quería una vida dura que me desafiara”.
Nate ha pasado los últimos dos años con el objetivo de hacer realidad ese deseo, viajando por el país a diferentes iglesias con un equipo de otros jóvenes de fe, dando charlas y dirigiendo talleres para adolescentes. Ahora está considerando el ministerio o convertirse en misionero.
El deseo de este joven por una vida desafiante trajo varios pensamientos.
Por un lado, los estadounidenses atesoramos nuestras comodidades. Como la mayoría de los seres humanos, valoramos la seguridad. Queremos un buen hogar, buena comida en la mesa y dinero en el banco.
Para algunos, sin embargo, la definición de comodidad incluye actividades como llenar todas las noches con televisión, jugar en una pantalla o abrir demasiadas cervezas. El placer y la comodidad se convierten en anestésicos, formas de escapar del trabajo y de las obligaciones diarias, o como sustitutos de opciones más rigurosas. Muchos jóvenes de la edad de Nate, por ejemplo, prefieren jugar “Call of Duty” a unirse a la Infantería de Marina.
Por otro lado, la mayoría de los adultos no necesitan buscar desafíos en la vida. Todos los adultos que he conocido han enfrentado la desdicha que traen las dificultades: la muerte de amigos y familiares, romances rotos, bancarrota, la pérdida de un trabajo.
Otros desafíos (un bebé recién nacido, la apertura de una pequeña empresa) traen ramificaciones más positivas, sin embargo aumentan la adrenalina y hacen que nuestras mentes se sobrecarguen.
Y no debemos olvidar que, para muchas personas, encontrar comodidad y seguridad es el desafío. El padre de dos hijos que trabaja a tiempo completo mientras cuida a su esposa enferma puede soñar con un día en el que el fin de semana traiga descanso en lugar de más responsabilidades. La empresaria de 40 años que luchó para salir de la pobreza y el crimen del norte de Filadelfia pudo haber logrado lo que parecía un sueño imposible: una casa en un vecindario agradable, y siente que ha superado suficientes desafíos para toda la vida.
Esta lista de pruebas y errores que son parte de la condición humana, buenos y malos, es tan larga como mi brazo. La vida llega a toda velocidad y las personas se ven obligadas a ponerse de pie y luchar o huir. La mayoría de ellos enfrentan el fuego.
Aun así, entiendo el punto de Nate. Sus ambiciones me recordaron algo que dijo el Papa Benedicto XVI: “El mundo te ofrece confort, pero tú no fuiste hecho para el confort. Fuiste hecho para la grandeza”.
Creo que eso es lo que Nate quiso decir, y buscar lo mejor de nosotros mismos es sin duda una meta valiosa. Muchos de ustedes, lectores, persiguen este mismo objetivo. Si se esfuerza por hacer de su rincón del mundo un mejor lugar, ya sea con su trabajo o como voluntario para una buena causa, si está criando a los niños lo mejor que puede, si es honorable y amable, ha puesto la comodidad a un lado y aceptó un desafío.
Los desafíos son difíciles, pero ¿la comodidad significa felicidad? Probablemente no, la mayoría de las veces. Un ejemplo sencillo es el del recién nacido mencionado anteriormente. Antes de que apareciera ese pequeño bulto, sus padres dormían toda la noche y cenaban afuera varias veces a la semana. Pero ¿devolverían a ese bebé para recuperar estas comodidades perdidas?
En cuanto a Nate, sospecho que sea cual sea el camino que recorra, probablemente no tendrá que perseguir desafíos. Lo encontrarán sin ningún problema.
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