Recién confirmada por el Senado, la futura jueza de la Corte Suprema, Ketanji Brown Jackson, dijo el 7 de abril que, como miembro del máximo tribunal del país, tratará de defender el estado de derecho y no invadir los ámbitos que corresponden al Congreso.
En su intervención en la Casa Blanca, en Washington, Jackson dio las gracias a una serie de personas, entre ellas su familia y el presidente Joe Biden, en unas declaraciones en las que se refirió a cómo piensa decidir sobre los casos cuando asuma su nuevo cargo.
Jackson dijo en un momento dado que «parte de la genialidad del marco constitucional de Estados Unidos es su diseño, y que los creadores confiaron al Poder Judicial un papel crucial pero limitado», repitiendo una postura que sacó a relucir en repetidas ocasiones durante sus audiencias de confirmación cuando le preguntaron por las leves sentencias que impuso a personas que cometieron delitos relacionados con la pornografía infantil.
«También he pasado la mayor parte de la última década escuchando miles de casos y escribiendo cientos de fallos. Y en todos los casos, he hecho todo lo posible para mantenerme en mi carril, y para llegar a un resultado que sea coherente con mi comprensión de la ley, y con la obligación de fallar de forma independiente, sin miedo ni favor», dijo Jackson, refiriéndose a su tiempo como jueza en un tribunal de distrito de EE. UU. y, más recientemente, en un tribunal de apelación.
«Me siento honrada de continuar de esta manera como jueza asociada de la Corte Suprema de Estados Unidos, trabajando con brillantes colegas, apoyando y defendiendo la Constitución, y defendiendo firmemente el estado de derecho», dijo.
Durante las audiencias, Jackson fue criticada por negarse a responder a algunas preguntas, entre ellas cómo definiría la palabra «mujer», mientras que en general se negó a dar detalles sobre su filosofía judicial.
La oportunidad de que Biden nombrara a Jackson se produjo después de que el juez Stephen Breyer decidiera retirarse casi tres décadas después de haber sido nombrado por el presidente Bill Clinton.
Jackson fue en su día secretaria de Breyer. El viernes, se tomó el tiempo para elogiar el «compromiso de Breyer con un poder judicial independiente e imparcial» y «el estado de derecho», sugiriendo que podría abordar los casos de forma similar a como lo hace él.
Breyer, hasta que se jubile al final del actual periodo de sesiones, es uno de los tres jueces nombrados por presidentes demócratas, que suelen votar juntos en los casos.
Los otros seis fueron nombrados por republicanos, incluidos tres por el presidente Donald Trump. Esos seis suelen dividirse en las decisiones.
Biden se comprometió durante la campaña de 2020 a elegir a una mujer negra si tenía la oportunidad de hacer un nombramiento para la Corte Suprema y Jackson está preparada para ser la primera mujer negra en servir en el tribunal.
Biden, como senador, fue uno de los varios demócratas que trabajaron para bloquear el nombramiento de la jueza Janice Rogers Brown, que es negra, para un tribunal federal de apelaciones, y dijo que trataría de bloquear la incorporación a la Corte Suprema si fuera nombrada.
Biden dijo el jueves que «vamos a mirar atrás y ver esto como un momento de verdadero cambio en la historia de Estados Unidos», y añadió que cree que Jackson será una jueza justa e imparcial.
Jackson dijo que ha recibido miles de notas, tarjetas y fotografías que expresan lo que el momento significa para varias personas, incluyendo niños.
«Han tenido que pasar 232 años y 115 nombramientos previos para que una mujer negra sea seleccionada para servir en la Corrte Suprema de Estados Unidos. Pero lo hemos conseguido. Lo hemos conseguido todos, todos», dijo, arrancando aplausos. «Y nuestros hijos me dicen que ven, ahora más que nunca, que aquí, en Estados Unidos, todo es posible. También me dicen que soy un modelo a seguir, lo que tomo como una oportunidad y como una enorme responsabilidad».
«Al asumir este nuevo papel, creo firmemente que este es un momento en el que todos los estadounidenses pueden sentirse muy orgullosos», añadió. «Hemos recorrido un largo camino para perfeccionar nuestra unión. En mi familia, solo hizo falta una generación para pasar de la segregación a la Corte Suprema de Estados Unidos. Y es un honor, el honor de toda una vida, para mí tener esta oportunidad de unirme al tribunal para promover el Estado de Derecho al más alto nivel y hacer mi parte para llevar nuestro proyecto compartido de democracia e igualdad de justicia bajo la ley hacia el futuro».
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